El cuidado del medio ambiente, el uso apropiado de la energía, las construcciones sustentables y las acciones específicas tendientes a la preservación de recursos, hace tiempo que dejaron de ser una moda para convertirse en una nueva manera de entender la vida y de interactuar con el mundo. “Cada año son más los edificios de oficinas verdes que se construyen en todo el planeta, apoyándose en una demanda creciente de este tipo de inmuebles”, comenta Danilo Antoniazzi, Well Building AP, auditor Breem N y experto en EDGE. Los edificios sustentables son aquellos que generan los menores impactos en el medio ambiente porque reducen desde su diseño, construcción, gestión y tecnologías aplicadas, el consumo de la energía, del agua, de la generación de contaminantes y de los residuos. Los especialistas afirman que cuando no son sustentables, este tipo de inmuebles consume más del 50% de la energía existente y más del 50% del agua potable disponible. Por estos motivos, resulta de vital importancia el diseño y la construcción de proyectos que ofrezcan soluciones ambientales. “Para que un edificio, tanto residencial como de oficinas, sea considerado sustentable, tiene que ser diseñado -desde el origen- bajo determinadas normas de sustentabilidad (LEED -Leadership in Energy & Environmental Design-, EDGE -Excellence in Design for Greater Efficiencies-, Well Building, etc) y, luego, haber recorrido el camino de la certificación que le permite ser reconocido como tal”, comenta Juan Pablo Gutiérrez, Co-Founder GM2 Real Estate, especialista en oficinas corporativas. Según Antoniazzi, son varios los puntos que hay que tener en cuenta a la hora de llevar adelante un proyecto sustentable: confort interior (calidad del aire dentro del inmueble); acústico (el diseño deberá impedir la contaminación sonora por ruidos molestos) y visual (los espacios tendrán que contar con ingreso de luz natural y con vistas libres hacia el exterior). Además, estos edificios deben tender a reducir los consumos de energía y agua, al igual que reducir la generación de los residuos y de los contaminantes (gases de efecto invernadero)”, dice el especialista.
Este tipo de proyectos no sólo tiene un impacto directo en el ahorro energético sino que, además, ofrece una infinidad de beneficios: “Está demostrado que si el empleado trabaja en un ámbito laboral armónico, con buena calidad de aire interior, con buena iluminación natural y vistas hacia el exterior, en un entorno con baja contaminación sonora y buena accesibilidad, los ratios de productividad mejoran considerablemente. Por otro lado, un caso que se usa como ejemplo son las clínicas, sanatorios, hospitales y el tiempo de recuperación de los pacientes que baja considerablemente en aquellos edificios con vistas abiertas hacia espacios con vegetación y luz natural”, explica Antoniazzi.
Según Adrián Mercado, CEO del Grupo Adrián Mercado, estar en un edificio sustentable aporta a las empresas un plus de confianza y credibilidad sobre su compromiso con el medio ambiente. “Ya no se trata, solamente, de hacer campañas publicitarias sobre un nuevo edificio sustentable sino que los usos del mismo lo sean y que todos sus empleados se concienticen sobre la importancia de ahorrar tanto en los gastos innecesarios como en los hábitos nocivos para el medio ambiente. Hoy, las grandes compañías saben que para tener un impacto social positivo deben contemplar parámetros de sustentabilidad, tanto hacia afuera de la empresa como hacia su interior”, cuenta Mercado.
Tendencia que crece
“En Argentina, cada vez son más las corporaciones que al elegir sus locaciones optan por edificios certificados que fueron pensados y construidos bajo normas de sustentabilidad. Sin dudas, esta tendencia, año tras año, seguirá sumando seguidores; y éstos, impulsando más y más el desarrollo de nuevos proyectos verdes o amigables con el medioambiente. En la actualidad, la gran mayoría de los edificios corporativos en construcción y proyectados está aplicando las normas de sustentabilidad para poder seguir con la certificación correspondiente. Se estima que para el final de esta década, en la Argentina, las compañías multinacionales sólo estarán dispuestas a elegir inmuebles de este tipo para localización”, dice Gutiérrez. Y agrega Antoniazzi: “En nuestro país todos los proyectos se certifican bajo el sello LEED -definido como un Green Building Rating System-. Los nuevos proyectos van por la certificación LEED Core & Shell, y las empresas que alquilan y/o compran certifican lo que se denomina Comercial Interiors o interiorismo. Las plantas se entregan libres y los tenants y/o inversores certifican de acuerdo al equipamiento que se proyecte”.
Respecto a la región, la Argentina se encuentra en un estado muy avanzado y es uno de los países con más proyectos certificados y pionera en el continente. “Aquí contamos con una gran cantidad de profesionales acreditados con conocimientos para certificar proyectos bajo los sellos LEED, EDGE, WELL, Breeam, Sites y TRUE, entre otros”, cuenta Gutiérrez.
Historia de las certificaciones
A lo largo de las últimas décadas, han surgido a nivel internacional distintas certificaciones aplicadas a la construcción sustentable y que, marcando el rumbo de un nuevo paradigma, han moldeado las bases de un diseño en armonía con los principios del cuidado del medioambiente. “Algunas de las certificaciones sólo se han circunscripto a los países de origen y otras han trascendido las fronteras. La primera certificación de edificios sustentables fue Breeam (Inglaterra, 1990); le siguió la LEED (EE.UU:, 1998); Minergie (Suiza, 1998); Casbee (Japón, 2001); Green Star (Australia, 2003) y DGNB (Alemania, 2007). En los últimos años, la International Finance Corporation del Banco Mundial de los Estados Unidos lanzó el sello EDGE, sólo para países en vías de desarrollo, y WELL Building Standard (EE.UU., 2014). De estos sellos, los que han trascendido las fronteras fueron LEED, Breeam y EDGE. Los otros sólo se han utilizado en sus países de origen”, explica Antoniazzi.
El Well Building Standard es el primero en su tipo que se focaliza en la salud y bienestar de los ocupantes de los edificios. Este sello está diseñado para trabajar en armonía con, por ejemplo, las normas LEED, entre otras certificaciones internacionales.
Todas las acciones suman
Muchas de estas compañías que promueven un cambio cultural son algunas de las que demandan nuevos proyectos sustentables para mudar sus oficinas. Y esta preferencia irá en aumento por los nuevos desafíos que la pandemia conllevará. “Entre las acciones que pueden llevar adelante las compañías se destacan aquellos programas de concientización del cuidado de los recursos naturales y del medioambiente, se puede proponer el uso apropiado de la energía, del agua y la reducción de la generación de residuos. Estas medidas suelen tener como objetivo final el conocido concepto de ‘cero basura’”, comenta Antoniazzi. Y agrega Mercado: “En este tema, todo lo que se pueda hacer es importante: tener cestos diferenciados para discriminar la basura, que cada escritorio tenga una buena entrada de luz solar para evitar el uso de electricidad, que cada compañía trabaje en la educación y capacitación de los empleados, recolectar el agua de lluvia para el riego de las plantas del complejo como en las descargas de los inodoros, la incorporación de termo-tanques solares para la generación de agua caliente, entre muchas otras”.
Está claro que el compromiso con el cuidado ambiental no sólo se realiza con el desarrollo de edificios verdes, sino que requiere de una cantidad de acciones -tanto pequeñas como grandes- que puedan ser sostenidas en el tiempo y aplicadas en todo.
El cambio cultural
En la actualidad, hay muchas compañías locales que llevan adelante un proceso de cambio: desde un modelo de producción lineal de consumo y descarte, a uno centrado en la economía circular -donde los materiales son reintroducidos al sistema productivo y, evitando mayores niveles de contaminación y polución, reducen las emisiones de gases de efecto invernadero-. Además, estas medidas no sólo generan empleos sino también oportunidades de inclusión social. “Hoy las compañías están muy ‘miradas’ por el mercado en la forma en que hacen las cosas. Actualmente, ya no se aceptan mentiras ni excusas para las malas prácticas y el consumidor, con su poder de compra, será cada vez más el que determine a quién premiar y a quién castigar con su dinero. Más que nunca, se promueven empresas con ‘propósito y que, orientadas bajo principios que buscan el bienestar de las personas, el cuidado del planeta, la disminución de la pobreza y el acceso a oportunidades y trabajo digno, colaboran con una mejora general”, cuentan Antoniazzi y Gutiérrez.
Según Mercado, los proyectos inmobiliarios sustentables son un negocio redondo que ofrecen beneficios a todas las partes. “Un edificio de este tipo brinda ventajas a todos los actores intervinientes. Los primeros beneficiados son los desarrolladores, ya que las características sustentables se convierten en un plus a la hora de la comercialización (defienden mejor los precios y son más atractivos para las empresas). Los usuarios también se benefician, ya que este tipo de inmueble propicia una reducción de los costos operativos de la empresa; además, otorga más valor a la propiedad, optimiza el ciclo de vida útil del edificio, y mejora la satisfacción de los empleados y su productividad”.
Si se comparan con edificios tradicionales, los alquileres para los proyectos certificados defienden valores en las rentas y en el precio de venta aproximadamente un 5% más alto. Por otra parte, desde el lado del inversor, el ROI (return of investment) es mayor y el plazo de recupero suele ser mucho más corto (en años). Otra de las ventajas que ofrece este es que el activo suele mantener el valor por más tiempo Tienen una mayor demanda para las corporaciones internacionales con políticas alineadas al cuidado del medioambiente.
Consejos de expertos
Según Paulina Santibáñez, gerente de contenido senior en la Universidad Tecnológica de México, aquellas empresas que comenzaron a cambiar la cultura empresarial hicieron foco en tres grandes ejes: reducir el consumo de transporte, papel y energía. Tal es el caso de Siemens, Google e IBM. Para aquellas compañías que estén dispuestas a comenzar a recorrer este camino, la especialista ofrece algunos consejos fáciles de implementar, rápidos y económicos.
- Motivar el uso del transportes menos contaminantes: colocar racks para que los empleados puedan dejar sus bicicletas y ofrecer incentivos financieros para aquellos que hagan pool en su vehículo con otros compañeros de trabajo.
- Reducir el uso del papel: colocar pizarras o utilizar un sitio web para compartir las comunicaciones internas; enviar correos en lugar de repartir copias; digitalizar documentos y evitar archivos en papel.
- Bajar el consumo eléctrico: apagar las computadoras cuando acuden a una reunión o cuando salen a almorzar; bajar el brillo de las pantallas; utilizar fondos de escritorios oscuros de las computadoras; instalar temporizadores que se puedan programar para apagar los aparatos eléctricos en los horarios en que la oficina no está en funciones.
- Utilizar equipos multifunción: reemplazar fotocopiadoras e impresoras convencionales con máquinas multifunción que permitan hacer copias, imprimir, escanear y enviar faxes, esto ahorra la energía que consumirían todos esos artefactos por separado; adquirir impresoras de tinta sólida sin cartucho o MFP porque generan menos desechos. -Minimizar las impresiones: imprimir cada hoja por ambos lados y comprar papel reciclado. - Incitar el reciclado de papel: colocar recipientes para recolectar papeles usados que puedan ser reciclados tanto internamente como externamente (por fundaciones o ONG).
- Aprovechar al máximo la luz natural y la ventilación: realizar redistribuciones y, si es necesario, hasta reformas rápidas con la finalidad de hacer valer los beneficios propios del espacio en cuanto a ventilación y luz natural.
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