En el partido existe un área de 146 hectáreas destinada a la preservación de las especies autóctonas
Desde hace tres años Pilar cuenta con su reserva natural, un lugar proyectado para poder contactarse con la flora y la fauna locales, a orillas del río Luján y a metros de la ruta provincial N° 25. Lindante a la ex fábrica militar, las 146 hectáreas se presentan como uno de los pulmones más bellos de la zona.
La idea se remonta hacia fines de 2002, cuando Marta Liliana Murga, actual presidenta de la Asociación para la Protección del Patrimonio Natural del Partido del Pilar (Appnpp), le transmitió al Consejo Deliberante la necesidad de contar con un área protegida.
"Rápidamente llegó la reacción del Consejo y a partir de allí comenzamos a buscar terrenos fiscales para la instalación de nuestra reserva; por aquel entonces todos los partidos cercanos a Pilar tenían su espacio, menos nosotros. Lo que comenzó con un predio de 13 hectáreas hoy ocupa más de 145", sostiene Marta, una comisaria de a bordo de Aerolíneas Argentinas, que reparte su tiempo entre su pasión, el estudio de la naturaleza y los vuelos.
El antecedente más inmediato que se tenía era un pedido de reserva natural solicitado a principios de la década del 90, hecho que facilitó aún más la concesión del terreno, definida el 20 de agosto de 2003 por medio de un decreto municipal.
Hoy, el terreno donde se encuentra la reserva, tras más de 30 meses de trabajo y gracias a la dedicación de un diminuto grupo de voluntarios, comenzó a recuperar su fisonomía de llanura horizontal o suavemente ondulada en la que la vegetación dominante es la estepa con predominio de gramíneas y otras herbáceas, que presenta aisladamente algunos arbustos.
"En la reserva conviven más de 166 especies de pájaros con juncos, catay, duraznillo blanco, tala cinacina junto con algunos arbustos como sarandí y sauces, y con vegetación herbácea de escaso porte, entre la que se observan manchones de lirio amarillo exótico", explica Murga.
En la actualidad existen varios proyectos ambiciosos entre los cuales se encuentra uno reservado para las personas que viven en los countries, los barrios y los clubes privados de la zona. "Hay 40 especies de árboles nativos que desaparecieron con la creación del ferrocarril; con ellos también se fueron decenas de especies de nuestra fauna. Por eso ahora estamos instando a los vecinos de las nuevas urbanizaciones a reforestar con especies autóctonas de aquí. Se realizan charlas y cursos con especialistas en la materia, los cuales tienen una gran repercusión de público", expresa la presidenta de la Appnpp, entidad sin fines de lucro que cuenta con un centenar de socios y una quincena de voluntarios.
Otra de las aspiraciones es la creación de un conjunto de áreas reservadas ribereñas, que permita vincular los distintos partidos dando lugar a un lugar extenso y seguro que permita preservar la continuidad de cientos de especies. "El vecino se interesa, pero cuesta mucho que participe. Todos hablan de la ecología y que hay que cuidar los ríos, pero pocos son los que ponen el hombro y trabajan para eso. No obstante, poco a poco lo vamos a conseguir, ya que cuidar el medio ambiente no es más que cuidarnos a nosotros.
"El próximo paso es conseguir el dinero para la construcción de la casa del guardaparque, necesitamos que el lugar esté abierto todos los días (y no como ahora, sábado, de 9 a 19, y domingo, de 9 a 17) y que cuente con el cuidado de un profesional. Ya contamos con la promesa de la Municipalidad: nosotros ponemos la casa y ellos, el guardaparque", concluye.
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