Marta Harff volvió al mercado de perfumes ambientales hace 15 años con su nueva marca y ya tiene franquicias en cuatro países
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“Me reinventé varias veces y nunca miré para atrás”, dice sin titubear Marta Harff, la pionera de la perfumación ambiental que instaló estos productos en el mercado argentino. Después de problemas financieros con su primera marca, hoy no baja los brazos y hace 15 años gana la revancha con su firma Perfumum Bue que ya tiene 18 locales en total: 14 en el país y franquicias en otros países con dos locales en Brasil, uno en Chile y uno en España.
La vida no le puso las cosas fáciles. A los 37 años le detectaron cáncer de mama y lo superó, luego derribó los estigmas cuando se convirtió en madre primeriza a los 47 y con los años instaló un mercado de perfumería con su nombre que no tenía antecedentes en la Argentina. Sin embargo, la vida la volvió a desafiar cuando a los 56 vendió su empresa a un fondo de inversión que la llevó a la bancarrota. De su primer intento aprendió muchas cosas, entre ellas no volver a poner su nombre como identidad de una marca. Por eso un tímido “by Marta Harff” aparece debajo de las letras grandes que enuncian su nueva marca. Este tiene muchos significados: “Del latín, a través del humo, y BUE por Buenos Aires, porque quise ponerla como si fuera cualquier otra gran ciudad, como Londres o París”, explica en diálogo con LA NACION.
En su afán de posicionar la capital argentina desde su título logró que a partir de una inversión inicial de US$100.000, la marca cruzara las fronteras. Aunque admite que no fue tras eso, las propuestas de exportación le tocaron la puerta: “Empecé un proyecto muy acotado, para un público muy reducido, y me encontré con la sorpresa de que me vinieron a buscar para hacer franquicias”. Hoy en día, los locales abren todos los días en Argentina, Chile, Brasil y España.
Marta resurgió de entre las cenizas y hoy vuelve a comercializar sus fragancias insignia, tanto algunas de los clásicas como muchas novedosas. Además, en el catálogo brillan la lámpara catalítica, que cobró mayor relevancia durante la pandemia por su capacidad para purificar el ambiente, y la línea ambiental Serendipia con fragancias más disruptivas. Sigue también agregando productos al catálogo, como cremas, sérums, aceites y humificadores.
Su éxito renacido lo adjudica a varios atributos, entre ellos, la conexión con el cliente. “El éxito es un proceso donde el cliente vuelve y te recomienda si queda muy satisfecho, por eso su confianza es el máximo capital”, analiza, y vivir bajo esa filosofía la llevó a pasar por “situaciones donde vienen y me felicitan“, dice. De esta unión fue que se le ocurrió la solución ecológica de comercializar uno de sus grandes hits, los bidones para rellenar los frascos: “Era estéticamente horrible pero resulta que era práctico y servía con todos sus defectos. Primero lo escondía y después lo puse hasta en la vidriera. Aparte evolucionamos tanto que llegamos al bidón como único producto que se venda y regalábamos el frasco con las varas. En Madrid nos pasó de gente que entre y diga `Por fin a alguien se le ocurrió´“.
Entre los consejos que forman parte del asesoramiento al comprar un producto, Harff especifica cómo perfumar una casa apropiadamente: “Si la casa es de 70 m², puede tener tres ambientes y en cada ambiente debe haber un frasco con varas. Es lento pero permanente. Por otro lado, el textil que se aplica en cortinas, tapicería y ropa para cama se usa de manera diaria”, aconseja.
La pandemia: la explosión del crecimiento
La necesidad de adaptar la casa a un espacio ameno donde habitar se reforzó durante la pandemia, cuando la gente pasó más tiempo que lo común encerrada en sus hogares. Según la emprendedora, “en ese tiempo algunos locales duplicaron y hasta triplicaron su facturación, aunque el vínculo personal se perdió mucho”, y agrega: “Los únicos negocios que sufrieron son los que están en zonas de trabajo y turismo, mientras tanto todos los demás crecieron. Incluso en plena pandemia abrimos dos locales con franquicia, uno en Palermo en septiembre del 2020 y otro en Córdoba en noviembre de ese año. Tenían hasta cola para comprar, lo que para mí era notable“.
Para la oriunda de Misiones, la expansión del negocio debe darse naturalmente y en primera persona. “Me entusiasma mucho el crecimiento genuino, no me interesa ir a buscar locales sino que los vengan a buscar. Y que quienes estén a cargo se dediquen de forma personal, no que un inversor ponga la plata y no esté día a día en el negocio”.
Los franquiciados interesados en salir a la venta con un local físico deben abonar US$1000 por cánon y el negocio debe cumplir con el estándar de entre 30 y 40 m², a lo que se le suma el capital que Harff calcula que cuesta aproximadamente $2 millones.
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