El auge del home office y la amenaza de que los espacios de trabajo no volverían a ser necesarios, va a contramano de la estrategia de gigantes como Amazon, Google y Zara que apuestan por el real estate corporativo
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El mundo de las oficinas, una vez más, está cambiando. La pandemia trajo el encierro masivo y, con él, el reinado del home office. Para muchos analistas y desarrolladores esta dinámica laboral se presentaba como el preámbulo perfecto que anunciaba el fin de las oficinas, pero otros -en cambio- afirmaban que pasado la crisis sanitaria los espacios de trabajo -con adaptaciones mediantes- experimentarían un resurgimiento. Hoy, mientras parece que se está viviendo el epílogo del Covid-19, muchas empresas como Google, Amazon o Zara salieron a la caza en el mundo de grandes edificios de oficinas. ¿Acaso van a contramano?
La empresa que marcó el rumbo fue Amazon -el gigante del comercio electrónico-, que en 2020 adquirió varios edificios para convertirlos en oficinas. Por aquel entonces firmas como Facebook, Apple, Twitter, Siemens, Fujitsu, habían adoptado el teletrabajo total o parcial para siempre o a largo plazo. A diferencias de ellas, Amazon proyectaba la expansión de sus hubs tecnológicos y oficinas corporativas. Por aquel momento, la compañía preveía el crecimiento en seis ciudades: Dallas, Detroit, Denver, Nueva York, Phoenix y San Diego. Para ello tenía previsto invertir US$1400 millones.
En concreto, en el caso de Nueva York, se quedó con el edificio Lord & Taylor de la 5ª Avenida y, a partir de ese momento, comenzó con la incorporación de personal. Según la firma se crearon unos 3500 puestos de trabajos corporativos.
La jugada de Amazon que había sido catalogada como muy audaz hoy alcanzó el rótulo de éxito, ya que los beneficios de la empresa durante los tres últimos meses de 2021 prácticamente se duplicaron, obteniendo unas ganancias de US$14.320 millones versus los US$7.220 millones logrados en igual período de 2020.
Los ingresos de Amazon entre octubre y diciembre, por otro lado, subieron un 9% hasta alcanzar los US$137.419 millones, y convirtieron al trimestre en el quinto consecutivo en el que los ingresos sobrepasaron los US$100.000 millones. Pero, según parece, esto no finalizará aquí, ya que para el trimestre en curso prevén que ingresen alrededor de US$115.000 millones. Otro dato que marca lo acertado de su plan de expansión es que, durante 2021, la compañía aumentó sus ingresos por ventas un 22% y alcanzó los US$469.800 millones. La empresa, con sede en Seattle, sostiene -más que nunca- que los espacios de oficinas en ubicaciones privilegiadas son muy importantes para su futuro.
Otra de las grandes empresas que tiene en su horizonte sumar metros cuadrados de oficinas y empleados es Google. La compañía sorprendió al mundo adquiriendo, por US$1000 millones, un edificio de oficinas (temporal) en el Reino Unido; mientras espera la finalización de su sede próxima a la estación de King´s Cross.
La compra del inmueble Central St. Giles, ubicado en el centro de la capital inglesa, que hasta el momento Google alquilaba, muestra a las claras que -al igual que Amazon- la firma busca no detener su crecimiento. Pero esta no es la única jugada destacable de la empresa, sino que en los últimos años registró diversas operaciones en el mercado inmobiliario, específicamente en el estadounidense. Según se informó, la compañía realizaría inversiones por US$7000 millones en el negocio del real estate. Los destinos donde Google tiene planeado desembarcar con nuevas sedes de oficinas en Estados Unidos son: Seattle, Houston, Misisipi y Oregon. Además, también contempla ampliaciones en sus propiedades de Nebraska, Carolina del Sur, Virginia, Nevada, Texas, Atlanta, Nueva York y Washington DC.
Un millonario busca oficinas
El dueño de Zara, Amancio Ortega, invirtió cerca de US$1200 millones en el icónico rascacielos Royal Bank Plaza de Toronto (un complejo que consta de dos torres). El inmueble, que perteneció a la principal entidad bancaria de Canadá y que está ubicado en el corazón del centro financiero de esa ciudad, se lo conoce como el “edificio de oro”, ya que se caracteriza por estar revestido con ese material. El complejo fue construido a finales de los años 70 y está compuesto por dos rascacielos: el más alto tiene 180 metros de altura y 40 plantas. Pero esta no es la primera compra de este tipo que hace Ortega, ya que seis años atrás adquirió otro edificio histórico en Montreal por alrededor de €29 millones, mientras que en 2014, compró otro en Toronto.
El millonario propietario de Zara (su fortuna supera los €65.000 millones), es un especialista en este tipo de inversiones, las cuales están enfocadas -en su mayoría- a inmuebles de oficinas o comerciales ubicadas en España, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros países. Su empresa Pontegadea, en 2020 obtuvo rentas de alquiler por casi €105 millones, frente a €73,4 millones de 2019.
España sigue el camino
En la Madre Patria existen algunos jugadores o grupos inversores que motivados por los principales referentes también están optando por nadar contracorriente. Tal es el caso del fondo Deka Inmobiliaria que adquirió recientemente un edificio de oficinas en la zona de Méndez Álvaro, Madrid. El inmueble de 7215 m2, que era propiedad de Blue Coast Capital y que tiene de inquilino al gigante del delivery Just Eat, fue vendido por una cifra altísima que no se dio a conocer. Desde Deka sostienen que para este 2022 tienen planes de invertir unos €500 millones en el mercado inmobiliario comercial español. El fondo cuenta con una cartera compuesta principalmente por locales comerciales y oficinas, pero busca diversificar su oferta. Deka invertirá en logística, oficinas y hoteles.
Otro de los que apuesta por las oficinas es Colonial, una firma inmobiliaria de referencia en el mercado comercial español. Actualmente, invierten más de €86 millones para desarrollar Campus Méndez Álvaro en Madrid (90.000 m², de los que 60.000 m² serán para oficinas).
En la Argentina, salvando las distancias, está sucediendo algo similar: muchas empresas se están volcando desde hace un tiempo a adquirir edificios de oficinas. Aunque los especialistas locales explican que, en este caso, el motor de las adquisiciones es distinto al de los casos internacionales mencionados. “En los últimos tiempos, y ante las restricciones gubernamentales impuestas sobre el dólar, muchas compañías generaron un exceso de flujo, que no desean mantenerlo en pesos. Por eso, están optando por cubrirse de la inflación mediante la compra de activos de oficinas. Esta estrategia sirvió para que muchas empresas evitaran descapitalizarse”, explica Nicolás Ferrero, Project Manager en CBRE Argentina. Y agrega: “Otra opción que impulsó la compra de metros cuadrados fue el fly-to-quality a mejores activos aprovechando la caída en los precios. Aunque cada vez se están detectando menos intenciones de este tipo”.
Para concluir, agrega Hernán Castro, Broker Senior de Cushman & Wakefield: “Adquirir inmuebles para no descapitalizarse ha sido una gran jugada por parte de las empresas que tenían exceso pesos. De hecho, hemos trabajado con varias compañías en estos últimos años asesorándolos en esta dirección, tanto para comprar oficinas propias como para ponerlas en alquiler. Como este proceso trajo tan buenos resultados creamos una unidad de negocios llamada ´Brick Value´, un servicio para ayudar a las empresas a comprar activos como resguardo de capital”.
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