Por medio de un sistema de franquicias, Atalaya sigue creciendo en CABA y en GBA con inversiones desde US$90.000 para los locales urbanos o semi urbanos y desde US$180.000 para locales en rutas
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El Parador Atalaya logró convertirse en un lugar icónico, un punto de reunión y de descanso elegido por varias generaciones de argentinos. Sus clásicas medialunas son la excusa ideal para hacer una parada y disfrutar de un desayuno o merienda en la Ruta 2. Sin embargo, a pesar de estar históricamente vinculado a los viajes a la Costa, este año se transformó en un lugar de encuentro cotidiano mucho más cerca de la ciudad y el conurbano.
Con casi 80 años de historia, lo que comenzó como una empresa familiar dedicada a la elaboración artesanal de sus productos, ahora cuenta con varios locales en Buenos Aires como parte de un plan de renovación y expansión, utilizando una estrategia de franquicias tanto en la ciudad como en la conurbano.
La firma trabaja con dos esquemas de franquicias: un parador urbano-semi urbano y otro de ruta. Con una inversión desde US$90.000 y un promedio de seis empleados, en las ciudades funcionarán locales desde los 150 m² en zonas de alto tránsito peatonal y vehicular. Por otra parte, los paradores sobre la ruta tienen desde 400 m² y hasta 15 empleados, con una inversión inicial de US$180.000.
La marca Atalaya tiene solo dos locales propios sobre la Ruta 2 en Chascomús, uno enfrente del otro, y seis franquicias repartidas por el Gran Buenos Aires. La primera que abrió la marca con modalidad semi urbana fue en La Plata, en el acceso desde la autopista a Capital. Y siguieron Zárate, Canning, Cañuelas y Mar del Tuyú.
“Nuestros clientes siempre fueron de AMBA y con el paso de los años nos dimos cuenta de que querían consumir nuestros productos todo el año y no solamente en vacaciones”, cuenta Juan Ignacio Castoldi, vicepresidente y nieto de uno de los primeros socios.
No es coincidencia que, con la incorporación de la tercera generación en la toma de decisiones, Atalaya haya optado por ampliar su presencia más allá de la zona costera tradicionalmente vinculada a la marca. La pandemia, además, destacó la vulnerabilidad de permanecer en un único lugar. Según el socio, “cualquier imprevisto en la Ruta 2 o en la industria turística de la Costa Atlántica podría tener un impacto directo en las ventas”.
Los nuevos locales de Atalaya en AMBA
En el mes de junio abrió su primer local en Pilar ubicado en el kilómetro 53 de la autopista Panamericana, con 240 m² y la posibilidad de take away o consumir en el lugar. Con capacidad para 40 personas sentadas adentro y otras 32 en el espacio exterior, Atalaya se iba acercando cada vez más al centro porteño.
En julio inauguró su primer local en Capital Federal en el barrio de San Telmo, un espacio de 200 m² ubicado en la esquina de avenida Belgrano y Balcarce con una inversión de US$150.000. Le siguió un pequeño local de 20 m² en Aeroparque, con una inversión de menos de US$30.000, único dentro de la franquicia. Esto se debe a sus características especiales diseñadas específicamente para operar en el entorno del aeropuerto. La última franquicia en abrir durante los primeros días de diciembre se encuentra en Ituzaingó.
Ahora se preparan para abrir su segundo local en Capital, esta vez entre la avenida Córdoba y la calle San Martín, a metros de Galerías Pacífico, para los primeros días de enero. La inversión se encuentra entre US$170.000 y US$190.000 para un local de más de 200 m². Este impulso continúa en marzo, ya que la marca firmó para abrir un local en el nuevo paseo gastronómico que tendrá el shopping DOT.
También planean establecer un segundo local en Canning, un tercero en La Plata y ya tienen reserva de zona en Palermo, Belgrano y Olivos. “El sistema de franquiciado es así: se paga una seña y por tres a seis meses el interesado busca locales por el barrio donde quiere instalarse sin que otro interesado esté buscando en la misma zona”, explica Castoldi.
Con respecto a sus dos locales clásicos en Chascomús, iniciaron un proceso de reajuste e implementación de mejoras tanto a nivel externo como interno, con el propósito de modernizar y actualizar dichas instalaciones.
El crecimiento del 50% en el número de tiendas se manifestó automáticamente en la producción, pasando de seis millones de medialunas en 2016 a alcanzar la cifra de 14 millones en diciembre de 2023. “Actualmente, estamos en la fase de anteproyecto para la construcción de una nueva fábrica con más de 1000 m², ya que la actual nos queda chica. Nuestra expectativa es iniciar la obra en abril y que se complete en un año”, menciona el socio, lo que requerirá una inversión de US$500.000.
Sin embargo, para los próximos meses, Atalaya prevé una baja del 5% en las ventas. “Con la situación actual del país, los locales van a tener que hacer algunos ajustes, pero van a continuar abiertos. Ya se nota que hay una baja en las ventas, pero lo que estuvimos haciendo este año fue suplir esa baja individual de los locales por más bocas de expendio”, explica el nieto de uno de los fundadores.
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