Los emprendedores buscan generar una comunidad con ADN cripto que impulsa el trabajo interdisciplinario
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La criptoeconomía está cambiando los negocios tal como los conocemos. La incorporación del monedero de criptodivisas blockchain y la red informática web 3 modificó la manera que las personas tienen de conectarse y los aunó bajo una economía compartida. Esa base fue la que llevó a dos argentinos a crear Lighthouse, un edificio de coworking en Uruguay que busca reunir profesionales de distintos ámbitos para que juntos inventen activos digitales con diversos propósitos. ¿Su diferencial? Los tokens no fungibles (NFTs) que se generen en ese entorno van a ser la llave de acceso a las oficinas y eventos que allí se lleven a cabo.
La misión de Claudio Garber y Matías Wepfer, los co-creadores, es generar una comunidad cuyos proyectos e intereses -como pueden ser tecnología, sustentabilidad, bienestar, arte y cultura- hagan sinergia bajo un universo colaborativo. Según indican, esta idea tiene un gran potencial ya que a partir de la pandemia crecieron exponencialmente los perfiles vinculados a la tecnología como los nómades digitales, mayoritariamente integrados por las nuevas generaciones.
Ante dicho panorama, decidieron combinar sus experiencias en bienes raíces y tecnología para indagar en modelos de coworking donde este público pueda converger sus conocimientos y crear criptoactivos. Para propiciar este espacio, definieron que era necesario “un ambiente como Lighthouse, referentes que van a tener dentro de la comunidad y una tecnología con la que puedan co-crear NFTs, para lo que nos asociamos con la DAO Realtok y creamos un marketplace”, enlista Wepfer. Su idea es despegarse de la individualidad con la que hasta ahora se hacen los tokens no fungibles y reemplazarla por “una comunidad que crea NFTs que hereden los atributos de cada miembro que participó para crearlos. Es decir, que un token puede tener un poco del lugar que fue el que los juntó para hacer eso y en donde el primer uso que se le va a dar a esos NFTs es en el mismo edificio. O sea que para que vos puedas entrar a tu escritorio y pasar la barrera de acceso, vas a tener que usar el NFT para abrir la puerta”, describe.
Llevado a la práctica, ejemplifica que uno de los criptoactivos podría realizarse en base a un proyecto ecológico local: “Por ejemplo, hay proyectos en Maldonado para recolectar plásticos de la playa, clasificarlos y que después un artista los toma y crea obras de arte como esculturas o murales con el concepto de desplastificar el océano. Lo que hacemos es convertir el arte basado en el concepto de impacto ambiental en NFTs con los que apoyás al activista y al cowork que como comunidad promueve el crecimiento de estos proyectos y les da un lugar donde desarrollarse. Eso después se lo vamos a dar a alguien que quiera escuchar una charla o un freelancer que se quiera instalar ahí para acceder al edificio”, explica en diálogo con LA NACION.
El networking es una de las patas más importantes del proyecto, ya que los activos digitales podrían crearse entre un emprendedor y un artista que se conocieron en un evento del cowork. Cichero, el artista uruguayo que creó un museo en el metaverso, es uno de los referentes que ya se sumó a la iniciativa. Mientras, tanto otras actividades van a requerir este tipo de pases como para charlas sobre temas de sustentabilidad o reciclado, contenido educativo, clases de yoga, encuentros para hacer meditación, alguna tarea que tiene que ver con arte y talleres de expresión.
Cómo es el edificio
Bajo ese concepto, invirtieron US$100.000 en remodelaciones en el edificio de tres plantas ubicado en la intersección de la calle Zelmar Michelini y la Avenida Frankin Delano Roosvelt. “La planta baja es un café público para que la comunidad conozca lo que se ofrece en el edificio y donde se puedan encontrar con referentes de la comunidad que estén trabajando en algún proyecto. El primer piso es un área de trabajo donde tenés escritorios, oficinas, salas de reunión y una sala de streaming donde vas a poder producir contenido digital premium. En el segundo piso dejamos una planta abierta de 400 m² para que suceda la magia de los encuentros, como charlas sobre el metaverso, un encuentro de mindfulness o un taller de arte o literatura. Es decir, todo lo que queremos que seduzca a la comunidad local alrededor de los emprendedores y proyectos que están instalados en Lighthouse, que son los que producen esos eventos y encuentros”, describe sobre el espacio de 950 m² que alquilan por US$6000 al mes.
En la zona, ya se instalaron grandes empresas tecnológicas como Globant, Mercado Libre, Pedidos Ya y compañías del metaverso que fomentan la comunidad que aspiran conectar. El desembarco de los argentinos en Uruguay entiende su causa en la prosperidad de las tierras vecinas. Es un “pueblo un poco más ordenado que el argentino con un contexto macro súper predecible”, explica Wepfer sobre una de las razones que los llevaron ahí. Principalmente, señalan que buscaban un lugar de baja densidad poblacional donde poder tener una comunidad que los conozca y rápidamente posicione su relevancia en ella. “Ahí descubrimos Maldonado como segunda capital, con un montón de emprendedores con un montón de empresas alineadas con nuestra visión”, dice.
La tarifa para instalarse en el cowork tiene un precio base de US$250 al mes, aunque con planes a plazos más largos una parte se bonifica. En caso de querer usar salas especiales como la de streaming, se deberá adquirir el NFT correspondiente que permita el acceso a la misma. La construcción tiene capacidad para que trabajen 150 miembros activos usando las instalaciones y después varía según los eventos que sucedan.
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