BARCELONA.- Una nueva consciencia está llevando a buscar patrones de consumo más responsables y sostenibles. Estos cambios se plasmarán en diseños con materiales reciclables y ecológicos. En Barcelona, proliferan los comercios en esta línea, como tiendas de moda solidaria, centros de biocosmética, peluquerías sin crueldad animal, sexshop libre de plástico, zero waste shops. Panaderías de masa madre, trigo ecológico y variedades antiguas de granos. Green markets, bar de kombucha (una infusión de ligero sabor ácido), heladerías con sabores sin conservantes, lactosa ni gluten. Alquiler de motos eléctricas. “Desde hace dos años hay un auge de propuestas más sostenibles, en muchos sectores, no solo el agroalimentario, también en turismo e incluso en comercios; tanto a nivel de productos naturales como responsabilidad social corporativa. Muchas tienen hoy la meta de ser más sostenibles”, sostiene Javier Espasa, dueño de Slow Spa, un spa vegano donde se utilizan únicamente productos orgánicos con principios activos naturales que no incluyen en su composición ingredientes o derivados de origen animal ni elementos químicos artificiales.
Si bien España venía un tanto retrasada en el auge del veganismo, en comparación con otros países de Europa como Italia o el Reino Unido, el escenario pandémico disparó esta movida: “La demanda de bienestar seguirá en crecimiento, porque la gente quiere comer bien y cuidarse mucho más, busca cosas buenas y naturales, las necesita para estar mejor. Un espacio anti-stress es un lugar ideal para los tiempos que corren, puede ayudar a recuperar el equilibrio”, asegura Javier sobre su emprendimiento. Y si bien nos es necesario ser vegano para ser cliente o consumir estos nuevos productos y servicios, mucha de la clientela los elige por la diferencia que encuentran en los productos, los resultados y hasta el trato y la atención de quienes atienden.
En esta tendencia ya instalada de cuidar cuerpo y mente, Slow Spa es un templo de relajación y belleza vegana. Al cruzar las puertas de calle, el ritmo cambia. Javier se inspiró en Asia para ambientar su local, principalmente en los mejores hoteles de Hong Kong y Singapur: “Quise que Barcelona tuviera un espacio emblemático en una ubicación céntrica. Escogimos un inmueble de 400 m² que ambientamos de una forma cálida, con una sutil inspiración oriental. Es una propuesta wellness revolucionaria, destinada a todas las personas. El centro está preparado para recibir a todo aquel que quiera hacerse un tratamiento de cara o cuerpo, también alguien con una discapacidad o disfunción. Y tomamos todas las medidas para la seguridad de los clientes; nuestras salas son amplias, tienen más de 22 m². Es un momento de tratamientos más holísticos, de aromas, de música y de un espacio para uno mismo”, expresa Javier.
Barcelona activó un plan de acción 2020-2030 contra la emergencia climática, con cien medidas urgentes y contundentes para acelerar la adaptación de la ciudad y alcanzar una reducción del 50 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la disminución de emisiones de CO2 en dos millones de toneladas.
Tanto empresas como consumidores buscarán cada vez más que los productos tengan una historia que les de pertenencia a un lugar. En la decisión de compra de proximidad influye no solo la cercanía al comercio y la posibilidad de ir a pie, también la proximidad emocional: el vínculo cotidiano entre el consumidor y el vendedor. En alimentación, proximidad significa productos frescos y de confianza. La diversidad de materias de un territorio y su especialización. A nivel de ambientación, equipamiento, decoración y distribución del espacio, es importante hacer cambios que respondan a los nuevos hábitos de consumo, decisiones de compra y medidas de seguridad en la tienda física. Lo mismo en los servicios vinculados al cuidado del cuerpo, la belleza y el bienestar personal, la tendencia es buscar productos y experiencias que estén en armonía con el cuidado del planeta.