Las cuadras del barrio de Villa Crespo donde se concentran marroquinerías y locales de camperas les van dando paso a otros rubros, como la decoración y el diseño para el hogar, de la mano de una población más joven
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Hasta hace un tiempo la calle Murillo, uno de los tradicionales ejes comerciales del barrio porteño de Villa Crespo, era sinónimo de artículos de cuero. El fuerte de la oferta se desarrollaba en un tramo de 300 metros. Entre la altura 500 y 800 de Murillo se sucedían los comercios dando forma a un singular polo que ofrecía una amplia diversidad de productos de tiendas especializadas en cuero. Allí, las principales protagonistas eran las camperas, unos pasos más atrás venían los zapatos, las carteras y los artículos (manufacturados o artesanales) forjados en ese noble material. Pero en los últimos tiempos el eje se fue diversificando y los artículos relacionados con el diseño de los hogares fue ganando cada vez más metros cuadrados de oferta.
Cuenta la historia del retail porteño que la calle surgió como una referente en el mundo del cuero, allá por la década del 80, de la mano de varias marcas pioneras, dedicadas exclusivamente a la producción y venta de camperas de ese material. “Su éxito atrajo el establecimiento de más comercios, que con el tiempo se fueron diversificando hacia la comercialización de distintos productos de marroquinería. Alcanzó su pico de protagonismo en los 90. Por aquel entonces, se había convertido en el punto de referencia para los abrigos de cuero tanto para el público local como para los turistas”, rememora Nicolás Borrescio, senior Analyst of Research, Consulting & Valuation de la firma JLL.
Según los especialistas, en pleno auge de esa arteria y cuando el cuero mandaba coexistían unos 50 locales que tenían la supremacía de la zona. Muchos de los cuales eran puntos de venta directa de fábricas. “El público allí contaba con una amplia oferta de diseños, modelos, calidades y precios. Por aquel entonces, existía una oferta para cada gusto o necesidad”, explica Jorge Gayoso broker División Locales de L.J. Ramos.
Pero “nada es para siempre” -como dice la canción- y aquellos tiempos donde las camperas de cuero dominaban toda la escena parecen haber llegado a su final. Hoy, otros son los aires que soplan por la zona y, poco a poco, fueron cambiando la fisonomía del lugar.
El emporio del cuero encontró nuevos y fuertes competidores. Las nuevas modas -el uso del cuero ecológico- y las distintas necesidades fueron facilitando la metamorfosis de ese rincón de Villa Crespo. “En la vida de los seres humanos -al igual que en las ciudades- todo muta, y por qué iba a escapar de ese destino uno de los principales ejes tradicionales de indumentaria porteña. Sea por lo que sea, los cambios siempre son disruptivos para bien. Hoy, allí, comparten el protagonismo de ese escenario, el mundillo del cuero junto con el rubro del home design. Además, vale reservar un párrafo aparte para los nuevos desarrollos inmobiliarios, los cuales fueron cambiando no sólo la propuesta residencial, sino también la vida de ese barrio de Buenos Aires”, explica Gayoso.
Y agrega Cristina C., una vecina del lugar que vive allí hace más de 20 años: “Yo no soy originaria de este sector de la ciudad, pero me mudé aquí hace más de dos décadas. Hoy parece que estuviese viviendo en otro lugar. La zona experimentó, y lo sigue haciendo, una gran cantidad de transformaciones. Y, según parece, habrá más novedades. Aquí, cada vez hay más público joven y eso, sin dudas, también hizo que hasta fuera cambiando la propuesta comercial del barrio. Poco a poco esta parte de Villa Crespo empezó a mutar y estimo que esto no se va a detener así nomás”.
Un reinado compartido
Según Borrescio, el polo del cuero entró en decadencia alrededor del cambio de milenio. Uno de los motivos que golpearon duro a este sector del retail fue la creciente competencia que significó la expansión y auge de los shoppings, el mayor protagonismo del corredor de la peatonal Florida en cuanto a marroquinería, y, por último, el desarrollo de las ventas online. “A pesar de los numerosos cierres, la marroquinería sigue dominando hasta la actualidad y, según las cuadras, por amplia diferencia, pero esto también podría llegar a modificarse”, aclara el broker.
Para el experto de la firma JLL en ese eje comercial existe una marca líder que se convirtió en protagonista de los dos grandes momentos del tramo. “La firma que hizo punta en los tiempos en que ese polo se comenzó a identificar con el cuero fue Murillo 666. Esta marca, que estuvo entre las pioneras de la calle, actualmente vuelve a ser protagonista del cambio y eso queda de manifiesto en el nuevo nombre que adquirió la firma: Murillo Home. Ahora, esta nueva identidad no sólo refleja su reorientación, sino también los nuevos destinos que parecen regir a ese eje”, dice Borrescio.
Últimamente, la búsqueda de reinvención parece centrarse en la apuesta por las mueblerías, la decoración y los artículos para el hogar en general, pero también ha habido intentos gastronómicos, frustrados –al menos en parte– por la irrupción de la pandemia. El especialista de LJ Ramos sostiene que la propuesta comercial de la zona ganó en variedad. “Hoy, los rubros dominantes son el cuero y algunos comerciantes ampliaron su cartera de productos y agregaron todo tipo de propuestas para el hogar”, dice Gayoso.
En la actualidad, aquellas firmas que están evaluando desembarcar en la zona encuentran un escenario expectante y calmo, ya que no existe una gran cantidad de locales disponibles, lo que sin dudas complica las cosas en lo que tiene que ver con el valor de los alquileres. Según los registros de los operadores inmobiliarios consultados, los comercios más buscados son los que ofrecen superficies aproximadas que rondan entre los 250 y los 400 m2.
En lo que tiene que ver con los precios, no existen por el momento parámetros muy certeros. Dada la escasa oferta, los valores parecen comenzar a fluctuar según las leyes del mercado, las cuales proponen una dinámica singular (tendiente al alza). Aunque, se podría decir que a partir de las referencias que brindan los otros polos o corredores próximos se estima que allí el alquiler del metro cuadrado podría rondar en un rango mensual que oscila entre los US$5 y los US$8.
El panorama a mediano y largo plazo para la zona es muy alentador. Los que saben especulan que esta zona de Buenos Aires continuará con su proceso de transformación gracias a la puesta en marcha y a la terminación de desarrollos inmobiliarios residenciales, los cuales le aportarán sustantivos cambios. “Ésta es un área residencialmente baja, con un potencial importante en desarrollos inmobiliarios. Ellos obligarán a que se potencie aún más el mercado del retail en el lugar, ya que la oferta comercial deberá acompañar el impulso habitacional con el fin de satisfacer la creciente demanda de los nuevos vecinos. Como siempre, el crecimiento de la densidad poblacional será el principal motor del desarrollo comercial”, concluye Gayoso.
Mientras Borrescio, en la misma dirección, sostiene: “En general, debido al gran crecimiento de Villa Crespo que lleva más de una década, y en particular por el impulso dado al entorno desde la inauguración del estadio Movistar Arena. Quizá, un tema para comenzar a pensar, que actualmente parece ser un déficit para la promoción del área, es el tradicional polo comercial dedicado a autopartes que se extiende en la avenida Warnes y en sus proximidades. Allí, por la falta de viviendas, no existe vida nocturna ni movimiento peatonal. Por ahora, este lugar representa un inconveniente sin solución a la vista para esta zona”.