Edgardo Defortuna, el referente argentino del mercado de real estate en Florida explica qué busca el inversor argentino cuando indaga los mercados del exterior
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Invertir en el mercado inmobiliario de Miami es una opción que por muchos años barajaron los argentinos. Entre los líderes del sector se encuentra el empresario Edgardo Defortuna, el inversor criado en Córdoba que desembarcó en Florida en los ochenta y fundó Fortune International Group. Después de posicionarse como referente en el ámbito del real estate norteamericano, el empresario decidió tender nuevos lazos con su país natal y consolidó una alianza con la inmobiliaria argentina Soldati con el fin de investigar las necesidades del inversor argentino para ofrecerle ofrecerle productos en el país administrado por Joe Biden.
En diálogo con LA NACION, el magnate analizó el mercado estadounidense y el perfil del comprador argentino que busca invertir afuera. Además, explicó por qué no mira a la Argentina a la hora de desarrollar proyectos. El mayor conflicto que encontró fue la irregularidad del sistema de inversiones local. “El problema para el argentino que quiere invertir en el extranjero es que el sistema impositivo y las reglas en la Argentina a veces no están muy claras. Los proyectos de la magnitud que hacemos llevan largo plazo en completarse, entre tres y cuatro años. En ese plazo empiezan con unas reglas y a veces terminan con otras, con otro gobierno o con situaciones muy diferentes; entonces es difícil participar en ese mercado”, dijo.
Alquileres temporales, los más elegidos para invertir
Según Defortuna, “hoy el mercado es muy activo, hay productos nuevos muy atractivos con una gama diferente de opciones en La Florida”. Por ejemplo, muchos inversionistas locales buscan afuera unidades que se puedan alquilar temporalmente: “Al inversor le gusta mucho eso porque lo puede usar y cuando no está ahí tiene un ingreso muy superior a que si lo alquilara anualmente en el país”, detalla. Sergio Soldati, Director de Soldati/Fortune. El empresario que se asoció con Defortuna coincide en que si bien “hay inversores que compran en plan de segunda vivienda de uso personal y otros que son inversores puros, también hay otros que quieren un mix entre invertir pero también usar; y buscan propiedades para después usar y cuando no están alquilarlas por Airbnb y que les genere una renta”.
Para el comprador masivo, Defortuna insiste en que se puede optar por invertir en productos más pequeños como unidades para alquilar de manera temporal. Por ejemplo, de momento tiene un proyecto ubicado en Brickell, Miami, en el que las unidades parten de los 50 m² con precios de US$380.000 y que pueden ascender hasta US$900.000 por una de tres ambientes. “Hemos vendido en el Design District 300 unidades en menos de seis meses. Al comprador le atrae mucho este tipo de inversión porque no solo invierte en moneda fuerte sino que también obtiene rentabilidad inmediata”, agrega el Presidente y CEO de Fortune International Realty.
Qué buscan los argentinos
Si bien reconoce que “hay cientos de argentinos interesados” en invertir afuera, analiza que “a lo mejor bajó la cantidad o dependiendo del tipo de cambio baja el ticket (el precio de la unidad). Antes compraban de US$1millón o US$2 millones y hoy optan por opcionesde US$500.000 o US$800.000. Hay que adaptar los productos”. Además, considera que “hoy, la protección contra la inflación es algo que la gente tiene muy en mente por el flujo de dinero que se ha volcado en el mercado. Sobre todo si compra en construcción, que de hoy a tres años debería ser un producto atractivo porque estás fijando el precio previendo una posible inflación en el futuro”.
En esta línea, dio a entender que “lo primero que quieren es estar seguros de que su inversión no se pierda ni desprecie. También preguntan por la liquidez, o sea, qué posibilidades hay de salir cuando necesito el dinero. Por eso, poder asesorar sobre cuáles son los productos con más liquidez y mas demanda es clave. En cambio, hay otros que son más de largo plazo y es un poco más difícil salir, sobre todo en momento que no sean tanto de boom”, añade.
Si parte de la seguridad que buscan reside en la apreciación de las propiedades, deben tener en cuenta que esta puede llegar a verse afectada por los niveles ascendentes de inflación en el país y sus consecuentes variaciones en la demanda y la oferta del mercado. Ante este factor, los compradores podrían pensar que las últimas noticias de inflación en Estados Unidos podría encender las alarmas. Sin embargo, Defortuna aclaró que “en el último año y medio las propiedades se han apreciado mucho”. “Más que la inflación es la demanda: cuando no hay mas demanda que oferta, los precios suben. Miami no solo tiene incremento de demanda en parte residencial sino también en comercial. Los edificios de oficinas se alquilaban a US$400 el metro cuadrado y en un año y medio subieron a US$900/m2 en edificios de lujo. Mientras que los residenciales también han subido de forma significativa y pienso que en dos o tres años la tendencia pueda continuar sin duda; porque hay demasiado interés y demanda y no tanta posibilidad de hacer cosas nuevas ya que conseguir terrenos hoy es mas difícil de lo que era hace 10 años”, explicó.
Defortuna también destaca el perfil del argentino que busca participar del negocio inmobiliario sin pasar a ser dueño. “En la Argentina vemos un inversor que ya tiene propiedades pero que le gustaría participar en el desarrollo inmobiliario como inversor de forma limitada, es decir, contribuir capital a un proyecto desde el comienzo y no atarse a una unidad”. Miami ofrece este tipo de oportunidades. “Por ejemplo, en inversiones en proyectos con capital manejamos rentabilidades de 15% a 20% anual o 100% en la vida del proyecto, es decir, tratamos de que si el inversor pone US$100.000, cuando el proyecto esté terminado le devolvamos US$200.000″, sintetiza.
El empresario también observa el refinamiento del cliente con el tiempo: “Antes la gente compraba sin ver por necesidad de mover dinero para afuera pero hoy el cliente es más sofisticado y estudia mucho el proyecto antes de comprar”. Es por eso que el magnate decide respaldar sus proyectos con marcas de grandes trayectorias, como el proyecto residencial de Ritz Carlton en las playas de Miami que consta de 205 unidades de lujo.
Un incentivo adicional que encuentra el empresario para los inversores argentinos es la posibilidad de conseguir una visa Eb-5 a través del real estate. “Antes requería una inversión en algo que generara trabajo, como un negocio o un restaurante, pero últimamente se ha extendido a las propiedades inmobiliarias. Entonces, si alguien compra una propiedad de US$750.000 puede tener la opción de tener una visa para estar en Estados Unidos. Tiene mucho éxito en México, Perú, Chile y pienso que va a ser muy atractivo también para el mercado argentino, sobre todo para la gente que manda a vivir a sus hijos allá”, considera.
Por su parte, Soldati reconoce que “hay muchos clientes que quieren invertir para salir de las inversiones de Argentina pero hay una gran demanda retenida de gente que quiere salir del país y está todo trabado”.
Opciones de inversión en América y Europa
Defortuna también cuenta con emprendimientos en países limítrofes del país, como Uruguay y Paraguay, donde las unidades que comercializa tienen un valor de venta del metro cuadrado que promedia los US$3000 o US$4000 y unidades desde US$100.000 que pueden alcanzar hasta US$1 millón. Opina que estos países “tienen reglas más claras de las que hay en la Argentina y esa sencillez y la posibilidad de invertir de esa forma es muy atractivo para un potencial inversor”.
De la misma forma en que estos países no cuentan con una barrera idiomática para la inversión de argentinos, el último país por el que apostó Defortuna cuenta con el mismo punto a favor. Se trata de España, donde en su proyecto Mandarin Oriental Residences ofrece 30 residencias y 4 penthouses de lujo con un “valor total US$3 millones a US$5 millones para unidades de entre 250 m2 a 400 m2″, especifica. También se encuentra involucrado en otro proyecto más cercano a la playa con precios más accesibles que parten de los US$900.000 y alcanzan los US$2 millones para unidades similares de 200 a 400 metros cuadrados.
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