Los últimos días volvieron a ser muy movidos en el plano político y económico, de hecho, incluyeron la interpelación del ministro de Energía, Juan José Aranguren, en la Cámara de Diputados, que pasó un duro examen, aunque faltaron algunas respuestas según la oposición. Sobre el cierre de la semana llegó el fallo de la Corte Suprema que frenó los aumentos de tarifas de gas y todo deberá dirimirse en las audiencias públicas.
Entre idas y vueltas para tratar de achicar el déficit y trazar precios coherentes en los servicios, el sector sigue su curso con la visual del desarrollador. En este enfoque, Néstor Curland, de Zentrum Emprendimientos, precisó que el mercado se encuentra en un estado de fuerte expectativa, frente a la posible captación de fondos por parte de inversores, adherentes al Blanqueo de capitales.
“Las posibilidades para derramar estos recursos son diversos y notamos la presencia de nuevos actores que se presentan en la escena del real estate argentino. Fondos de inversión, con habituales recursos en otras regiones, detectan muy buenos negocios a realizar en un mercado que se fortalece y se proyecta en crecimiento. Las formas de materialización de las operaciones, con estos nuevos inversores, no son las frecuentes. La preventa de unidades a un valor de costo, para la obtención de una utilidad con el bien construido, cercano al 25%, en tres años, abren el camino a otro formato”.
Frente a las operaciones de mucho volumen, estos fondos proponen invertir en el primer paso que da cada desarrolladora. Es decir la compra de la tierra donde se construirá el inmueble. Ellos aportan el capital para la compra del terreno, previamente consensuado entre la emprendedora y el fondo de inversión, el predio se escritura a nombre de la desarrolladora y traban como garantía, una hipoteca que garantiza esta apuesta.
Lo realizan por tres años, plazo para construir el edificio. Durante ese lapso, cobran como retribución, un interés entre el 6 y 8% anual. Finalizado el emprendimiento, la constructora reintegra el capital original. Para el fondo, el negocio es brillante ya que duplican la rentabilidad obtenida, con respecto a la que obtienen en otros mercados. Para la constructora, es una nueva forma de fondearse con capital a un bajo interés y sin desprenderse de los tan preciados m2 de pozo.
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