Las restricciones cambiarias, la imposibilidad de girar dividendos al exterior, la inflación y ciertos signos de leve reactivación económica luego de un 2012 recesivo, paradójicamente me permiten augurar un mejor año para el Real Estate local.
No hace falta mucho para lograrlo, dado que venimos padeciendo un parate sectorial tremendo, iniciado con el cepo. Pero lo cierto es que hoy, todos acumulamos pesos, sólo que algunos vienen sumando un importante volumen, y lo seguirán haciendo, con mínimas opciones de inversión para resguardar el valor del capital.
Esto afecta, sobre todo, a las organizaciones más grandes y reguladas que, como consecuencia de esta compleja situación, se están convirtiendo en importantes demandantes de activos inmobiliarios de renta. Adicionalmente han aparecido incentivos, como el llamado inciso k para las compañías de seguros, que las obliga a invertir una parte de su cartera en economía real. Claro que organizar esta clase de transacciones no es algo simple, dado que hay que interactuar con directivos empresarios a quienes les pesan los pesos, pero que no están acostumbrados a invertir en bienes raíces con los fondos de sus organizaciones.
Negociar contratos, entender los riesgos y evaluar la rentabilidad (en pesos) es una tarea que requiere un trabajo especializado que se suma a la detección de las oportunidades, que aparecen usualmente por canales no tradicionales. Pero lo cierto es que hoy se observa en nuestro país algo realmente notable, sólo visto en algún que otro país de América del Sur: hay multinacionales que históricamente se habían resistido a invertir en activos reales en la Argentina, que muestran signos de fuerte ansiedad por cerrar transacciones y adquisiciones a través de las cuales colocar sus pesos que día a día se ven erosionados por la inflación.
Lo mismo sucede con bancos, hoteles, fondos previsionales, entre otros, y en parte este fenómeno también se verifica entre quienes tienen ingresos altos excedentes, como los gerentes de empresas extranjeras que cobran un bonus a fin de año, por ejemplo.
Esta realidad es novedosa en nuestro mercado, pero sin duda generará un derrame sobre el mercado inmobiliario local, y quienes mejor lo sepan capitalizar, en 2013 harán buenos negocios.