El centro deportivo recibió la certificación LEED y se convirtió en el primero de Latinoamérica con esta norma internacional: ya se proyecta una réplica en Buenos Aires
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El día que Juan Ignacio “Pepe” Sánchez debutó en una cancha de la NBA con el equipo Philadelphia Sixers entendió el significado de “romper barreras”. Ese 31 de octubre de 2000, en el mítico Madison Square Garden de Nueva York se convirtió en el primer argentino en jugar en la liga de básquet más importante del mundo. Con esta mentalidad que “pionero” pensó en este proyecto.
Se trata del primer centro deportivo del país que recibió la certificación LEED (liderazgo en Diseño Energético y Ambiental, Operación y Mantenimiento: Edificios Existentes), la norma internacional de sustentabilidad que valida su aporte a la disminución del impacto ambiental. Para el deportista la certificación LEED “es un hito para el país porque se unen dos cuestiones transversales: el deporte y la sustentabilidad”.
“Me tocó ser el primer argentino en jugar en la NBA. Hasta pisar una cancha pensé que era imposible, porque hasta entonces no lo había hecho nadie. Ser pionero es romper la barrera de lo imposible. Hoy ya pasaron 15 jugadores por la NBA. Para un chico que juega acá hoy ya el sueño es posible. Lo mismo siento con este centro: hoy esta infraestructura en nuestro país es posible. Se trata sólo de “romper” con la vieja forma de pensar estructuras que quedan obsoletas e inspirar a otros a que se puede”, cuenta el deportista en diálogo con LA NACION.
Inspirado en sus pasos por Europa y Estados Unidos, el ex jugador buscó replicar en el país todo lo que veía en el exterior y que acá no existía. “Mi carrera la hice en Estados Unidos y en Europa y en esos lugares veía la calidad de los edificios y cómo los espacios repercuten en las conductas de las personas, cómo pueden funcionar como fuente de inspiración para muchas cosas. Mi sueño era replicar esos lugares que vi en las villas olímpicas europeas, que generan una motivación inmediata a quien las recorre desde el momento en que entrás a las instalaciones”, dice.
En Dow Center, que está ubicado en Bahía Blanca a solo cinco minutos del aeropuerto de la ciudad, cuenta con 7500 m² y 2500 m² exteriores. Es el centro de entrenamiento de elite y de ciencia aplicada al deporte más importante de América Latina. Inaugurado en 2019, nació como una iniciativa de la petroquímica Dow en conjunto con el fundador de Bahía Basket y referente en el deporte de alto rendimiento y el bienestar.
“Creo que este tipo de espacios en el deporte es un déficit que tenemos. Por eso la lógica detrás de esto es: nosotros también podemos tener espacios de calidad. Es cuestión de pensarlos, no es solo el dinero. Cómo pensamos la sustentabilidad, no tiene que ver tato con el costo extra sino en cómo planificar”, dice el deportista, y añade que el proyecto se hizo “100% con gente de Bahía Blanca”. Inclusive el diseño fue realizado por un estudio de arquitectura local.
Cuál es el espíritu del proyecto
Crear un nuevo concepto edilicio para reconvertir los espacios deportivos. “Una de las tantas razones en las cuales pensé al llevar adelante este proyecto fue la de instalar en el país y en América Latina una nueva forma de construir centros deportivos. Generalmente se piensa en un estadio con una cancha y una tribuna de cemento que se puede usar sólo cuando hay partidos. En cambio, en este espacio las tribunas son rebatibles. Es un lugar que tiene vida los 365 días al año a la vez que sirve como estadio: todo funciona de forma flexible y circular. Tenés un partido de básquet y el gimnasio con vista al partido” cuenta el ex NBA.
Bajo este concepto 365, el predio está activo todo el año, no sólo cuando hay partidos o entrenamientos. Posee tres canchas de entrenamiento (con tableros, aros, pisos y vestuarios nivel NBA) que, juntas, forman un estadio para más de 3000 personas sentadas y palcos VIP para empresas.
Además, cuenta con hotelería deportiva, departamentos para reclutados, comedor, oficinas administrativas y para entrenadores, un gimnasio de alto rendimiento, un centro de medicina y rehabilitación, salas de video, de estudio, de reuniones y espacios de coworking.
Uno de los aspectos más novedosos son los espacios verdes con una huerta complementaria al edificio principal, y superficies para esparcimiento, arte y creatividad. Con ambientación especial, se puede leer, relajarse, jugar, hacer yoga o realizar actividades artísticas.
Las habitaciones del hotel están conectadas a la cancha, y están pensadas no sólo para los deportistas que entrenan o juegan ahí -como la selección de básquet- sino también para otras delegaciones que tengan alguna actividad en el centro. Puede haber un concierto y hospedar a la gente que forma parte de la comitiva, o un encuentro empresarial y hospedar a los empleados. Hay una zona gastronómica también sumada a las corporativas.
De hecho, el hub tecnológico de la empresa Nuqlea, fundada por Gastón Remy, ex CEO de Dow está ahí y los empelados conviven con otros atletas y con la gente que trabaja en el lugar. “Forma parte todo de un mismo ecosistema”, dice Sánchez.
El centro recibió visitas de representantes de la NBA, de Europa y también desde Buenos Aires. “Es de nivel internacional. Me han llegado a preguntar por qué no lo hiciste en Buenos Aires. ¿Y por qué tiene que ser en Buenos Aires?, repregunto yo. Hay un enorme potencial productivo en el interior y este edificio lo demuestra. Hoy ya se está empezando a planificar en Buenos Aires con el mismo estudio”, expresa.
“Después de mi experiencia en el Real Madrid pensaba por qué siempre uno va a afuera y vuelve y cuenta ´no sabés lo que tienen en tal lado´. ¿Por qué no lo tenemos acá? Excusas tenemos millones: Es cuestión de arrancar”, comenta Pepe.
Por qué es el primer edificio deportivo sustentable
Desde su diseño y operatividad, la construcción del centro fue pensada para interactuar de manera respetuosa con el medio ambiente, limitando los impactos negativos y potenciando los positivos, con reducción de consumo de energía y agua, protección de los recursos naturales y el uso de energías renovables.
Para esto, se utilizaron paneles de poliuretano que forman la parte más visible del edificio, junto a otros productos comprometidos con la eficiencia y sustentabilidad como pinturas y recubrimientos, impermeabilización, aislamiento acústico, adhesivos de silicona y productos como colchones y electrodomésticos.
Además, el complejo cubierto de 7500 m² de superficie se destaca por la tecnología aplicada en su edificación, con productos que favorecen a la aislación térmica reduciendo el consumo energético y que facilitan el aislamiento acústico. A su vez posee superficies vidriadas para tener una iluminación diurna natural, un sistema de parasoles que brinda control solar pasivo, sistemas de aislación acústica, artefactos eléctricos de mínimo consumo energético, una planta de tratamiento cloacal, con clasificación y separación de residuos en origen, y un sistema de almacenaje y reutilización del agua de lluvia.
“Acompañar este sueño de tener un edificio único en Latinoamérica, tanto por su concepto, como por su gestión innovadora y sustentable, constituye un paso clave de Dow para reafirmar su compromiso con la comunidad de Bahía Blanca. Este proyecto icónico es una demostración de los valores de nuestra compañía. Hoy damos un gran paso al cumplimentar con la certificación LEED”, afirmó Matías Campodónico, Presidente de Dow Argentina.
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