El ex secretario de la vivienda de la Nación afirmó que las casas de Ensenada que hoy presentó el presidente Alberto Fernández se deberían haber terminado antes de diciembre de 2015 y aclaró por qué no se finalizaron durante la gestión de Macri
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Nuevamente el discurso de barricada al que nos tienen acostumbrados el Gobierno Nacional y de la Provincia de Buenos Aires cada vez que van a un acto público.
Una falta total de respeto a la gente que va a recibir sus casas, que lejos de ser los protagonistas exclusivos de ese acto, se convierten en rehenes de las chicanas y acusaciones de los funcionarios de turno a quienes gobernaron con anterioridad. Ciertamente ese no es el camino de salida para la Argentina.
La mala ejecución de los planes de vivienda es un problema que se arrastra hace muchos años. Pero que ciertamente se agravó en la gestión de CFK cuando la inflación no se reflejaba en los índices de actualización de las obras que publicaba el Indec y la corrupción se apoderó de la obra pública. Así se desfinanciaron, no ésta, sino muchísimas obras en todo el país.
Echar la culpa ahora de 50 viviendas no terminadas al gobierno anterior, cuando antes de la gestión de la ex gobernadora María Eugenia Vidal, el peronismo gobernó la provincia de Buenos Aires por más de 28 años, es un claro ejemplo de no querer hacerse cargo de la responsabilidad que a cada uno le toca en la historia.
Las obras a las que se refirió el presidente Alberto Fernández hoy se acordaron en el 2008 (ACU:130/08 - 50 Viviendas – Ensenada) y se debían haber terminado mucho antes de diciembre de 2015. Para cuando asumió Mauricio Macri, las obras en cuestión ya estaban paralizadas, como muchas tantas en todo el país.
Habían pasado más de 8 años, un plazo más que suficiente para terminar las viviendas en cuestión, que, según un reporte, al 2016 tenían un avance financiero del 67,09 % pero un avance físico del 47,77%.
Por supuesto que la obra estaba paralizada porque simplemente no tenía nada para certificar y había sobregirado el avance financiero de la misma.
Desde el Ministerio de Interior, que conducía Rogelio Frigerio, dictamos resoluciones como 61/16 y la 62/16 para que los entes ejecutores pudieran rescindirlas o reconvenirlas y así poder terminarlas. Algo muy similar al programa Reconstruir ahora anunciado, con la única diferencia que nosotros no fuimos a ningún acto público con todo el gabinete a echar culpas y sembrar odio. Ni Macri, ni Frigerio nos indicó jamás que hiciéramos eso.
De hecho, con el equipo de la Provincia de Buenos Aires, creamos un programa específico, el “Recupeba”, con la intención de reactivar gran cantidad de viviendas que había allí sin finalizar, e intimamos a todos los entes ejecutores, municipios y demás a que presenten los certificados para actualizar y terminar esas obras.
Se dispuso de una partida extra para ello, permitiendo la finalización de una gran cantidad de obras paralizadas. Entendimos entonces que ese era nuestro deber y no salimos a montar un show de campaña sobre las responsabilidades que son inherentes a la función para la cual habíamos sido designados.
El Intendente de Ensenada jamás solicitó la reactivación de estas viviendas y por ello es que las obras quedaron donde están. Otros ejecutores de programas de vivienda, intendentes, gobernadores, sin importar su color político, pudieron sí refinanciar y terminar una gran cantidad de viviendas que tenían en idénticas situaciones.
Existe una continuidad administrativa del Estado y los problemas que arrastramos hace muchos años, como lo es el acceso a la vivienda digna, no los vamos a resolver con acusaciones demagogas y más enfrentamientos, sino con acuerdos serios que permitan el desarrollo de la Argentina en su conjunto.
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