El empresario cerró el Summit de Real Estate que todos los años organiza LA NACION y aseguró que la Argentina “tiene que desmostrar, no habrá milagros”
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El empresario Eduardo Costantini, creador de Nordelta, lleva más de 55 años como empresario y está acostumbrado a atravesar las vicisitudes de la economía argentina: hiperinflación, la salida de la convertibilidad, el 2001, los cepos cambiarios. “Los empresarios argentinos tenemos una cultura empresaria propia, estamos formados en este ecosistema. Lo que sucede es que en los últimos 20 años la situación se agravó: el sector público creció, lo mismo sucedió con la presión impositiva, la situación social se volvió más compleja, el país generó oportunidades que no hemos sabido aprovechar”, arrancó el mano a mano que mantuvo con José del Río, secretario General de redacción de LA NACION en el cierre del capítulo 7 del Summit de Real Estate, el evento anual que marca agenda en el sector y reúne a los principales referentes del mercado inmobiliario.
El riesgo de una hiperinflación fue otra de las preguntas del periodista que el empresario no esquivó: “el riesgo está, pero no creo que suceda”, explicó al mismo tiempo que aclaró que “ya estamos en niveles de entre el 80 y 100 por ciento. Entonces se hace difícil manejar la economía, tanto como ejecutar las decisiones empresariales”. A modo de ejemplo contó que está con una licitación para hacer una entrada y un club house en uno de los barrios de Nordelta pero no puede avanzar. “Las empresas que participan nos pidieron diferir la presentación de los pliegos, porque no tienen precios”, graficó el contexto actual.
Dólares y ahorros
Por otra parte, ante la pregunta de por qué los argentinos sentimos “pasión por los dólares” reconoció que “más que pasión es un recurso de defensa. En nuestra historia no nos han pagado los bonos, los depósitos, ni los bonos del gobierno nacional. Tenemos inflación pero con tasas negativas”. Entonces, recurrió a Brasil como contraejemplo. “Ellos tienen inflación, pero tasas positivas. Buscan proteger el ahorro nacional. En cambio, en nuestro país se castigó al ahorrista en pesos con tasas negativas porque no se buscó ahorrar, sino gastar para fomentar la producción y eso es un error garrafal. Lo que pasa es que la deuda que está en dólares no aguanta el nivel de riesgo, entonces la gente para protegerse va a los dólares, al ladrillo, o en una medida muy marginal al mercado bursátil”, describió el empresario.
Además, el creador de Nordelta reconoció que “el dólar libre está caro” y mostró cierta esperanza con las medidas anunciadas por el gobierno. “Tenderían a ser un programa si se complementan con otras y darían cierta calma en comparación a la crisis de julio pero no lo veo como una solución definitiva, tendrán efecto relativo no contundente”.
Desde una mirada más política, resaltó como una buena señal que el Frente de Todos reconozca la importancia de realizar un ajuste, de bajar el gasto público. “Esta es una definición que no se había dado. Tampoco la de tener orden en las cuentas públicas aunque cumplir con el 2,5 creo que es prácticamente imposible de implementar este año”, agregó.
Por otra parte, reconoció como clave ver como la situación política se compatibilizará con lo anunciado por Massa de cara a un año electoral. “Creo que lo que se logre, finalmente, será algo intermedio”, advirtió.
De cara a futuro, aseguró que la economía “navegará entre una alta inflación y el dólar que se irá adecuando a la inflación. Será clave ver qué pasa con las tasas y a qué acuerdo se llega con los exportadores porque con este dólar oficial las exportaciones no vuelan. No se puede convivir con una brecha semejante. Los argentinos quieren ver pruebas, hechos fácticos que se van a dar en los próximos meses. No habrá milagros, hay que transitar este momento con calma”.
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El mercado inmobiliario
A la hora de analizar el mercado de las propiedades reconoció que las medidas anunciadas fueron una buena noticia para un sector que “en julio comenzó a registrar una mayor baja en las ventas”.
Respecto a los precios, aclaró que hay que diferenciar los diferentes mercados: el de la ciudad y el de las afueras. Y puso como ejemplo a Nordelta y Puertos que en los últimos dos años registraron récord en los precios de venta a valor dólar libre a pesar de la corrida cambiaria. “Fue un ciclo que comenzó en el segundo semestre del 2020 y se extendió al primero de este año y que no esperamos que se mantenga. Pero anecdóticamente en los proyectos que tenemos en la ciudad de Buenos Aires estamos viendo un mercado de empresas con pesos que invierte en oficinas y en algunos departamentos”. También advirtió que cree que los precios de las unidades residenciales en la Capital Federal tocaron piso, “salvo que la economía genere una exacerbada suba del dólar que derive en una híper, algo que realmente no veo”
Por último, dio números de ventas y admitió que él mismo se sorprendió con los resultados: en los últimos dos años entre Nordelta y Puertos vendió 2000 terrenos por US$400 millones. “Si continuáramos con ese ritmo, Puertos estaría terminado en diez años, pero no va a ocurrir. En este proyecto ya vendimos más del 50 por ciento de los terrenos y tenemos por delante el desarrollo de media densidad que van a completar el concepto de ciudad pueblo”, adelantó.
En Nordelta también tiene proyectos y avanza con el desarrollo de un centro urbano de 380.000 metros cuadrados FOT con un área de innovación , un ecosistema tecnológico con espacios de trabajo compartidos entre empresas y universidades y un centro de diseño. “Estamos trabajando en un tenant mix, un proyecto muy desafiante”, agregó.
Por último, Del Rio le preguntó si miraba oportunidades de inversión en el exterior y el empresario respondió que sí, en Miami. Pero reconoció que lo “asusta la suba vertiginosa que registraron las propiedades en Miami” sobre todo ante el riesgo de una probable recesión en los Estados Unidos en un contexto con una inflación que ha crecido muchísimo y una situación de incertidumbre. “El mercado se está debatiendo el nivel de agresividad de la Reserva Federal y el de actividad, hay un trade off porque por un lado la Reserva dice quiere subir las tasas para bajar la demanda y el nivel de actividad. Este es un punto del que deberíamos aprender: si hay mucha inflación, hay que bajar el nivel de actividad, el consumo y la inversión aunque sea desagradable”, reflexionó.
En ese contexto, reconoce que “el mercado está benevolente y piensa que en un año la tasa de inflación en dólares esté -ponele- en siete y monedas, el core es 5,9, está pensando que va a bajar a un 2,3, y que las empresas van a poder remarcar y la inflación no va a ser tan grave. Entonces, las acciones están subiendo y en propiedades hay menos venta pero no hay baja de precios”. Todo ese combo, explica el empresario, genera que los terrenos aumenten y por ejemplo la tierra que compró para desarrollar Oceana Bal Harbour, hoy triplicó su valor. “Hoy tenemos miedo de convalidar estos precios, estamos en un compás de espera, de tres o cuatro meses para ver efectivamente qué pasa: hoy la tasa que llegó a 5 bajó un punto pero hace un año estaba en 3,5. La clave será ver si la inflación hace un pico, finalizó
Mirá el Summit de Real Estate de LA NACION completo acá
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