Christine Raffo analizó los efectos positivos de la naturaleza en la gente y profundizó esta práctica que se realiza con actividades en la huerta y los parques
La especialista Christine Raffo cuenta el efecto positivo de la naturaleza sobre las personas, cuyos resultados se hacen más evidentes en gente que padece estrés o enferma. Raffo jardinea desde joven, como dice ella, igual que lo hizo antes su madre y su abuela. Pero no fue en su jardín de Temperley donde descubrió hace más de 20 años la terapia hortícola, actividad que hoy la lleva a dictar conferencias en todo el país. El encuentro con esta especialidad fue leyendo un cuento de niños donde aparecía la historia de un joven autista que logra que florezca una planta y, ante la maravilla de esa revelación, dice su primera palabra. Su entusiasmo por conocer más de esta rama de la jardinería, que ya estaba desarrollándose en el mundo, la hizo seguir la huella de quienes hablaban del tema por Gran Bretaña, Estados Unidos y Chile.
Comenzó a participar de talleres que luego dictaría en la Argentina y armó una red de especialistas y ejemplos con los que ahora ilustra y convence al más descreído sobre los efectos de la jardinería en la salud de las personas. "Reconozco el valor de la jardinería –explicó– y determinados momentos de la vida nos impulsan a realizar esa actividad ancestral, porque lo llevamos en el ADN. La tecnología nos aleja de la naturaleza, pero no podemos dejar de reconocer su poder cuando vemos la reacción, la sanación, que produce una hermosa flor."
En su definición formal, la terapia hortícola se desarrolla a través de actividades que contactan a las personas con la naturaleza en la práctica de la jardinería, la huerta, los paseos en la naturaleza o los parques, las visitas guiadas, los talleres de desarrollo de los sentidos, encuentros grupales, reciclado de residuos. Estas acciones serán terapéuticas en tanto se realicen desde la concepción del hombre como parte de lo natural, lo que deriva en el respeto por lo propio y lo ajeno, lo azaroso y lo planeado, lo utilizable y lo reutilizable, reflejando así cadenas que sostienen la vida. Christine lo ha visto muchas veces en diferentes culturas y situaciones. También ha visto casos notables en el país, como en el Centro Educativo y Cultural Cre-arte, en Bariloche, donde además cultivan y venden los productos en el mercado; en el Hogar Reimondi, en Necochea, o en el Instituto Municipal de Rehabilitación de Olivos, provincia de Buenos Aires, (Accervil). Recientemente dictó un taller en la ciudad de Colón, Entre Ríos, donde la nombraron huésped de honor en agradecimiento por su trabajo en el Hospital Municipal. "La terapia hortícola mejora la calidad de vida", dijo Christine con seguridad. Hoy dirige esa especialidad para los Garden Clubs de la Argentina, centro que tiene la mayor biblioteca sobre la especialidad.
Organizado por Garden, justamente, es que brindará un charla gratuita el sábado 9 de agosto, a las 15, en el House Principal del Club de Campo San Diego, en la ruta provincial 25 km 7500, Moreno, Buenos Aires. La convocatoria no está sólo dirigida a personas con dificultades graves. La solución al estrés, así lo anuncian.
"Las plantas no sólo decoran, también son una compañía, un pasatiempo, un refugio y un trabajo. Algo del contacto con los colores, la tierra mojada y el olor de las raíces produce un placer inexplicable que ayuda a enfrentar los problemas de la vida misma", describe la invitación y lo saben los jardineros desde el principio de los tiempos. En palabras de Christine: "El ambiente natural cambia el comportamiento de las personas. Por ejemplo, la conducta de los niños es mucho menos agresiva en las escuelas donde están rodeados de verde que en aquéllas en las que se rodean de cables. Incluso disminuyen los casos de vandalismo. El chico sale al parque y se sienta en el césped o debajo de un árbol. Se controla naturalmente". Esto se acentúa en los lugares donde los niveles de estrés y angustia se encuentran más presentes, como por ejemplo en los hospitales, por eso es que los casos más notables se destacan ahí. Pero también oficinas o fábricas. El verde trae calma, armonía y suaviza los ambientes. Además, entre la planta y el que se dedica a su cuidado se produce una relación placentera. Esto se comprueba en casos de discapacitados, personas con ACV, gente deprimida o, como sorprendió tanto a Christine en sus años de investigación, en autistas. "Muchas personas que padecen enfermedades han logrado resultados inmediatos, a los que no habían podido llegar mediante las terapias tradicionales. Varios pudieron, por primera vez, exteriorizar sus sentimientos, socializar, tener ganas de salir y proyectar a futuro", concluyó.