En Luxemburgo, Vietnam y Singapur ya se ven estas construcciones dedicadas al mundo laboral con vegetación en su exterior e interior
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Los edificios verdes, hace tiempo, fueron ocupando el centro de la escena en todo el planeta. Los que son más modernos no sólo tienen como objetivo cuidar el medio ambiente sino que fueron concebidos con una clara finalidad: mejorar la calidad de vida de sus ocupantes. Como dicen algunos sociólogos, la arquitectura, cada vez más, busca lograr edificios no sólo que resulten vivibles (sean para residir como para trabajar) sino que, además, se conviertan en estructuras vivas capaces de ir creciendo, madurando, a medida que éstos son habitados. Y en esa dirección parecen transitar los mejores arquitectos.
Icône cosecha elogios
El equipo del estudio Foster + Partners, sin dudas, es una de las firmas arquitectónicas más reconocidas del mundo. Y no es para menos porque la mayoría de sus trabajos lo avalan. Uno de sus últimos proyectos es el complejo de oficinas colaborativas Icône, que está cosechando reconocimientos a nivel internacional. Posee 18.800 m² y se levanta en el moderno barrio Belval (que combina investigación, educación, ocio y comercio) en Luxemburgo.
El edificio de oficinas -que busca alcanzar una certificación Breeam Excellent- está lleno de luz y vegetación, fomenta un espíritu de cocreación y colaboración. Su diseño responde a la necesidad de entornos de trabajo flexibles y seguros que se consolidaron como necesidad desde la irrupción de la pandemia.
La obra, que recuerda a los viejos inmuebles industriales, tiene fachadas y tejados de vidrio y su interior está provisto de un importante atrio central. El complejo ofrece una gran cantidad de amplios espacios pensados para facilitar el trabajo grupal, entre los que se destacan las terrazas verdes (ideales para realizar reuniones informales) y los sectores de descanso, dispuestos en los niveles superiores, que invitan a hacer un alto en medio de la jornada laboral.
La luz natural y el verde de los microjardines interiores -que están dispuestos por todo el complejo- son una invitación al relax y a la revinculación. Factores éstos que, desde la manifestación de la pandemia, se convirtieron en puntos centrales de la nueva arquitectura.
Vietnam y su bosque vertical
Vietnam presentó en sociedad un edificio de oficinas que, a simple vista, se asemeja a un bosque vertical. El inmueble, que se terminó de construir en 2022 y que lleva el sello del estudio VTN Architects, tiene una superficie cubierta de 1386 metros cuadrados y es uno de los mejores exponentes de la arquitectura actual -que busca estar en sintonía con el medio ambiente-.
Según los propios arquitectos, este edificio -llamado Urban Farming Office- es una declaración de principios que intenta recordarle a la ciudad que el crecimiento urbano no tiene por qué relegar las zonas verdes. “Éste es un esfuerzo concreto en la lucha contra la contaminación ambiental. El objetivo del proyecto es devolver un espacio verde a la ciudad”, sostienen los arquitectos encargados del proyecto.
El singular edificio está ubicado en una zona recientemente urbanizada de la ciudad Ho Chi Minh. Este proyecto inmobiliario dedicado a oficinas es una clara demostración de que la agricultura urbana vertical es posible.
Su fachada está formada por un conjunto de plantas autóctonas colgantes que dejan filtrar tanto el aire como la luz solar. “La granja vertical que creamos proporciona un microclima confortable para sus ocupantes”, explica uno de los arquitectos. Y agrega: “El riego de las diferentes especies que tapizan el frente se realiza con agua de lluvia. El edificio, de alguna manera, se convirtió en una construcción viva que busca estar en armonía con el entorno”.
El diseño arquitectónico ofrece interiores amplios sin divisiones, grandes aberturas y espacios generosos que invitan al trabajo colaborativo. Allí las -pocas y necesarias- columnas parecen convertirse en singulares elementos estéticos.
Singapur y su nueva torre verde
Singapur acaba de terminar su gigante verde. Se trata de la torre CapitaSpring (de 280 metros de altura), un proyecto mixto llevado adelante por los estudios de arquitectura BIG y Carlo Ratti Associati. Según los arquitectos, ésta es una transición perfecta entre el jardín y la ciudad. El edificio, que se encuentra enclavado en el distrito financiero de Singapur, tiene 51 pisos (unos 93.000 m²) e incorpora grandes espacios verdes que están enmarcados por impactantes aberturas esculturales en la fachada.
El complejo alberga en su interior 56 espacios gastronómicos y una importante área destinada a oficinas y casi tres centenares de unidades residenciales con servicios hoteleros. Además, cuenta con un centro comercial minorista y, lo más atractivo, una serie de jardines tropicales -que tienen como objetivo llevar la naturaleza a la ciudad-.
Sin dudas, el gran protagonista del edificio es el verde con 8360 metros cuadrados de jardines internos. En la planta baja, los visitantes se encuentran con un llamativo sector denominado “plaza del bosque lluvioso” y un parque público. Este último cuenta con varios lugares aptos para realizar actividades físicas, áreas con intervenciones artísticas y espacios previstos para eventos comunitarios. Este parque fluye hacia la “sala de la ciudad”, un amplio atrio de 19 metros de altura dentro de la torre. El lugar crea vestíbulos separados que se convierten en los portales de accesos para las oficinas, las unidades residenciales y el centro gastronómico.
Las unidades residenciales se ubican en los ocho pisos inferiores de la torre, mientras que las oficinas ocupan las 29 plantas superiores. Entre los dos se encuentran cuatro pisos de lo que los arquitectos llaman el “oasis verde”, un jardín gigante y abierto de 30 metros de altura, con niveles interconectados que forman un paseo botánico espiralado, que ofrece mágicos miradores. Un dato simpático, pero no por ello menor, en la parte superior del edificio hay un jardín a cielo abierto, con 150 especies de plantas comestibles que proporcionan ingredientes para los restaurantes y cafés del edificio.
La torre, la segunda más alta del país, cuenta con 80.000 plantas y busca convertirse en el ícono de la Ciudad Jardín, como se la conoce a Singapur. La torre incluye muchos servicios que apoyan el Plan Verde 2030 que lleva adelante Singapur -desde hace algunos años- entre los que se destacan, además de su vegetación, un gran estacionamiento apto para 165 bicicletas y una ciclovía de 600 metros que rodea el edificio
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