Las peonías han sido tema dominante en estos últimos años, ya que había grandes proyectos comerciales relativos a su cultivo en valles patagónicos y a su exportación como flor cortada en los grandes centros europeos. En 2006 se había creado la Sociedad Anónima Patagónica Flower Group, integrada en su principio por Marcelo Sasaki, Susana Taira, Roberto Giúdice y el holandés Erc Millenaar, con objeto de cultivar y exportar flores de peonía a fines de primavera y principios de verano, que es cuando aquí florecen, ya que el consumo de esas flores se intensifica en Europa para Navidad y Año Nuevo. Con ese objetivo se implantaron cinco hectáreas de bulbos de peonías de diferentes variedades y colores, en Trevelín, cercano a Esquel. Los cultivos estaban a cargo de ingenieros agrónomos argentinos, asesorados por técnicos holandeses. Tanto las especies elegidas como las técnicas de cultivo aseguran la producción de hasta diez varas por planta.
A fines de noviembre y principios de diciembre se realiza la recolección de flores, ya que los días templados y las noches aún frescas proporcionan un clima ideal para la tarea. Dificultades en el transporte al exterior y problemas de comercialización determinaron que la producción se vuelque en el mercado interno, ya que el transporte demandaría cuidados y trámites complicados y difíciles. Por ahora y hasta que se regularice el comercio exterior, la exportación está en espera.
La peonía es originaria de China y Japón, y está considerada entre las mejores, más antiguas y más importantes plantas ornamentales perennes de las regiones templadas. Hay ejemplos verificables de ejemplares longevos, en excelente estado. En la vieja quinta de Mercedes, donde había nacido mi madre, había una peonía arbórea, peonía frutticossa, que conocí desde siempre y se secó hace unos pocos años. Era un pequeño arbolito leñoso que no llegaba a los 2 metros, que daba unas flores como grandes esferas rosadas.
Hace poco compré una planta formada por varios tallos finos, con flores semidobles rojas que prospera muy bien en maceta grande, y mi vecina Blanca me regaló la flor blanca de una peonía que cultiva apoyada en un tapial.