El mundo de la hospitalidad y del turismo vive en permanente cambio, intentando adaptarse a las nuevas tendencias. Hace unos años fue el turno de los hoteles boutique y más tarde llegaron los temáticos, que le dieron paso a la búsqueda de las experiencias. Así, desde el sector se optó por la atención personalizada y la cocina de autor o gourmet: dos factores que al público le resultaron determinantes para la elección del hospedaje. Las nuevas tendencias dejan a la luz un nuevo fenómeno que cuenta con la aprobación de los más jóvenes, especialmente la de los millennials y de la Generación Z: los microhoteles.
Estos complejos, que se inspiran en el modelo japonés denominado de "nicho" o "cápsulas", y que nacieron hace unas cuatro décadas, lejos de resignar la calidad y el servicio, parecen duplicarlos. El concepto de microhoteles actualmente se multiplica en ciudades importantes, como París, Londres, Nueva York, Dublín, Ámsterdam, Chicago o Nueva Orleans. Son proyectos que suelen ofrecer habitaciones con diseños minimalistas, con superficies que van de los 10 a los 20 metros cuadrados; es decir, suelen tener la mitad del tamaño de un cuarto típico de un hotel urbano.
Los nanohoteles –como también se los conoce– suelen contar con mobiliario que, en la mayoría de los casos, pueden guardarse o plegarse. Otra de las diferencias con los complejos convencionales son las zonas húmedas. Los baños, en lugar de estar equipados con bañaderas, tienen duchas. En estos lugares cada metro cuadrado vale oro, por eso los arquitectos comenzaron a ahorrarlos y a abrazar una frase que en la actualidad se convirtió en un mantra: "Menos metros ociosos, más habitaciones".
Una de las características de estos hoteles es su tarifa económica o low cost, una variable que aumenta su demanda. Los que más reclaman este tipo de producto son los empresarios y turistas jóvenes, que solo acuden a ellos para descansar. Según los especialistas, el público de este tipo de inmuebles disfruta más de las zonas comunes o de las recorridas por la ciudad que de su estadía en su habitación. Además, debido a su tamaño, los viajeros se benefician con precios más económicos, sin dejar de lado la esencia que tanto caracteriza a cada firma.
Los espacios comunes en este tipo de complejos suelen ser lugares muy cuidados, con grandes detalles de diseño y con una decoración refinada que invitan a quedarse. Cuentan con lobbies, sala de espera, biblioteca, bar, restaurante o salón de desayuno, gimnasios y, en algunos casos, también espacios de trabajo. Todos estos lugares tienen denominadores comunes: grandes dimensiones, atractivos visuales de todo tipo y un gran predominio de la luz natural. El objetivo es hacer la estadía en estos espacios más amigable y placentera.
Según algunos especialistas, el éxito de este tipo de proyectos radica en el aspecto económico. Aquí no solo los usuarios se benefician con tarifas más accesibles, sino que resulta sumamente atractivo para los empresarios hoteleros por el bajo costo de inversión y de mantenimiento. El diseño de las habitaciones de los microhoteles hace que su limpieza y cuidado sean más baratos en comparación con las habitaciones tradicionales más espaciosas. Las firmas que hicieron punta en este modelo de negocio fueron Yotel y Pod, que abrieron sus nanohoteles en 2007.
En la actualidad grandes empresas hoteleras han desarrollado sus propias marcas que llevan adelante propuestas de esta índole. Tal es el caso de Moxy, de Marriott, que fue lanzada en 2014 y ya cuenta con más de 40 hoteles en Europa, Asia y Estados Unidos, y que actualmente cerró contratos por 96 complejos más de este tipo. La cadena Hilton no se quedó atrás y creó también su estampa que denominó Motto. Ésta tiene más de una decena de proyectos en desarrollo en Europa, Estados Unidos y América del Sur.
Los antiguos operadores de Club Med se asociaron con Accor –que posee el 49 por ciento de las acciones– para subirse a esta ola y crearon Mama Shelter, un sello que en breve sumará casi dos decenas de microhoteles y que en la actualidad cuenta con espacios de hospitalidad y restaurantes en once ciudades y seis países diferentes.
Los casos
En Londres, a pasos de la estación de Cambridge Heath, se destaca un Mama Shelter de 195 habitaciones donde todo está cuidado hasta el más mínimo detalle. Allí se ofrece "Small mama", la habitación más pequeña y económica, que dispone de unos 14 metros cuadrados. El complejo está provisto de salas de reuniones privadas, restaurante, patio interior, salas de karaoke y un bar con diseño y decoración vanguardistas.
En Nueva York, el Arlo Soho tiene 325 habitaciones funcionales, diseñadas de manera eficiente y que cuentan con servicio de wi-fi gratuito de fibra óptica, estación de USB, radio bluetooth y TV LED de 42 pulgadas. Allí las grandes atracciones son City King y Courtyard King, dos habitaciones de 14 metros cuadrados, con unas impactantes vistas panorámicas de la ciudad. El resto de los cuartos del hotel va creciendo en dimensiones y servicios pero sin superar los 20 metros cuadrados. Entre los espacios que ofrece para sus huéspedes se destacan su terraza, la librería, la tienda gourmet y el restaurante Harold’s. El hotel para la época de primavera-verano ofrece un servicio de bicicletas de cortesía.
Otra propuesta de este tipo que ofrece la ciudad es Moxy Hotel, de Marriot. La cadena lo define como un complejo con habitaciones funcionales, precios económicos y servicios sugerentes para los más jóvenes. El Moxy tiene con 612 habitaciones entre las que se destacan los dormitorios "Queen", los "dobles dobles" (para cuatro personas) y las "literas cuádruples". Todos los cuartos tienen wi-fi veloz y gratuito, múltiples puertos USB, armarios abiertos de tablero perforado con escritorios plegables flexibles, portaequipajes, bancos y sillas, teléfono retro, control individual de clima, HDTV de 43 pulgadas con acceso a Netflix, YouTube, Pandora, HBO GO y ofrece acceso a aplicaciones de transmisiones gratuitas.
En Ámsterdam se encuentra City Hub, un complejo que se presenta como el "primer hotel del futuro". En sus 600 metros cuadrados conviven unas 50 habitaciones donde domina el color blando y el diseño minimalista. Para los que casi no requieren de espacios privados hay cuartos con modernas cuchetas, sacadas prácticamente de una película de ciencia ficción, que se cierran para ofrecer privacidad pero que cuentan con ingreso de luz natural y artificial y con un cómodo colchón que invita a los mejores sueños. Allí todo está digitalizado, repleto de pantallas táctiles que buscan agilizar todos los servicios. Sin duda, es una experiencia casi intuitiva para el público de la Generación Y. El City Hub tiene baños compartidos con lujosas duchas, un bar de autoservicio y espacios para reuniones.
The Hoxton es una de las propuestas de este tipo que se destaca en la ciudad inglesa de Londres. Posee111 habitaciones, con superficies que arrancan desde los 12 metros cuadrados y están pensadas para personas que viajan solas, para padres separados, parejas y grupos de amigos. Entre las alternativas del lugar se destacan los cuartos más pequeños llamados Shoebox (caja de zapatos). Sus diseños cálidos y amigables invitan a estancias íntimas. Éstos poseen placares y baños privados. Los valores de alquiler parten desde los 109 euros. A esta alternativa le siguen otras propuestas un poco más amplias y costosas. Tal es el caso de las denominadas clase Cosy, Roomy y Concept Romms. Algunas de ellas permiten la estadía con perros.
Para despertar la fantasía
Aquellos que buscan hacer un viaje en el tiempo tienen la posibilidad de visitar The Jone Hotel, en Nueva York. Este complejo, que está ubicado en Greenwich Village, a pocos pasos del río Hudson, en pleno corazón de Manhattan, parece invitarnos a vivir una estadía en una embarcación de lujo de los años 40. El edificio, que data de 1908 y que fue concebido como un hotel para marineros, fue puesto en valor en 2008. En este histórico edificio se alojaron en 1912 los sobrevivientes del Titanic y se quedaron allí hasta el final de la investigación del hundimiento del barco. En la actualidad, la decoración tanto de los espacios comunes como de sus habitaciones, al igual que la vestimenta de los empleados, permiten revivir aquellos años dorados.
Madera, cuero y hierro le dan marco a esta original propuesta. Los que lo visiten podrán optar por los tres tipos de habitaciones camarotes. La más pequeñas tienen tan solo 4 metros cuadrados (una de las más chicas del mercado) y camas cuchetas. Cada cabina de este tipo está equipada con dos televisores, teléfono con buzón de voz y ofrece llamadas locales gratuitas. Además, tiene caja fuerte y servicio wi-fi "súper veloz", los huéspedes en las habitaciones tienen pantuflas y batas para poder trasladarse de manera cómoda y discreta hasta los baños compartidos. La cabina estándar tiene dimensiones similares a la anterior pero está pensada para un pasajero. Este lugar ofrece los mismos servicios pero tiene mayor lugar de guardado. Al igual que las literas no cuenta con baño en el cuarto. La habitación de lujo es la denominada cabaña del capitán, que está equipada con una cama matrimonial, baño en suite y vista al río o terraza privada. The Jone Hotel tiene un salón de baile, un restaurante llamado Old Rose, bar en la azotea y club nocturno. Además, según la temporada ofrece servicio de bicicletas gratuito a los clientes.
Bilbao tiene un microhotel ideal para aquellos amantes de la literatura y de las películas espaciales: Optimi Rooms. Es el primer hotel del tipo cápsula de la región. Allí, la noche parte desde los 25 euros, en las cápsulas individuales, mientras que en las dobles el valor asciende a 35 euros. En ambos casos, el costo contempla 20 servicios incluidos –desde Internet, pantalla de 26 pulgadas con contenidos streaming, youtube y juegos, aire acondicionado, electricidad, conexiones de USB y de auriculares, caja de seguridad, bluetooth, renovación de aire opcional, despertador lumínico, espejo tocador con LED regulable, toma corriente, ropa de cama hasta toallas, entre otros servicios- que se pueden ampliar a 40 por 8 euros.
Algunos hoteles aún no se animaron a volcarse de lleno a esta nueva tendencia y comenzaron a mixturar la oferta de alojamiento para sus huéspedes. Tal es el caso de Dean Hotel que está ubicado en Dublín, un complejo boutique que cuenta con habitaciones convencionales y micro-habitaciones. Su cuarto más pequeño es la "modpod", de 12 metros cuadrados y una decoración que intenta reflejar el estilo de esa ciudad. Este espacio está preparado tanto para pasajeros individuales como parejas.
El caso argentino
En los últimos días la Argentina también se sumó a esta tendencia con la apertura de Franca City Hostel, un proyecto hotelero ubicado a pasos de la plaza de los Dos Congresos y desarrollado en uno de los edificios históricos de la ciudad: en La Inmobiliaria. El hostel tiene unos 287 metros cuadrados totales y se accede por medio de una imponente escalera de mármol con barandas de hierro o por un antiguo y señorial ascensor. El visitante al cruzar la pesada puerta accede a un amplio living en donde se impone el gran mural realizado por la artista plástica Verónica Escalante. En el centro de ese espacio, que tiene amplios ventanales que dan hacia la Avenida de Mayo, se encuentra una barra móvil que invita a los visitantes a disfrutar de la experiencia de servirse un chop de una rica cerveza fría. La cocina compartida tiene un diseño moderno y minimalista, y está totalmente equipada para ser vivida por los huéspedes.
En el entrepiso se encuentra el espacio de coworking, pensado para aquellos viajeros que buscan un lugar cómodo y con excelente wi-fi para poder trabajar de manera remota durante su estadía. "Tenemos cuatro habitaciones comunitarias mixtas con camas cápsulas super size. Tres de los cuartos tienen una capacidad para 8 huéspedes y la otra tiene capacidad para 9 personas. Además, cuenta con una habitación privada con cama matrimonial más una cama individual (la cama matrimonial puede abrirse en dos, formando tres camas individuales) con capacidad para tres personas y baño en suite, y una habitación semi-privada con una cama matrimonial (la cama matrimonial puede abrirse en dos y convertirse en dos camas individuales), capacidad para dos personas con baño compartido", cuenta Lucas Marcos Olmi, Creador y socio fundador de Franca City Hostel Buenos Aires. Pasar la noche allí cuesta US$15, con desayuno incluido, que puede hacerse efectivo a una cuadra del lugar en el café Flaneur. Los visitantes reciben un voucher, que puede ser utilizado durante doce horas, de 9 a 21.
Hoy los microhoteles parecen llevar una fórmula que está llamada al éxito: menos inversión y mantenimiento, menores valores de alquiler para el público y mejores servicios.
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