Con una oferta escasa y alta demanda, el barrio impulsa la mudanza de empresas en la que la mayoría de sus empleados son millennials;el microclima y los servicios son su principal atracción
Los millennials cambiaron muchos aspectos que tienen que ver con la vida y las condiciones laborales. La elección del lugar de trabajo –el sitio físico donde se ubica la oficina– no está exenta de las pretensiones de los profesionales más jóvenes. Sus deseos por trabajar en un ambiente ameno, flexible y que a la vez no los lleve a microcentro todos los días es una de las tendencias que se consolida. En este sentido, los desarrolladores y players del sector pusieron el ojo en Palermo.
“En el centro, la tradicional base para el segmento corporativo como Catalinas o Plaza Roma, es la que más metros cuadrados tracciona. Por otra parte, está el movimiento hacia el Norte –Panamericana y Olivos– y en el medio aparece Palermo, como una zona distinta”, grafica Mariana Stange, asesora especialista en el sector corporativo. Explica que el diferencial de ese barrio de la ciudad se sustenta en los servicios que ofrece y las empresas que lo eligen para sentar su base. “Son en general empresas con un staff de millennials, que buscan un tipo de ambiente descontracturado en cuanto a formas y más flexible”, asegura la ejecutiva.
Así, esta tendencia comenzó a consolidarse en los últimos cinco años, con unos pocos edificios que apuntaban a conquistar una demanda insatisfecha. Se trata de terrenos pequeños, con edificios de unos 2500 a 3500 metros cuadrados. En general, se edifican entre seis o siete plantas, con unos 400 metros cuadrados por piso. Martín Urgotti, socio junto a Diego Zappella de la desarrolladora Jack Green asegura que cuando empezaron a trabajar en proyectos en Palermo el polo de oficinas “no estaba desarrollado”. “Tiene todas las posibilidades para ser una zona fuerte por sus atributos: conexiones, movida gastronómica y un ambiente totalmente distinto al de microcentro”, destaca. Así, Palermo Hollywood –la zona delimitada por Dorrego, Juan B. Justo, Santa Fe y Corrientes –es la que tiene mayor desarrollo y oferta para el segmento corporate. “ Cuando decidimos apostar a Palermo vimos la tendencia y el cambio de hábitos de las nuevas generaciones: los millennials tienen un concepto de vida y parámetros que no eran tan relevantes para otras generaciones: hoy, cuando ven un aviso se fijan dónde es la oficina”, asegura Urgotti.
Con este movimiento, la zona que tradicionalmente estaba destinada a estudios u oficinas pequeñas, hoy ofrece la oportunidad de más metros con edificios de calidad. “Hay muchos edificios que se alquilan en block: empresas de medios o publicidad que, por un tema de imagen, toma edificios en block de 2500 metros en 10 pisos”, asegura Stange. La tendencia es a desarrollar edificios clase A con certificación LEED –sustentables– con características constructivas y tecnológicas que permiten la instalaciones de empresas de primer nivel.
Así se reconvirtió una zona que, hasta hace pocos años, únicamente se habían desarrollado edificios clase B, entre medianeras y apuntado a una demanda menos exigente. “No se requieren edificios con plantas gigantes porque el tipo de ubicación no es para la instalación de empresas con un alto volumen de empleados. Por lo tanto se busca desarrollar edificios con plantas entre 300 a 500 metros cuadrados y que sean divisibles y flexibles”, añade Alejandro Reyser, director Comercial de RED Real Estate Developers. Incluso, Stange, indica que en la zona aparece una nuevo concepto de edificios corporativos: AAA Boutique, que tienen todas las características de esa categoría pero en plantas de 250 metros cuadrados. “Apuntan a un público que busca la excelencia pero en plantas más chicas”, aclara Urgotti, de Jack Green.
En la zona la vacancia es muy baja. Combina alta demanda con escasa oferta. Esto se debe principalmente a que recién en los últimos años se empezaron a incorporar metros que sean atractivos para empresas. Reyser explica que la posibilidad de desarrollar edificios de oficinas es muy limitada por el código predominante. “Las pocas edificaciones que existen, o se están construyendo, tienen una demanda muy fuerte”, asegura.
Para los especialistas y developers, la migración de empresas a Palermo no tiene que ver con una cuestión de costos o precios de la renta. Las transacciones de oficinas para edificios clase A están en el orden de los US$ 33 a 35 el metro cuadrado de alquiler mensual. La vacancia general del mercado clase A ya está baja –ronda entre 5,5 y el 6 por ciento– y sigue en descenso. “Es más es un barrio en el que la misma tiende a cero y prácticamente no hay oficinas disponibles en los edificios existentes”, asegura Reyser, que tiene en desarrollo el Edificio La Rural, una torre Clase A de oficinas de 15 pisos con plantas de 360 metros cuadrados divisibles ubicada en la calle Juncal y Oro, en un terreno lindero al predio ferial y a tres cuadras de Plaza Italia, con perímetro libre, certificación LEED y con vistas totalmente abiertas. “Las obras se iniciaron en febrero y estimamos la entrega para fines del 2018. Se puso en marcha con el 90 por ciento vendido quedando aún oportunidades de inversión”, cuenta. “Arrancamos a desarrollar Palermo en 2009 porque vimos que la gente no quiere ir a zonas de alto tránsito. La visión fue 100 por ciento location”, coincide Urgoiti, de Jack Green. La firma hizo Boutique Work. Se trata de un complejo de tres edificios, de los cuales dos ya están terminados. “Entre los tres aportan una superficie de 13.000 metros y 8000 metros de alfombra”, explica. La firma trabaja además en un nuevo emprendimiento de 3700 metros cuadrados en Soler y Bonpland, que incorporará retail en la planta baja.
En la zona lo más valorado es la oferta muy importante de servicios, gimnasios, accesibilidad en bicicleta y transporte público. Asimismo, está muy cerca del verde con los bosques de Palermo y el Rosedal. “El mayor atractivo es poder acceder a un edificio de calidad en una ubicación que no es céntrica pero está muy cerca y tiene fácil acceso”, asegura Stange.