Cada día son más quienes deciden abandonar la Capital Federal buscando espacios más amplios para vivir y con mejor calidad de vida. Para ellos el corredor Sur que se extiende desde La Plata hasta Canning aparece como una opción atractiva y con costos más acomodados que la de otras áreas más consolidadas.
Si bien la zona Norte tiene su propio público, –una demanda fiel que resiste el desafío que implica la Panamericana en las horas pico–, en el Sur crece el interés por quienes buscan nuevas zonas para ganar tranquilidad y vivir en terrenos grandes y abiertos, pero a pocos minutos de la ciudad de Buenos Aires. Además, un dato no menor es que los costos suelen ser más bajos, tanto en los precios de los inmuebles como en la vida diaria.
"Tiempo atrás vivía en Barracas, y queríamos mudarnos dentro del barrio, pero los precios, para lo que buscábamos, eran altos. Entonces, un amigo me preguntó por qué no habíamos pensado en ir más al Sur, a un barrio privado. Mi mujer era reacia a irse de la zona, pero hoy estamos felices de habernos trasladado a Berazategui. La diferencia para llegar al trabajo son solo 20 minutos, tiempo que ganamos compartiendo en pareja, tomando mate y charlando; los accesos son directos. Además, dormimos con las ventanas abiertas y los chicos andan en bici. Nos cambió todo", describe Alejandro Castro, quien junto a su familia hace un año y medio abandonó el cemento.
Como Alejandro, son muchos quienes deciden dejar el ruido de la ciudad para buscar espacios abiertos, con más presencia de verde, pero sin abandonar las comodidades y salidas, como cada vez que los Castro salen a cenar a Quilmes o City Bell. "Al momento de comprar se evalúan los costos fijos y existe muy poca diferencia entre las expensas en un departamento en la ciudad y un barrio cerrado, donde se tiene la posibilidad de construir una casa, con parrilla, galería, piscina y dimensiones mucho más amplias y adaptadas a las necesidades de los habitantes", analiza Fredi Llosa, titular de Arquinova Casas. Este pensamiento es el que siguió Patricia Bauleo, quien también buscó nuevos horizontes al dejar atrás el PH que alquilaba en Parque Chacabuco. Un año atrás se mudó al barrio El Venado I, en Canning, con sus dos hijas (de 18 y 25 años) y su marido. "Elegimos la zona porque el acceso a Ricchieri es el más fácil y rápido. Yo trabajo cerca de nuestra antigua casa y en media hora llego. Las chicas, para ir a estudiar, toman la combi que pasa por la puerta del barrio. No extraño nada de vivir en Capital, tengo la ventaja de la tranquilidad y seguridad de mi familia y eso es impagable", define la nueva sureña.
Al describir su nueva vida queda en claro por qué no volvería a Capital. "Pasamos de una casita a una casa con parque y garaje. Los gastos son los mismos: antes pagaba un alquiler y hoy dos créditos por el mismo monto, y en lugar de gastar en una cochera pago las expensas. La diferencia es que ahora mis hijas pueden aprovechar las instalaciones y seguridad del barrio: llegamos a cualquier hora, dejo el auto en la puerta de casa, salimos a correr en cualquier momento", cuenta Bauleo. Así como los vecinos reconocen las bondades de los espacios sureños, las inmobiliarias también ven cómo aumenta el interés. "Desde hace un tiempo notamos que muchas familias están eligiendo zona Sur por la rápida accesibilidad que hay a Capital y ahora se sumó el acceso con la Autopista del Buen Ayre, que te permite llegar muchísimo más rápido. Esto nos hizo más competitivos en relación al Norte y pueden encontrarse algunas diferencias importantes de precios entre ambas zonas", explica Tamara Alarcón, responsable Comercial de Mazzei Propiedades. "Desde 2000 o antes, zona Sur y más particularmente Canning –localidad que abarca Ezeiza, Esteban Echeverría, San Vicente y Presidente Perón– es el núcleo de las miradas de nuevos desarrolladores inmobiliarios. La cercanía a Capital Federal, las bajos costos en barrios de lujo y, fundamentalmente, vivir en un entorno de naturaleza y seguro, fueron las claves para que el mercado se vuelque tan abruptamente a nuestra zona", señala Rodrigo Pérez, a cargo del departamento comercial del barrio La Alameda.
En los barrios del corredor de Canning–San Vicente, los lotes tienen un valor desde US$15.000 en adelante, dependiendo del barrio, sus amenities y cuán cerca del centro de la localidad estén. "Además, hay ventajas como el ensanche de la Ruta 52, las grandes marcas de ropa y nuevos espacios gastronómicos que eligen los shopping cercanos para instalarse, lo que permite una oferta mucho más amplia para que la gente pueda salir a cenar o disfrutar en cualquier momento, y que no tenga que trasladarse a Capital", suma Alarcón.
También en Canning está Terralagos, un barrio privado que incluye una laguna cristalina y una gran oferta de actividades náuticas para hacer en ella. Aunque señalan que el nivel de ventas viene similar en cuanto a cantidad, también han desarrollado estrategias para que esto sea así, como ofrecer precios promocionales que atraigan a la demanda. "Es interesante destacar que la zona cautiva a todos los públicos, y hay todo tipo de productos, desde departamentos para solteros hasta casas para familias numerosas. Tenemos también un mix muy amplio, desde departamentos de un dormitorio para parejas hasta casas de cinco dormitorios. Incluso, en alquiler toda la oferta se colma rápidamente, especialmente los departamentos con vista al espejo de agua", señala Esteban Edelstein Pernice, socio de Castex Propiedades, la comercializadora del barrio.
Tal es el interés por esta zona que hace pocos meses se conoció la noticia del desembarco de Seed Global Investment. Un fondo de inversión de Singapur que, tras ocho meses de negociaciones, apostó por el país invirtiendo en un proyecto inmobiliario ubicado en la localidad de Canning. Cerró un acuerdo con el Grupo LP, la desarrolladora de La Providencia. El emprendimiento, ubicado en el kilómetro 9,5 de la ruta 52, en el que hasta ahora se destinaron aproximadamente US$50 millones de inversión, y que ocupaba 264 hectáreas. Pero que tras este acuerdo, tendrá otras 457 hectáreas. Es decir ocupará 721 hectáreas logrando una oferta de más de 2000 lotes.
El acuerdo entre la desarrolladora local y el fondo marca un nuevo hito en el proyecto que sumará nuevas etapas de desarrollo: primero se lanzará Estancia La Providencia y luego una especie de "mini Nordelta" al que llamarán Islas de la Providencia", Además, de sumar 400 apartamentos, una nueva cancha de golf de campeonato de 18 hoyos, caballerizas e instalaciones hípicas con una cancha adicional de polo, entre otros amenities. "La construcción de la nueva autopista del camino de Buen Ayre que pasa por Canning generará nuevas oportunidades de negocios, inversiones, empleos e impactará muy favorablemente en el valor del real estate en esta área de la provincia de Buenos Aires. Además, la proyectada salida directa a nuestro complejo nos ubica en un acceso inmejorable", analiza.Jan Sonnevi, presidente de La Providencia y da números que muestran el crecimiento de Canning: tiene 15.000 residentes según el censo realizado en 2010, cuenta con más de 60 emprendimientos, entre countries y barrios cerrados, una oferta de más de 20 proyectos de condominios y cuatro parques industriales, entre otros servicios. En La Providencia el valor de los terrenos de entre 800 y 2500 metros cuadrados oscilan entre los US$66.000 y los US$300.000. También cuenta con un pueblo mediterráneo: un desarrollo con 180 unidades que reflejan el estilo de algunos rincones de Andalucía en las que el metro cuadrado se vende entre los US$2800 y los US$3000 con tickets que arrancan en los US$200.000. "Tenemos 108 casas terminadas y 60 familias que residen en la urbanización. Canning es una zona en pleno desarrollo y con gran proyección", insiste el desarrollador local. Su objetivo es crear un polo premium en Canning.
La Plata y más allá
El otro corredor que viene ganando interés es el marcado por la Autopista Buenos Aires–La Plata. Así lo señala Ignacio O’Keefe, director de O’Keefe Inmobiliaria Rural y Urbana, al afirmar que "más del 20 por ciento de los habitantes de barrios como Nuevo Quilmes, Las Golondrinas o Abril siguieron esta tendencia" y son recién llegados a la zona. "Este eje está en pleno crecimiento por lo que las operaciones inmobiliarias siguen teniendo un ritmo de ventas sostenido a pesar de los vaivenes del mercado. Durante el 2018 se dieron más de 400 operaciones de venta en el corredor, apalancados en el lanzamiento del barrio San Juan Chico, Nuevo Quilmes Plaza y la reventa de parcelas en Las Golondrinas y Fincas de Hudson", agrega el directivo. Según los datos del último censo de 2010, en el Gran Buenos Aires había 485 clubes de campo y barrios privados. En la actualidad, los involucrados en el segmento no tienen un dato preciso, pero no dudan en asegurar que se ha duplicado largamente esa cifra. "El crecimiento se observa no solo en la cantidad, sino también en el número de personas que usan esas casas como vivienda permanente, y ya no como casa de fin de semana. En Haras del Sur, en los últimos dos años, se duplicó la cantidad de residentes permanentes: hoy alcanza al 40 por ciento de las 1600 familias propietarias. El resto de las viviendas se ocupan sábado y domingo", dicen desde el área comercial del club de campo. Este es un grupo desarrollador , que hace 20 años se centra en el crecimiento urbanístico de zona Sur y cuenta con cinco countries en distintos grados de desarrollo. Y que además este año planea desembolsar más de $230 millones para construir la segunda etapa de Haras del Sur College y dos torres de condominios, en plena ejecución. Haras del Sur College inició su ciclo lectivo en marzo de este año en los niveles inicial y primario, mientras que el ciclo secundario estará disponible a partir del próximo año 2020. Para esta segunda etapa se estima una inversión de US$2,2 millones."Los clubes de campo de este grupo van entre los kilómetros 69 y 73 de la ruta dos. Los terrenos tienen un valor a partir de los US$55.000 y las casas listas para habitar desde los US$380.000, y cuentan con financiación de los desarrolladores. A esto hay que agregar las expensas, que arrancan en $7000 en Haras del Sur 3. Según Flavia Santillán, gerente de marketing del Grupo, "la tendencia actual es tener todo en el mismo lugar, desde poder trabajar en el barrio hasta que los chicos puedan ir al colegio ahí mismo. Por eso, iniciamos el ciclo lectivo con el Haras del Sur College y en Haras III tenemos un business center, que permite a los propietarios tener un espacio de trabajo sin necesidad de trasladarse fuera del country. El mismo cuenta con seis oficinas ejecutivas y dos corporativas con capacidad para 20 personas para reuniones de trabajo". "Muchos creen que estos son sitios exclusivos para las clases altas, pero en algunos barrios y clubes de campo se paga menos en concepto de expensas que en muchos edificios de la ciudad de Buenos Aires. En mi caso, por un dos ambientes en la Capital Federal pagaba $8000 y sin amenities. Ahora pago $7000 y tengo piscina, canchas para practicar diferentes deportes, un lugar para que mi hija pasee tranquila y segura, y todo en un mismo lugar", resume Rodrigo, arquitecto y papá de una beba, que se mudó hace un año a Haras del Sur II.
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