Con el objetivo de reactivar la construcción luego de un 2020 donde los desarrollos se vieron paralizados por la pandemia de coronavirus, el Senado sancionó el proyecto de ley que impulsa el blanqueo de capitales. El destino de los fondos declarados se canalizará únicamente para la construcción de obras privadas nuevas y para aquellas que posean un grado de avance inferior al 50%.
La iniciativa con la que el sector de la construcción espera un blanqueamiento de US$5000 millones, había sido presentada en julio por la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) junto a la UOCRA, la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU) y la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV). “El proyecto aprobado, que se trabajó con todo el sector privado y el sindicato junto con el Gobierno, prevé exenciones sobre Bienes Personales y Ganancias. Y, por otro lado, una exteriorización de capitales específico para la industria de la construcción, sobre la cual tenemos una gran expectativa”, explicó Iván Szczech, presidente de la Camarco.
En ese sentido, quienes adhieran al blanqueo no pagarán el impuesto de Bienes Personales por el valor de sus inversiones que realicen en inmuebles en construcción hasta el 31 de diciembre de 2022 inclusive: desde el período fiscal que se efectivice la inversión y por un plazo máximo de dos períodos fiscales. Además, podrán computar como pago a cuenta del Impuesto sobre los Bienes Personales el equivalente al 1% del valor de las inversiones en proyectos inmobiliarios y los titulares de inmuebles (o de derechos sobre inmuebles) podrán diferir el pago del impuesto a la transferencia de inmuebles (ITI).
Por otra parte, el tributarista Santiago Saénz Valiente destaca como dato no menor que “la nueva ley establece que quienes vendan su terreno a una desarrolladora para realizar una construcción privada nueva y tengan que pagar los gravámenes correspondientes por la transacción, podrán abonarlos al momento del cobro”.
El proyecto pretende generar una rápida declaración de fondos, tanto en pesos como en dólares. Por tanto, quienes blanqueen dinero dentro de los primeros 60 días -desde que entra en vigencia la ley- pagarán un impuesto especial del 5%, hasta el día 90 la alícuota asciende al 10% y escala hasta el 20% para aquellos que ingresen al régimen hacia el final de los cuatro meses que durará el blanqueo.
Después de un año en picada, ¿servirá para la recuperación?
Durante 2020 el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) acumuló una caída del 19,5% interanual, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Por eso, en un año que fue considerado negativo para la industria, el blanqueo se convierte en un posible motor para su recuperación. “Nuestro sector es un multiplicador. En este momento, donde recién estamos saliendo del pozo más profundo, los números se acercan a los valor prepandemia, pero que ya de por sí eran malísimos. Esta inyección permitirá retomar la actividad. No será un boom, pero vamos a poder poner en marcha una cantidad de proyectos que de otro modo sería muy difícil”, apuntó Gustavo Llambías, vicepresidente de la AEV.
Para los inversionistas, uno de los mayores atractivos son los bajos costos de construcción en dólares que hay en el mercado. En números, en febrero el costo de construcción de un metro cuadrado fue de US$434,84 según Reporte Inmobiliario. La cifra es 12% inferior en comparación con febrero del año pasado (US$ 493,54/m²) y casi la mitad respecto al mismo mes de 2017, cuando se registró uno de los valores más altos (US$ 832,03/m²). “El proyecto va a empujar el mercado. La gente está interesada en entrar en pozos hoy porque aún es barato construir. Y con este impulso adicional, se cerrarán más ventas. Es una muy buena iniciativa que apoyamos desde el principio”, opinó Daniel Tabakman, presidente de la CEDU, en diálogo con LA NACION.
Por su parte, el titular de la Camarco remarcó que la ley sancionada “servirá para impulsar el desarrollo del sector, recuperar los puestos de trabajo perdidos y lograr mayor oferta de viviendas”, ya que estos incentivos “son los que la industria de la construcción necesita para fortalecerse, generando mayor inversión y mayor actividad económica y, en consecuencia, más empresas y más empleo formal”.
“Este año fue particularmente difícil, veníamos de más dos años de caída ininterrumpida, tanto en la obra pública como en la privada, perdimos 180.000 puestos de trabajo y la pandemia agravó mucho esta situación”, indicó Szczech, quien agregó que el gran reactivador de 2021 es “una mayor asignación de fondos en el presupuesto nacional y el repunte de la inversión privada”.
Sin embargo, dentro del sector hubo quienes se mostraron más precavidos respecto a los beneficios de la nueva ley y no esperan “un aluvión de gente” que declare dinero aunque “contar tan solo con un poco de movimiento” de todas formas será positivo para el mercado. “Es una herramienta más para poder movilizar el sector en estos momentos, tenemos una visión positiva aunque el blanqueo no sea espectacular. Esperamos que este año repunte la actividad, que mueve tanta gente y tantos empleos”, aportó Alberto Fernández Prieto, presidente de la desarrolladora Fernández Prieto & Asociados.
Compartió la misma visión José Rozados, titular de la consultora especializada Reporte Inmobiliario, quien señaló que es una “medida muy focalizada por el producto al que debe destinarse, que despertará también un interés focalizado y restringido” por sus características. “Dista por supuesto de ser una herramienta en la que pueda ponerse expectativas para la recuperación de la inversión en construcción. Podría decirse que es una gota cuando se requeriría una catarata, pero al menos una gota que caerá dentro”, añadió.
Lo que está por verse, es la confianza que tengan los potenciales inversores sobre el blanqueo. En otras palabras, la credibilidad y seguridad jurídica del país es clave para que la agente apueste por este incentivo. “Hoy la verdad que nadie sabe cuáles van a ser las reglas del juego dentro de los próximos cinco años. ¿Cómo en ese contexto un inversor puede atreverse a tomar una decisión? Tiene que tener las garantías de que las condiciones en las que ingrese el capital no vayan a cambiar en el mediano y largo plazo. El blanqueo es un instrumento que tal vez genere puestos de trabajo en el cortoplacismo y eso es muy importante, pero no es sostenible. Hay que tomar decisiones más estructurales”, agregó Federico Gagliardo, presidente y fundador de la desarrolladora Vitrium Capital.
Las diferencias con los anteriores blanqueos
Cabe recordar que no es la primera vez que un Gobierno lleva adelante un blanqueo de capitales. En 2008 y 2013 Cristina Fernández de Kirchner estableció un sinceramiento fiscal a través de los Certificados de Depósito para la Inversión Inmobiliaria (CEDIN), donde se captaron US$4700 millones en la primera ocasión y US$2600 en la segunda. En 2016 Mauricio Macri realizó un blanqueo similar y logró una cifra récord de US$116.800 millones.
Sin embargo, tanto las desarrolladoras como el Gobierno aseguran que esta vez es diferente, ya que no tiene un fin recaudatorio sino movilizar la construcción. “A diferencia de otros blanqueos, la normalización de estas tenencias tiene importantes contrafuegos para que no se convierta en un traer la plata y nada más”, afirmó durante la sesión el legislador oficialista Carlos Caserio, presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
A esto se le suma que los fondos ni siquiera se destinarán a la compra de unidades usadas, sino que el requisito es que la obra tenga un avance inferior al 50% para su finalización. “Cuando planteamos el proyecto el año pasado, lo hicimos de tal manera que sirviera para reactivar la economía argentina en un momento donde la cosa estaba espantosa, todo estaba parado por la pandemia. La construcción tiene una gran capacidad de absorber mano de obra y reactivar fuertemente la economía a través de la cadena de valor más grande que tiene. En el sinceramiento fiscal anterior fue exitoso en monto, pero no tuvo impacto real sobre la economía como esperamos que suceda ahora”, cerró Llambías.
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