Su vida dio un giro cuando emigró a los Estados Unidos, donde descubrió su nueva vocación que ejerce hasta el día de hoy
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Cuando Cristina Bruno viajó a Estados Unidos por motivos de su profesión médica, jamás pensó que terminaría vendiendo propiedades famosas en Buenos Aires. “Amo lo que hago, también amé mi profesión de médica y amo el mundo inmobiliario”, cuenta la mujer que con 75 años, sigue dedicándose a la venta residencial en Argentina, profesión que realiza desde hace 17 años. “Con la medicina, le facilitas a la gente las posibilidades de sentirse bien. Con la venta de propiedades facilitó al cliente la posibilidad de llegar a una buena negociación y dar con lo que necesita”, hace un paralelismo entre sus dos profesiones.
Bruno comenzó su carrera ginecológica desde muy joven a la vez que criaba a sus tres hijos sola. De la misma manera, abrió la empresa que lleva su nombre dedicada a la comercialización de propiedades. “Empecé sola, seguí sola y me va muy bien sola”, dice Bruno entre risas.
A pesar de que comenzó a incursionar en ese mundo luego de varios años dedicándose a un rubro completamente distinto, Bruno recuerda que siempre tuvo las habilidades indicadas. “Una vez compré un auto nuevo, un Peugeot 504, que me costaba lo mismo que un monoambiente que me había fascinado, así que en un día vendí el auto y me quede con el departamento, lo arreglé y después lo vendí mejor”, cuenta la broker.
Entre su profesión de médica y la actual existe una similitud: la relación humana, que según Bruno es lo que más le gusta. “El trato con la gente es básico para que yo me sienta bien, independientemente de la venta”, asegura.
El principio del cambio
Dice Cristina que nunca entendió cómo pasó de la medicina al mundo inmobiliario, aunque comenzó a tomarle el gusto en Estados Unidos, cuando se fue del país durante la gran emigración en el año 2000. Por aquellas casualidades de la vida, conoció a una broker argentina, Perla Bursztein, una de las principales productoras en la industria del real estate, quien se convertiría en su mentora.
“Me enseñó todo lo que sé, hasta los pequeños detalles, cómo buscar y llevar a los clientes a su casa en auto luego de enseñarles una propiedad”, recuerda Bruno. “Me dijo que tenía un carácter para el mercado: Yo te enseño, me dijo”, sigue la charla con LA NACION.
Cuenta que cuando comenzó a dedicarse a la venta de propiedades, lo primero que hizo fue cambiar el auto. “Me compre una camioneta, una inversión para mi trabajo porque está comprobado que cuando uno busca a los clientes se cumple el horario de la visita a la propiedad; y además es un servicio”, asegura Bruno.
Sin embargo, Bruno comenzó a disfrutar tanto de esta profesión que empezó a dudar si deseaba seguir trabajando como médica. “Era menos tiempo y me iba mejor, así que cuando volví a Argentina estaba segura de que quería dedicarme a eso. Me anoté en un curso de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y obtuve la matrícula de Tasador y Martillero Judicial para poder ejercer en el país”, cuenta la broker. Tardó dos años en finalizar el curso, tiempo que utilizó para despedirse de su antigua profesión y de sus pacientes de tantos años.
Hoy en día sigue dedicándose al real estate, y cuenta que siempre que concreta una veta siente una gran alegría. “Es muy lindo porque colaboraste fundamentalmente a que una familia, una pareja o una persona venda su casa o compre su departamento, que tiene una gran carga afectiva”, menciona Bruno.
Hace poco tiempo, sin embargo, se encontró en una situación donde le costó mucho vender una propiedad ubicada en Martin de Gainza, en Caballito norte. “Había recibido una buena oferta pero la familia dueña aún no había conseguido dónde irse a vivir. Le dediqué todo mi tiempo, incluso los fines de semana, aunque no me importó. Cuando finalmente lo conseguí, era tal la felicidad de la propietaria que me abrazó emocionada”, recuerda la broker.
El dato de color es que Buno fue la agente que vendió el último departamento en venta del edificio en donde se grabó la serie “El Encargado”, que protagoniza Guillermo Francella. “Siempre quedé conectada con los propietarios, recuerdo que mucha gente de la zona vino a verlo. Tardé siete meses en venderlo, poco tiempo para una propiedad de esas características”. Además, confiesa su secreto: mantener buenas relaciones con los encargados. “Cuando las personas se acercan para averiguar si hay algún piso en venta, le preguntan a ellos”, asegura.
Entre otras viviendas con características arquitectónicas poco comunes y dignas de ser filmadas, menciona dos edificios de diseño en Colegiales: sobre la calle Virrey Olaguer y Feliú al 3136 y 3179. Ambos con departamentos cuentan con distinciones y menciones en los premios de la Sociedad Central de Arquitecturas, además de haber sido seleccionados para el festival Open House 2021 y 2022.
Uno de ellos, Virrey Olaguer y Feliú al 3179, cuenta con una fachada de ladrillo a la vista y está completamente vendido.
El ladrillo a modo de piel es utilizado en dos posiciones: una plana de panderete en orientación vertical y la otra de punta con la misma orientación. El edificio se organiza en tres bloques que se alternan con dos patios, cada uno con características bien diferenciadas. El primer patio contiene la escalera abierta al vacío y la torre del ascensor, y un pequeño jardín con un peral ornamental entre ambos.
En el segundo patio las terrazas se escalonan y las paredes cribadas filtran las visuales a los espacios privados y la luz a las circulaciones comunes. El tercer bloque de viviendas recostado sobre la medianera oeste se abre al centro de manzana, con vistas abiertas y buen asoleamiento, a nivel del primer piso se extiende una terraza de expansión de los dúplex que ocupan el primero y segundo nivel.
El segundo edificio aún cuenta con un piso disponible. A dos cuadras de la avenida Elcano, el desarrollo de estilo PH de dos ambientes con balcón y terraza propia con acceso exclusivo. La propiedad a la venta tiene 38 m² más un balcón semi cubierto de 4 m² y uno completamente descubierto de 6,22 m². Además, incluye una terraza de 48 m² de uso exclusivo que viene equipada con parrilla y pileta anexa.
En julio de este año, Bruno recibió un reconocimiento por parte del estudio fotográfico “Estudio 3R”. “La venta empieza con una buena foto y después se vende la propiedad”, señala la broker y recuerda que solo una vez sucedió que las fotos no coincidían con el aspecto de la casa. “Le sacamos fotos antes de la pandemia, y después de dos años cerrada las imágenes eran muy distintas, por eso aún no se vendió”, finaliza Bruno entre risas.
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