Renovado, el Cadet no perderá su identidad y suma un restaurante de comida francesa. Cuenta con 31 habitaciones, dos suites junior y una principal
En South Beach, famoso por haber hospedado al capitán Clark Gable durante la Segunda Guerra Mundial, el Cadet Hotel se renueva sin perder su identidad y tiene uno de los restaurantes de comida francesa más exclusivos del momento, Pied a Terre.
El espíritu nostálgico del Hollywood de la posguerra, la eterna elegancia parisiense, la moderna sofisticación de Miami, todo cabe en el Cadet Hotel, en el corazón de South Beach, sobre la James Avenue y a minutos del New World Symphony Hall, The Fillmore Miami Beach en el teatro Jackie Gleason, del Bass Museum of Art y de la sede del Miami City Ballet. Las playas, más que atractivas, están cruzando Collins Avenue, famosa por sus tiendas de grandes diseñadores y a pasos del hotel. En verdad, todo South Beach es conocido por su exclusiva zona de compras, sus restaurantes de categoría, su animada vida nocturna y entretenimiento: Ocean Drive y Miami Beach Golf Club, también cerca del Cadet.
Construido en 1941, Clark Gable, uno de los mayores galanes de cine de todos los tiempos, vivió en el hotel cuando en épocas de la Segunda Guerra Mundial se refugiaron en Miami cientos de cadetes de la fuerza aérea de los Estados Unidos que estaban bajo el mando del capitán y actor. En los últimos años, el Cadet se ha renovado y convertido en exclusivo hotel boutique, asociado al más estupendo confort contemporáneo, sin perder tradición. La doctora Vilma Biaggi, que lo compró en 1986, parece haberlo renovado con la misma sabiduría con que construyó su familia y su carrera como cirujana especializada en salud femenina.
"Fui primero mamá y luego doctora. Me gradué como cirujana en la Universidad de Guadalajara y durante los últimos 20 años no dejé de ejercer, pero también he puesto el corazón en darle nueva vida al Cadet. La puesta en valor demandó muchos años y esfuerzos", dice su dueña.
Valió la pena, el hotel ofrece una de las más encantadoras experiencias de la hospedería moderna. Tal como proyectó Vilma, conserva el esplendor de su arquitectura art déco, ciertos aires románticos propios de la cinematografía de los 40, pero atendiendo los requerimientos de la vida actual. Cuenta con 31 habitaciones, dos suites junior y una principal. Esta última dedicada a Gable: "Es parte fundamental de la historia del hotel y la estancia más solicitada en las reservas. Su amplia sala de estar abarca un escritorio y un área de trabajo, grabados antiguos y mobiliario personalizado. El dormitorio principal tiene una cama deluxe tamaño king con una bañera de cuatro patas a un lado y una ducha de lluvia con múltiples chorros".
Como el resto de las habitaciones, esta suite cuenta con televisión de pantalla plana, minibar completo, caja de seguridad, Internet inalámbrica, lujosos juegos de cama de algodón egipcio y vista al jardín, con sus bambúes silvestres, arbustos maduros y buganvillas, además de un frondoso seto que otorga privacidad a una suerte de living exterior, ideal para tomar el desayuno o disfrutar de una copa de champagne a la noche y a la luz de los candelabros. Además, todos los huéspedes del Cadet pueden relajarse en el spa o disfrutar de las piscinas, así como asistir al Club Escocés, ideal para amantes de whiskies de colección.
Hay quienes dicen que donde mejor se manifiestan los cambios es en la cocina del Cadet y en su restaurante Pied a Terre. Biaggi pone especial esmero en la comida, con una tendencia hacia lo natural y lo orgánico. No es raro verla llegar con una canasta de huevos que recoge de gallinas criadas en el campo, para que sus huéspedes puedan deleitarse con un riquísimo desayuno. Por su parte, el Pied a Terre, abierto por las noches, ofrece refinada cocina francesa contemporánea.
"Nuestro objetivo es crear un lugar amable y cálido lejos de casa, donde los comensales puedan relajarse y dejarse llevar por exquisita variedad gastronómica", explicó Patrick Gruest, maître y sommelier del hotel.
San Isidro
Por medio del Traveling Chef Program, este restaurante invita a chefs de todos los países a visitarlo e introducir nuevos conceptos y técnicas al siempre impecable pero cambiante menú del lugar. Además, atento al gusto de Vilma Biaggi, Pied a Terre recurre siempre a ingredientes frescos y de la época, para lo que desarrolla un programa de apoyo a las chacras locales.
La carta de vinos también se abastece de pequeños tesoros que no se encuentran en la mayor parte de los restaurantes de la zona, asegurándose una carta de alta calidad, lo más exclusiva posible. Con capacidad para 36 comensales, que pueden degustar tanto un popular consomé de langosta como un filete de res con corteza de pimienta, una créme brûleé de lavanda o una torta de lava de chocolate, párrafo aparte merecería la seductora atmósfera del Pied a Terre, que invita a sentirse tan cálidamente recibido como en esos pequeños restaurantes franceses, también de película.
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