En los últimos años, la atención a lo que ocurre en el interior de casas, departamentos y espacios de trabajo ha ganado relevancia y se ha convertido en una de las piezas fundamentales a la hora de diseñar los espacios en este último tiempo en el cual los usos y costumbres han cambiado. Al diálogo entre la neurociencia y la psicología ambiental se lo denomina neuroarquitectura. Y es esta disciplina la que colabora en generar ambientes óptimos, eficientes e inteligentes para cada necesidad.
¿Qué es la neuroarquitectura?
Está comprobado que hay espacios que generan bienestar, mientras que otros producen angustia. Esta corriente estudia el impacto que ocasiona en el ser humano su relación con determinados ambientes y espacios arquitectónicos, más allá de la estética y el confort. Por tanto, su análisis es fundamental para directivos y líderes que busquen potenciar no sólo el rendimiento de sus equipos sino retener los talentos otorgándoles ambientes sustentables, agradables y saludables para trabajar.
“Arquitectos y neurocientíficos llevan más de una década trabajando interdisciplinariamente con el objetivo de diseñar edificios centrados en el funcionamiento del cerebro de sus ocupantes. De esta manera buscan fomentar el bienestar físico e intelectual, reduciendo el estrés y la ansiedad”, sostiene en diálogo con LA NACION Ani Rubinat, titular de la empresa de arquitectura corporativa Rubinat.
Hoy se valora más
Durante el aislamiento que se aplicó en el país durante el año pasado a raíz de la pandemia de coronavirus, las personas debieron permanecer la mayoría de su tiempo en el interior de sus casas por casi 24 horas los siete días de la semana. En algunos casos sirvió para encontrarse con sí mismo, a otros los llevó a replantearse cómo querían que fuesen los ambientes del interior en donde viven, para así hacer más llevadera su estadía dentro de sus hogares.
“En este tiempo hemos aprendido y valorizado la importancia de la luz natural, los espacios abiertos y con vista. Podemos ver hoy una gran tendencia a unificar ambientes, priorizando la flexibilidad, luminosidad y ventilación cruzada”, aclara Mariana Stange, especialista en asesoramiento corporativo.
Para lograr que cuerpo y mente se relajen, la neuroarquitectura es fundamental para lograr este propósito, ya que presta especial atención al wellbeing: al bienestar de los aspectos emocionales, que impactan de manera directa a las personas. “La arquitectura también debe ser entendida dentro del contexto de los efectos que el diseño produce tanto en la fisiología como en la psicología de sus ocupantes. Esto nos dará la oportunidad de crear espacios que tengan en cuenta las disposiciones biológicas de las personas para mejorar la experiencia de trabajar dentro de un ámbito saludable y motivador”, agrega Stange.
Cómo ordenar los espacios
Hay cuatro aspectos claves que hacen que la mente trabaje y sea mucho más productiva: iluminación, zonas verdes, colores y techos altos. Algunos estudios empíricos comprueban que los diseños en puntas y angulosos generan stress, mientras que tener techos altos en una oficina o casa estimulan la creatividad. Por otra parte, hay una serie de tips a tener en cuenta para mejorar, estimular y hacer más ameno tu tiempo en el interior de tu oficina:
- Los espacios rectangulares disminuyen la sensación de encierro o masificación frente a diseños cuadrados de planta.
- Las ventanas permiten escapes psicológicos. Esto descansa la mente, permitiendo volver a enfocar en el trabajo al “regresar” de estos pequeños desvíos que se toma la mente y por ende mejora el rendimiento.
- La luz natural favorece la recuperación en enfermos internados en hospitales, facilita el aprendizaje en alumnos y aumenta la productividad en equipos de trabajo
- Layouts abiertos facilitan la sinergia y la colaboración, incentivan el encuentro de miradas
- Espacios de trabajo que pueden ser personalizados por sus ocupantes genera empleados más creativos y focalizados que si trabajan en espacios austeros o neutros.
- Incorporar plantas genera confort y emociones agradables
Colores que influyen
Cabe destacar que los colores influyen y condicionan el estado de ánimo de las personas, es por eso que los tonos cercanos a la naturaleza (verdes, azules, amarillos) reducen el estrés, aumentan la sensación de confort e inciden sobre la percepción del espacio como un edificio saludable, mientras que los tonos como el rojo captan la atención del receptor por lo que en tareas de concentración son los más indicados. En una oficina el uso de colores claros descansan, mientras que los oscuros bajan el nivel de comunicación entre compañeros de trabajo.
- Rojo: tonalidad que da una sensación de intensidad y cálidez que provoca emoción y alegría. Es utilizado en comedores y salas que tienen como objetivo impulsar la creatividad.
- Azul: color frío que provoca paz y tranquilidad. Ideal para salas de relax, siestarios o salas de reunión. También es utilizado en recepciones y salas de espera.
- Verde: es la tonalidad que inspira y genera en las personas una sensación de balance. Provoca equilibrio y armonía en los ambientes en los que se utiliza.
- Amarillo: otro color emocional, más relacionado con la confianza, la seguridad, el optimismo y la creatividad.
- Naranja: es la tonalidad de la sensualidad y la abundancia. Provoca emociones de alegría y bienestar.