De la mano del MIT y Harvard, el sector educativo motoriza la demanda de propiedades en Boston; cómo y por qué la capital de Massachusetts asoma como opción para el inversor en ladrillos en los Estados Unidos.
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Aunque menos retratada que New York o Los Ángeles, Boston resultará familiar para cualquiera que tenga una pequeña trayectoria como espectador de cine o televisión. La sensación obedece a que, a través de la cámara, ese espectador seguramente ya recorrió sus calles con aires victorianos en la investigación periodística que relata el largometraje Spotlight, o en viejas series de abogados como Ally McBeal o Justicia ciega, por dar tan sólo algunos ejemplos que la memoria de quien le sabrá completar.
La referencia resulta útil para orientar que es en esa urbe de ascendencia puritana, que combina arquitectura clásica con edificios brutalistas y otros que representan las últimas tendencias, donde hoy aparecen oportunidades de invertir en real estate. ¿Por qué oportunidades? En principio, porque hay mercado; particularmente, factores que garantizan un flujo de demanda. Así lo asegura el arquitecto Amir Kripper, titular y socio fundador del estudio homónimo, de origen rioplatense pero con 20 años de residencia en la ciudad.
“Boston es la sede del MIT (Massachusetts Institute of Technology) y de Harvard, entre otras muchas universidades que hay en la ciudad”, comparte el profesional, indicando así la importancia de la comunidad educativa en la metrópolis que todos los septiembres, mes de inicio del ciclo lectivo, recibe 500.000 estudiantes. “En términos cuantitativos, a los alumnos hay que sumarles sus familias y los profesores: todos ellos necesitan un lugar donde vivir”, completa el arquitecto, detallando que entre los citados están tanto los que quieren comprar una propiedad como los que optan por alquilar.
Señas particulares de la ciudad
Localizada en la desembocadura del río Charles, en el punto más interior de la bahía de Massachusetts, sobre la costa este, la ciudad data de 1630. Como se deslizó unas líneas atrás, fue fundada por los puritanos, grupo religioso expulsado de Inglaterra en el siglo XVII. Fueron ellos quienes, justamente, también fundaron allí la primera escuela pública de los Estados Unidos, la Boston Latin School en 1635. Hoy, la presencia de algunas de las más prestigiosas universidades del mundo explica el ambiente juvenil y algo descontracturado que caracteriza a la ciudad.
Así y todo, también allí es posible encontrar bastantes ejecutivos de saco y corbata. En este sentido, Kripper informa que Boston es sede de varias de las más importantes aseguradoras a escala global. Y además, continúa la fuente, Staples, la cadena de librerías comerciales, y la marca de indumentaria New Balance la han elegido como cabecera de sus operaciones. Por otro lado, alberga a importantes laboratorios. “Moderna, por ejemplo”, ilustra el entrevistado, mencionando un nombre bien conocido en la Argentina.
Multifacética y bulliciosa como se presenta, no es difícil inferir entonces que tanto hombres de negocios como científicos encargados de combatir epidemias se suman a estudiantes y profesores y todos necesitan viviendas. Es en los barrios céntricos como Cambridge (donde está Harvard), Sommerville, South End y Back Bay y Brookline, entre otros -vale decir que a diferencia de otras metrópolis estadounidenses, Boston es una ciudad para caminar-, donde se encuentran las oportunidades para el desarrollador y, por propiedad transitiva, los nuevos productos.
Según explican en Unoenuno, firma que está cerrando la compra de un edificio de unos 1000 m² para su posterior remodelación y puesta en valor, en Boston en particular y en Estados Unidos en general, conviene remodelar antes que construir, “por un tema de tiempos y permisos municipales, sobre todo en zonas céntricas”. Además, indican, se pide mucho el cuidado de las fachadas. “En este marco, se produce un diálogo entre lo viejo y lo nuevo”, apunta Darío Balan, titular de la empresa, resaltando que es ese diálogo el que dota a la ciudad de fuerte identidad.
Para quienes buscan estabilidad y rentabilidad
“Cuando se produjo la crisis de las hipotecas, en 2008, los valores de las propiedades en Boston fueron de los que menos cayeron frente a los de otras ciudades de EE.UU. como, por ejemplo, Miami”, responden a coro los entrevistados cuando se los consulta por las ventajas de esta inversión frente a otras opciones que ofrece el país del norte, como la ciudad del estado de la Florida. En concreto, en ese entonces, argumentan, los valores sólo cayeron un 5% frente al 50% en que lo hicieron en el sur del país.
Interrogados acerca de Detroit, otra alternativa con que cuenta el potencial cliente, comparan: “A diferencia de lo que sucede en Boston, que es una plaza que se caracteriza por la estabilidad, Detroit es de alto riesgo, imprevisible y a largo plazo”. Y en relación con New York, agregan: “Ofrece lo mismo que ella, pero con un ticket más accesible”. Inclusive, aseveran, Boston se posiciona por su cercanía con la Gran Manzana, ya que está a unas pocas horas de allí en tren y a 50 minutos de avión.
“En definitiva, es una opción para un inversor un tanto sofisticado, que busca rentabilidad y a la vez seguridad”, enfatizan en Unoenuno, cuyo proyecto implica el desarrollo de apartamentos para renta para una posterior venta en bloque. La inversión es de unos US$8 millones y quien quiere participar puede hacerlo a partir de los US$200.000. En esencia, el negocio ofrece una rentabilidad anual que estiman en el orden del 6 a 7%, porcentaje que no incluye la revalorización del inmueble. Con este ítem, asciende al 12%, de acuerdo con datos que acercan desde la empresa.
“Hay fondos europeos y asiáticos interesados en comprar estos edificios en bloque”, informan en el estudio de arquitectura, aludiendo a inversores de origen sueco o de Hong Kong, atraídos por los negocios de renta en la ciudad que ya han adquirido este tipo de desarrollo.
Según explican, la previsibilidad y constancia del negocio es lo que sostiene el interés de fondos de inversión. Pero además de todo, y tal como demuestran las películas y concuerda quien pudo conocerla, Boston tiene un plus: se trata de una ciudad de espíritu liberal y progresista, armoniosa, elegante y -aunque cara- muy pero muy bella.
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