La obra creada por el artista Guillermo Roux fue inaugurada hace casi 19 años y es celosamente preservada por un equipo de profesionales
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Corría julio de 2005, los ecos del estallido popular por la crisis del “corralito” todavía retumbaban y la mayoría de los bancos tenían sus fachadas cubiertas por vallas y sus paredes grafiteadas con insultos y amenazas. En medio de ese clima aún hostil, y de mucha desconfianza para las entidades financieras, en la Torre Boston de Catalinas se presentaba con toda pompa un increíble mural de 5,5 por 12,5 metros del artista Guillermo Roux. Casi 20 años después, la obra no solo permanece impecable, sino que suele incorporarse al circuito de La Noche de los Museos para que pueda ser apreciada por todo el público.
Homenaje a Buenos Aires es el nombre del mural pintado con la técnica de marouflage, que permite fijar un lienzo sobre un soporte sólido y rígido. Para tener una verdadera dimensión de la obra, vale mencionar que Roux, fallecido en 2021, estuvo más de cuatro años trabajando sobre la pintura, es decir que, aun comenzando en aquel caótico 2001, logró finalizarla.
La historia alrededor del proceso creativo que la hizo posible es bastante curiosa, porque todo el mural fue pintado en obra. Para ello, fue necesario acondicionar el área de trabajo de manera tal que los impactos de la construcción y del personal transitando no afectaran la pintura ni a su creador. Roux dispuso de un espacio propio para él y para su equipo dentro del obrador, con la privacidad necesaria para su inspiración. Pero, así y todo, se permitía al público presenciar, de manera controlada, el proceso. Incluso, a Roux se le alquiló un departamento frente al edificio hasta un año después de concluida su obra para que pudiera trabajar y descansar.
La Torre Boston constituyó la segunda obra del prestigioso arquitecto César Pelli en la ciudad de Buenos Aires (la primera había sido el Edificio República). Totalmente vidriada, su estilo súper moderno enseguida causó sensación y, por su ubicación, pasó a formar parte del skyline de la Capital Federal. “Desde el comienzo, Pelli nos sugirió convocar a un pintor para que dejara su marca en el gran hall del edificio, instalara su mensaje y nos hablara a quienes lo transitáramos en el trajín cotidiano de algo que nos elevara espiritualmente y nos enriqueciera como personas. Por eso convocamos a Roux”, explicó en la inauguración de 2005 Manuel Sacerdote, por entonces presidente del Bank Boston.
El mural hoy
Casi 20 años después de aquel día, el mural sigue brillando en el hall de la Torre del Bank Boston, que al poco tiempo fue adquirido por el Standard Bank en una operación que representó el primer ingreso de un banco extranjero al sistema financiero local tras las crisis de 2001.
La Torre Boston hoy está siendo administrada, gerenciada y comercializada por Newmark Argentina. Entre otras cosas, una de sus tareas es la buena preservación del mural. “Al edificio se le está dando una actualización importante en materia de seguridad, de eficiencia energética y de acceso, entre otros ítems. Pero además se contrató una curaduría para que se ocupe del tratamiento, del mantenimiento, de la temperatura y de la iluminación de la obra de Roux”, cuenta Domingo Speranza, CEO de Newmark Argentina.
Cecilia Medina es quien hoy está a cargo de la curaduría del mural. “Se trata de una obra muy emblemática en líneas generales, no solo para el edificio, sino porque en su momento se realizó una convocatoria de la que participaron los artistas plásticos contemporáneo más prestigiosos”, recuerda. “Una vez seleccionado, Guillermo acordó con César Pelli ciertas cuestiones de la fachada del edificio en relación a cómo se iba a poder percibir la obra”, agrega.
En 2019, Cecilia y Roux comenzaron gestiones con quienes llevaban adelante la administración del espacio porque empezaban a advertir que el paso del tiempo afectaba la obra en cuestiones que tenían que ver con la luz, con la humedad y con el ambiente en general. Al poco tiempo llegó la pandemia y en 2021 Roux falleció, por lo que esas conversaciones no pudieron avanzar.
Sin embargo, hace dos años Newmark se hizo cargo de la gestión integral de la Torre Boston y enseguida contactó a Cecilia para que pudiera poner en valor la obra. Hoy visita regularmente el edificio en distintos horarios y distintos momentos del año para verificar las condiciones de luz, humedad y temperatura que pudieran afectarla. “Cuando una empresa tiene una obra de arte de estas magnitudes dentro de su estructura, es súper importante la conservación y la preservación. Desde mi lugar curatorial lo que tengo siempre como norte es conservar la obra en su estado óptimo. Mucha de la información que estamos recabando en este momento para ponerla en mejores condiciones tiene que ver con ajustes que hacen no solo al paso del tiempo sino también a las condiciones ambientales, profundizadas por el cambio climático. Pero también está el tema de la luminaria, que no es solamente la directa que está sobre la obra sino también la que rodea al edificio, ya que hubo muchos cambios y nuevas construcciones”, especifica.
El mural de Guillermo Roux supo formar parte del circuito de La Noche de los Museos y es muy probable que, si se llega con los tiempos de acondicionamiento, vuelva a ser exhibida en la próxima edición.
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