El local desafía a los impresionables con una decoración de esqueletos de animales y réplicas; como no podría ser de otra manera se llama Hueso
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Los restaurantes generalmente tratan de mantener los huesos de animales confinados a los platos de carne, no exhibidos en las paredes. Pero en Guadalajara, México, el resturante Hueso, juega con los elementos escultóricos de esqueletos deconstruidos, haciendo de ellos el pilar de su decoración.
El arquitecto Ignacio Cadena está detrás del diseño, bellamente espeluznante, que incorpora miles de huesos de animales, tanto reales como artificiales, en el interior del edificio renovado de la década del 40.
La “piel” exterior del restaurante, como la llama Cadena, es una fachada de azulejos de cerámica hechos a mano decorados con patrones en zigzag que se asemejan a costuras. En el interior, las paredes del lugar están adornadas con 10.000 huesos pintados y réplicas de aluminio fundido: mandíbulas blanqueadas, cráneos, vértebras. Además, existen objetos de este tipo que se encuentran colocados cuidadosamente en estantes de una vitrina bella y reluciente. Allí, todo parece respetar un delicado y armonioso criterio estético.
Los huesos están por todos lados. Las paredes tampoco logran escapar de ellos. Ahí conviven, algunos dentro de marcos y otros, en cambio, sueltos, casi como si se trataran de una protuberancia de la superficie. Pero es preciso aclararles a los más impresionables que en todo el local, ni adentro ni en su piel exterior, se utilizaron restos de osamenta humana.
Los huesos, también, se mezclan con los utensilios pintados de blanco que recubren las paredes, recordándonos que alguna vez fueron utilizados por los humanos como tenedores y cucharas.
El diseño interior del local se complementa con paredes de ladrillo encalado y muebles de madera clara. Allí el blanco domina aportándole al lugar una suerte de concepto fantasmal.
Según Cadena, es un lugar pensado para que los comensales tengan una experiencia diferente: sus paredes son completamente blancas, decoradas con cientos de huesos, la cocina es abierta y en vez de tener varias mesas, solo tiene una muy larga, con espacio para 54 personas y una mesa circular -más íntima- para 10 comensales.
El concepto del restaurante va más allá de los alimentos. Tiene que ver con compartir el espacio, la comida y la compañía. “Hueso fue pensado como un espacio de movimientos sociales y culturales, un área que invita a conversar. Todo lo que sucede a su alrededor siempre es muy agradable. Esta es una tradición de mi familia, nosotros somos siete hermanos y mis padres y, claro, para mí la mesa tiene mucho que ver con las relaciones humanas”, comenta Cadena.
En lo que tiene que ver con lo gastronómico Hueso propone una carta que da cuenta de un fuerte vínculo con las profundas tradiciones mexicanas. Lo que podría ser un desafío directo para los aprensivos se ejecuta de una manera elegante y sorprendentemente hermosa. Tan solo un hueso que cuelga sobre la entrada insinúa lo que adentro espera.
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