En la provincia de Catamarca se encuentra la finca Altos de Tinogasta, que invirtió 500.000 dólares en maquinarias y obra civil
Una belleza infinita se extiende al oeste de la provincia de Catamarca, en los alrededores de Tinogasta, con su fuerte impronta geográfica y cultural donde sorprende a cada paso. Ahí, el color de las montañas se funde con el cielo y la Cordillera se adueña del horizonte. Andar la Ruta del Adobe permite ingresar en sus raíces, sus pueblos y su gente. Y al desandar la Ruta del Vino se descubre los sabores y aromas de cada bodega.
En esta zona, la Cordillera supera los 6000 metros y conforma un cordón al que se lo conoce como los Seismiles. Este cordón montañoso que resguarda los valles es una meca para los amantes del turismo aventura.
Este marco natural es el complemento ideal para el desarrollo de Altos de Tinogasta, un negocio donde expertos en la industria viñatera, olivícola y asesores aúnan sus fuerzas para desarrollar un emprendimiento con gran proyección en el mercado local y de exportación.
Altos de Tinogasta, la finca de 3000 hectáreas de viñedos y olivares al pie de las montañas, presenta su aceite de oliva extra virgen con varietales puros y blends, elaborados con arbequina, coratina, picual, barnea y arbosana.
"Desde hace tiempo, el aceite de oliva tiene protagonismo como producto de alta gama no sólo en materia gourmet, sino también en estética y belleza. Como se sabe, la Argentina es el sexto productor mundial y la provincia de Catamarca participa activamente de este negocio", comentó Horacio Fernández Méndez, director técnico del proyecto y especialista en cultivos intensivos de olivos.
El proyecto se compone por 208 parcelas de vides de 2500 m2, que se vende en 18.000 dólares, y 600 fracciones de olivares de 5000 m2, que se comercializan en 15.600 dólares.
"Altos de Tinogasta es un emprendimiento agroindustrial pensado para los amantes del savoir vivre. Es la puerta al mundo para quienes deseen ser propietarios de parcelas de viñedos y olivares, disfrutar del placer de cultivar sus propias uvas y producir un vino de alta gama con una cava controlada y aceite de oliva extra virgen", afirmó Fernando Frisicaro, especializado en viñas.
El parque industrial, que incluye la bodega y la planta de aceite de oliva, fue diseñado por la empresa Camer de Mendoza en una superficie total de 3000 m2, con una inversión de 300.000 dólares para comprar maquinarias de última generación. Para el patio de recepción de la fábrica se adquirió maquinaria especial española de la marca Agroisa y para la producción de aceite, una Westfalia, de tecnología alemana. Este último espacio comprende un galpón de 1000 m2 con un presupuesto estimado para la obra civil de 200.000 dólares. "Placer y negocios van de la mano. Este es el leitmotiv de Altos de Tinogasta, la finca emplazada en un lugar de incomparable belleza", explicó Diego Torrea, el gerente comercial.
Con el concepto de Real Estate productivo, Altos de Tinogasta brinda inversiones en tierras, combinado con las altas tasas de rendimiento que arrojan este tipo de modelos agroindustriales.
Según la tendencia actual de vitivinicultura en altura, esta finca se encuentra a 1300 metros sobre el nivel del mar, en una zona con gran amplitud térmica y alta insolación, características determinantes para asegurar el rinde y la calidad de los vinos. Las parcelas se encuentran plantadas con cepas elegidas como las variedades: cabernet sauvignon, chardonnay, malbec, syrah, torrontés y tempranillo, todas de selecta genética.
Cada fracción mínima de 2500 m2 permite producir aproximadamente 2000 botellas por año, por parcela, cuyo producto final pertenece a cada propietario. La rentabilidad anual es fruto de la comercialización de los productos, que se distribuyen en forma proporcional entre el consorcio que aporta su cosecha, sin importar el rinde particular de cada parcela, sino la producción total de la finca. La tierra se escritura a nombre de quien la compra con un capital activo en plantaciones", expresó Torrea.
La extracción de agua de montaña se logra con pozos entre 200 y 240 metros de profundidad, lo que posibilita el riego controlado por microgoteo.
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