Exitosas compañías nacionales destinan los pesos excedentes para la compra de propiedades que luego se alquilan; es una forma “dolarizarse”
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La “nueva normalidad” que trajo la pandemia generó oportunidades de inversión inesperadas. Es que la aceleración de la demanda marcó sus efectos en la rentabilidad local que, según señalan desde el sector, ya alcanzó a las más atractivas del mundo. “El éxodo al verde y el cambio de hábitos residenciales está impactando de lleno en la zona de Nordelta y alrededores. Con precios de venta ya ajustados, al alquilar esas propiedades, se obtienen rentabilidades anuales del 8%, sin contar la capitalización de las mismas, que en épocas normales suma otro 4 a 5% anual, colocándose en niveles de utilidades muy por encima de otros mercados internacionales”, asegura Gustavo Iglesias, de Gabriela Iglesias Propiedades.
En sus más de 20 años al frente del sector inmobiliario, nunca había sido testigo del tipo de operaciones que se dan ahora: por ejemplo, empresas con alta liquidez de pesos que, tras agotar todas las vías para adquirir dólares, adquieren propiedades en pesos para que luego el vendedor los cambie por dólares MEP. “Comprar una buena casa en un barrio cerrado es como comprar dólares”, sostiene.
Quienes hacen este tipo de compras son, en general, “empresas nacionales exitosas”. Las operaciones van de los US$500.000 a US$1.000.000. El proceso se da de la siguiente forma: el propietario abre una cuenta en una sociedad de bolsa y le dice al comprador el precio del inmueble de acuerdo al valor del dólar MEP en ese momento. Luego, la empresa le transfiere la suma en pesos a la cuenta en la sociedad de bolsa, que retira ese dinero, compra los dólares MEP vía la sociedad de bolsa y, por último, se los entrega al vendedor.
La operación puede demorar entre 24 y 48 horas y el pago se da en simultáneo con la firma de la escritura de la propiedad. “La empresa gana porque tenía esa plata en pesos y compra un bien dolarizado, entonces, si llega a haber una devaluación, se sostiene. Nunca vi la compra de un inmueble en pesos y es algo que ahora está pasando”, remarca Iglesias.
Una vez concretada la operación, la empresa aprovecha la alta rentabilidad y pone la propiedad en alquiler, mientras espera “tiempo mejores” para volver a venderla en dólares. “Comparando precios de Miami a través de los portales líderes de esa plaza, encontramos en la Argentina rentabilidades de alquiler del orden del 2 al 3% anual, con precios de venta que ya están nuevamente cerca de su techo”, asegura, desde Gabriela Iglesias Propiedades, una inmobiliaria especializada en la zona.
Más demanda en los barrios cerrados, mayor rentabilidad
A más de un año de la llegada de la pandemia de coronavirus a la Argentina, quienes se trasladaron de la ciudad a los barrios cerrados para transitar el aislamiento obligatorio crearon nuevas rutinas y se acostumbraron a “vivir más en comunidad”. Así lo ve Clara Eickert, responsable de la sucursal de Pilar de Toribio Achával. “Se nota más solidaridad entre ellos. Si alguien necesita algún remedio de la farmacia, por ejemplo, siempre hay alguna persona dispuesta a buscarlo y alcanzárselo a la casa”, cuenta.
En el último tiempo, a los tradicionales grupos de WhatsApp se sumaron otros para conversar sobre todo lo relacionado a compras y salidas al supermercado. También se abrieron algunos específicamente para la venta de libros usados y otros para intercambiar datos de proveedores e incluso información sobre mascotas. Los vecinos empezaron a vender todo tipo de comidas: pastas, pizzas, y hamburguesas, entre otras opciones. También se ven nuevos emprendimientos, entre los cuales se destacan quienes comercializan productos orgánicos y cosméticos.
“Últimamente se notan muchas obras o refacciones: en muchísimas casas se ven volquetes afuera”, afirma Eickert. La especialista asegura que eso se debe a que, tras más de un año de pandemia, la gente pasó más tiempo dentro del hogar y se dio cuenta de “la necesidad de generar más espacios, por ejemplo, agregar un escritorio o modernizar la cocina. Se redimensionaron espacios y se les dieron, en muchos casos, usos distintos de los que tenían”, reflexiona.
Además, en medio de la segunda ola de coronavirus y las restricciones a la circulación, la naturaleza se afianza como un nuevo lujo. Los vecinos le dan cada vez más uso a los espacios exteriores y empiezan a refaccionarlos para adaptarlos a las necesidades. “Hay una revalorización de las galerías y los jardines”, indica Eickert. En la época de calor, la estrella de las casas era la pileta, pero ahora, tras la llegada del otoño y los días fríos, los fogones y calefactores ganan protagonismo.
La pandemia llegó para cambiarlo todo y su impacto se hizo notar en el mundo inmobiliario, incluso con operaciones y clientes impensados. La tendencia de trasladarse a las zonas suburbanas sigue en alza y, en este contexto de alta demanda, se abre un nuevo capítulo en el que los brokers ya anticipan que lo que empezaron a ver en el último tiempo es, de la mano de los tiempos que corren. Inédito.
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