Sarah Storey y Melanie Tumlin sueñan con recorrer Estados Unidos junto a sus dos hijos Hayes, Baylor y su perro Lump.
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La moda de reformar una minivan o a veces una vieja camioneta se convirtió en algo muy común a lo largo de los años, aunque lo que realizan Sarah Storey y Melanie Tumlin, dos estadounidenses que son pareja y socias es realmente algo único: transformaron un viejo colectivo escolar y lo convirtieron en una casa rodante en el que recorren su país junto a sus hijos Hayes, Baylor y su perro Lump.
El deseo de tener algo propio las motivó a ambas a cumplir su sueño. Es que en 2019 ambas comenzaron a replantearse sus vidas: vivían en un departamento alquilado en Seattle de 23 metros cuadrados y decidieron apostar por algo nuevo. “Lo compramos en julio y completamos las renovaciones desde septiembre hasta enero de 2020, cuando nos mudamos a tiempo completo”, confiesa Melanie Tumlin, en diálogo con LA NACION. Fue así cuando las dos comenzaron a buscar opciones y la que más las sedujo fue un viejo micro de 1993 en el estado de Washington en excelentes condiciones con electricidad, un baño y un título RV que le permitiría a la familia usarlo como una casa sobre ruedas. Estaba en venta por US$10.000 pero lograron adquirirla por US$5500.
Melanie reconoce que si bien adquirieron el vehículo para “reducir gastos”, el motivo real era simplificar sus vidas: “Estábamos cansadas de trabajar muchas horas solo para pagar el alquiler; de esta manera, tenemos mucha más libertad para compartir tiempo juntas”, agrega.
Cómo fue el armado de la casa rodante
Tanto Sarah como Melanie fueron las que, junto a algunos amigos, diseñaron y renovaron el interior de su nuevo hogar: mantuvieron los colores y el estilo general, con paredes neutrales y un toque de color a través de distintos accesorios como una almohada roja y una alfombra colorida. También adaptaron y modificaron algunas de las características originales del autobús, dejaron sus techos altos, quitaron los asientos en donde antes se sentaban los más chicos que iban hacia la escuela y mantuvieron muchas de las ventanas del autobús abiertas y expuestas a la luz natural. En enero de 2020, antes de la pandemia, la familia emprendió viaje dentro su nueva casa de 22 metros cuadrados.
Con respecto a la organización, hubo una premisa que se respetó en todo momento: aprovechar los espacios. Es por eso que instalaron un almacenamiento inteligente en todas partes: despensas debajo de sus dos sofás, estantes colgantes y cajones de cocina ocultos. Detrás del asiento del conductor hay una pequeña cocina que tiene una estufa de propano de dos hornallas, una tostadora y una freidora (ambas funcionan con energía eléctrica). Por otra parte, también hay un baño con inodoro y ducha, y las habitaciones de los niños cuentan con una cama individual y un moisés hecho de madera en donde duerme Hayes, que tiene cuatro meses y medio. “Tenemos todo lo que necesitamos, nada que no tengamos, y encaja bastante bien con nuestra familia”, admite Melanie.
Esta exclusiva casa sobre ruedas también tiene un espacio para lo ecológico. La habitación blanca de la pareja se encuentra en la parte de atrás, y está elevada sobre un tanque de agua de 340 litros, que están junto a un conjunto de baterías que trabajan a base de energía solar.
Aislamiento, pandemia y, ¿nueva casa rodante?
La pareja supo adaptarse con facilidad al aislamiento. Es que la primera de ellas coordina una empresa llamada Camp Craft Cocktails, que trabaja en kits de cócteles con sede en Jacksonville, Florida. Su trabajo le permitió realizar sus actividades de forma remota desde la casa rodante desde que comenzó la pandemia. La pareja pasó la mayor parte del año pasado en el estado de Washington, actualmente viajan a través de Oregón, luego California, y finalmente se dirigen a Virginia para visitar a su familia.
En su futuro hay un solo objetivo: vivir a bordo de la casa rodante durante los próximos 2 a 4 años, tener más hijos y poder seguir recorriendo el resto de Estados Unidos. “Planeamos pasar otro año más o menos en el colectivo mientras construimos una pequeña casa sobre ruedas. Estamos viajando ahora y trabajando de forma remota, y lo continuaremos haciendo en el futuro previsible”, finalizan.
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