La marca de ropa interior y homewear tomó un gran envión con la pandemia, tanto que abrió su showroom en Martínez y proyecta la apertura de un local en Palermo
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La pandemia la encontró bien parada y fue el puntapié para abrir un showroom y jugársela por lo que más le gustaba: la moda y el diseño. Si bien estudió arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y viene de una familia de arquitectos, cuando cursaba la carrera, Olivia Burzaco (27 años) se dio cuenta de que no le gustaba. “Me aburría y descubrí que tenía otros intereses”, admite.
En 2016, Agustín Casanova (34), un conocido de la familia, administrador de empresas y emprendedor oriundo de Tandil, le propuso iniciar un proyecto juntos en el que pudiera volcar aquello que le apasionaba.
Así nació Piba Intimates, una marca de ropa interior femenina, que hoy tiene como socios a Olivia, a Agustín y a Lucila Scotto (32), contadora, nacida en Misiones y pareja de Agustín. “Siempre digo que no éramos amigos, es más somos tres personas muy distintas que nos complementamos muy bien”, aclara Olivia.
En un principio fue algo acotado, hacían una producción chiquita que promocionaban en las redes, gustaba y se vendía rápido. “Recuerdo que la inversión inicial fue de US$600 y, desde ese momento, el 80% de lo que ganábamos lo reinvertíamos en la marca. Decidimos enfocarnos en algo específico y nos pareció que ropa interior con una propuesta cómoda y canchera era algo que no había en el mercado”, asegura la diseñadora de Piba.
En 2019, sintieron que lo que era un hobby tenía que crecer y decidieron dar un paso más, aumentar la producción y afianzar la marca. Pero en marzo de 2020 cuando empezó la pandemia ocurrió lo inesperado. “Nosotros teníamos todo lo que la gente buscaba para estar cómoda en casa, desde joggings, pantalones piyama, buzos, remeras, batas, nos habíamos enfocado en ropa interior y homewear, es decir, ropa para estar en casa”.
Fue entonces cuando la marca explotó. “Lo curioso es que pensábamos que no íbamos a vender nada por la cuarentena y sucedió todo lo contrario. En ese momento, las varias marcas recién empezaban a producir este tipo de ropa que nosotros ya ofrecíamos. Nos agarró bien parados y las ventas se dispararon”, recuerda.
Desde sus casas, Olivia, Agustín y Lucila preparaban los pedidos, “nuestras familias nos ayudaban, fue un esfuerzo tremendo”, recuerda. Una de las compradoras que los sorprendió en tiempos de encierro fue Juliana Awada, a quien le gustaron los conjuntos que la marca proponía para estar cómoda y canchera en casa y se comunicó a través de las redes. “Sigue siendo clienta hasta el día de hoy y siempre está en contacto”, dice Olivia.
Para todas las edades y talles
“El lema de la firma es que no importa la edad, todas pueden sentirse como una piba, ya sean de 20 o de 50″, señala Olivia. Y, asegura que un mismo body puede llevarlo una chica de 18 o una mujer de 60 porque “abarcamos muchos talles y esto también nos hizo crecer. Para nosotros siempre fue un objetivo tener prendas para todas”, asegura. En ese sentido, se consideran una marca inclusiva y lo reflejaron en una campaña en la que mostraban sus prendas para cuerpos diversos. “La idea es que todas puedan estar cómodas y sentirse sexies. Esta campaña tuvo una respuesta muy buena, la gente se acercó mucho por esto”, admite.
Sin embargo, cuando la pandemia terminó, las personas comenzaron a salir nuevamente a la calle y a volver a disfrutar de ir a comprar a los locales. “Si bien, la venta online continua, un poco decayó y pensamos que era un buen momento para dar un paso más, hubo un efecto rebote, la gente quería ir a comprar al lugar, ver y tocar, ya no quería hacerlo detrás de una computadora”, sostiene. Así abrieron el showroom, ubicado en Catamarca 2100, en Martínez.
“A pesar de todos los problemas que tenemos los emprendedores en este país, creo que si uno hace lo que le gusta y trabaja mucho es imposible que te vaya mal. Podría haber sido arquitecta, pero para mí hacer lo que me gusta es algo que me motiva todos los días”, asegura.
En este momento, Piba vende sus prendas a todo el país, y el proyecto es abrir un local en Palermo Chico. Un punto fuerte de su forma de trabajo es que ponen el foco en la cercanía con el cliente, no delegan el manejo de las redes sociales y todo lo comparten con sus seguidores. “Lo importante es no despersonalizarse, y estar en contacto con la gente, estar ahí para saber lo que piensan de nuestros productos. Priorizamos mucho la atención y los comentarios, si alguien devuelve una prenda analizamos porqué lo hizo”, dice la emprendedora.
Por último destaca que, como desde el inicio, el objetivo es que las mujeres se sientan bien usando ropa interior, “que estén a gusto, se perciban lindas y cómodas”, concluye.
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