BARCELONA.- El viajero post-confinamiento busca hospedajes que lo emocionen. Apelar al placer, a las sensaciones, a la unicidad, al aprendizaje y a la creatividad (junto a la seguridad, por supuesto) es más importante que nunca. Los hoteles temáticos traen una respuesta especializada a las necesidades del turista del día después: personalización y significado en un formato cuidado de ocio integral: el disfrute de las instalaciones sin necesidad de salir y exponerse. En los hoteles temáticos, el diseño, la ambientación, los servicios, el restaurante, todo se encuentra alineado con el objetivo de brindar una vivencia “holística”. Que además conecta al huésped con sus intereses y pasiones. Es que el viaje post-confinamiento no solo es ocio. Es un premio. Disfrutar de un hotel es darse una recompensa tras la reclusión en casa. Desconectar de la rutina sigue siendo uno de los grandes objetivos, aunque hoy eso tenga otro significado. A la pregunta: ¿Qué te gustaría hacer cuando se termine la pandemia? “Un viaje por España” fue la respuesta de casi el 60 % de los ciudadanos encuestados por el Centro de Investigaciones Sociológicas del Ministerio de la Presidencia.
Del turismo masivo al turismo regenerativo
Las ganas de viajar están. Y el 87% tiene pensado hacerlo en 2021. Entonces, ¿cómo será este viaje y quiénes lo harán? Según el Observatorio Nacional del Turismo Emisor de España, se busca el turismo de proximidad y es necesario poner especial atención en los jóvenes, los primeros en volver las pistas. Tras la paralización por el coronavirus, la reanudación de la actividad turística estará marcada por el auge de experiencias no masificadas. Las cifras que maneja Expedia Group coinciden con la tendencia. Luego de suavizar las restricciones de movimientos en España, se dio una reactivación de las búsquedas de hoteles y pisos turísticos con viajeros nacionales en busca de hospedajes cercanos, a los que se pueda llegar fácilmente en auto y que ofrezcan una experiencia combinada con naturaleza y espacios abiertos.
Según la consultora Braintrust, la última edición de su “barómetro turístico” muestra que el turismo cultural y de naturaleza ganan terreno en los tres últimos años en España. El de naturaleza con un crecimiento de más del 38% y el cultural, más del 29%. El informe también señala que los viajes motivados por la gastronomía tienen mayor adhesión entre los hombres, así como los productos de kilómetro 0 que ayuden a la reactivación económica local (57,8%). Las mujeres son más propensas a elegir productos culturales lejos de aglomeraciones (51,6%), naturaleza y destinos más solitarios (51,9%), así como de productos artesanos y de proximidad por solidaridad (52,3%).
La intención de ofrecer a los visitantes una estadía única de calidad es lo que hermana a los hoteles boutique y a los temáticos. La integración al territorio es un paso más para dar con un turismo temático de calidad. Capaz de aportar al visitante un valor del destino, cultural o paisajístico. Para un nuevo viajero que antes que lo monumental, elige una escapada más simple y creativa. Por ahora, el móvil no es conocer el mundo. El vino, la cerámica, un bordado tradicional son excusas para marcar la diferencia.
Argentina es el país del turismo creativo por excelencia. Ofrece una diversidad única de destinos en un mismo territorio, con sus respectivas culturas y tradiciones, y el valor agregado por la hospitalidad de su gente y su inacabable creatividad. El viajero creativo que visita Argentina puede vivir experiencias inolvidables en cada una de sus regiones.
Hotel-bodega-viñedo
El turismo enológico continúa en crecimiento en España. La buena promesa viene de sus características intrínsecas, que van en sintonía con las disposiciones anti-Covid. Según el último estudio del Observatorio Turístico Rutas del Vino de España, los visitantes a las rutas del vino son mayoritariamente parejas o grupos de unas 6 personas, que se desplazan con vehículo propio. El vino no se toma solo. Se relaciona con el turismo gastronómico, y con el turismo cultural dependiendo del carácter histórico de la industria en la zona. El impacto económico del turismo del vino incluye desde visitas a bodegas centenarias o con firma de grandes arquitectos a museos del vino, restauración, hostelería y comercios. Las regiones vitivinícolas como generadoras de riqueza económica, cultural y patrimonial en territorios de carácter rural. En este contexto pandémico, los circuitos del vino español apuestan por un turismo de cercanía que tiene en cuenta las limitaciones de movilidad de las Comunidades Autónomas, además de protocolos de organización como reserva previa y grupos reducidos. La proliferación de rutas del vino abarca prácticamente todas las regiones vitivinícolas. Con sus más de 960.000 hectáreas de viñedo para vinificación, el país ibérico reúne condiciones para convertir el enoturismo en una de sus experiencias más atractivas y gratificantes.
“Argentina participa de la tendencia mundial de la tematización del turismo”, afirma Dolores Lavaque, que trabaja desde 1993 en la industria vitivinícola argentina. Nacida y criada en el mundo del vino, dirige la Consultora Stg, especializada en el asesoramiento estratégico para el negocio del turismo temático, con eje en el enoturismo. “El enoturista es un viajero exigente, que busca experiencias únicas. Valora la singularidad y la autenticidad, lo autóctono.” Según la Organización Mundial del Turismo, este segmento vivió un crecimiento los últimos años. “Pernoctar en un viñedo es algo nuevo. Además, cada vez se quedan más tiempo a dormir, porque hay más actividades para hacer”, dispara Dolores. “La oferta de alojamiento está aumentando, tanto en viñedos como cerca de las bodegas. Antes, ese espacio no era mostrable, era solo una fábrica. Lo bueno del vino es que te permite oportunidades adicionales de negocio”. El enoturismo es una de ellas, a desarrollar por un departamento turístico, con el fin de crear un área de hospitalidad, todo concluye al fin en dar una experiencia significativa.
Según un estudio de mercado de la Consultora Stg, el combo alojamiento + gastronomía es la máxima satisfacción a la que aspira el enoturista. “Siempre debe haber un aspecto educativo en la visita a la bodega, porque el visitante espera aprender algo, adquirir cultura del vino, llevarse algo nuevo, hacer un blend, jugar a ser enólogo por un día.” Las visitas en Finca Quara son guiadas por residentes de Cafayate, en Salta, que conocen el terruño desde adentro. La casona lindante a la bodega es una de las construcciones más antiguas y mejor conservadas de la región. Paisaje, aire puro de la montaña y el ritmo tranquilo del pueblo al pie de los cerros calchaquíes, con recorrido por los viñedos y actividades a medida como almuerzo en la finca o degustación de vinos con picoteo salteño. En este circuito del vino, el primer síntoma de recuperación post-confinamiento se evidenció en los ciudadanos locales: “Luego del aislamiento los jóvenes de las regiones vitivinícolas se empezaron a acercar a las bodegas como punto de encuentro, lo cual fue una respuesta inesperada pero muy positiva para el enoturismo”, cuenta Lavaque.
Alojamientos arts & crafts
El turismo creativo está en expansión y reúne cada vez más seguidores en el mundo, deseosos de descubrir la cultura del destino en actividades creativas con los habitantes. Aprender a hacer queso de cabra en un agro-hotel en Ibiza. O asistir a un taller de trenzado mallorquín en una finca balear. “El turismo creativo no solo es una tendencia en alza; la crisis está actuando como un punto de inflexión en su evolución”, afirma Caroline Couret, fundadora de Creative Tourism Network®. “Por un lado, porque los destinos y el sector del turismo -a nivel mundial- toman conciencia de que el momento de cambio ha llegado y que la situación actual ofrece un laboratorio para impulsar proyectos y aplicar la economía circular. Por otro lado, ante las restricciones geográficas, se comprendió rápidamente la necesidad de seducir al turismo local y la posibilidad de hacerlo convirtiendo el patrimonio inmaterial, los saber-hacer y tradiciones, en experiencias creativas, customizadas en función del perfil, aprovechando que se ha despertado la curiosidad de los ciudadanos por su propia cultura”, explica Couret.
Entre las acciones que organiza esta asociación francesa afincada en Barcelona, figura la premiación anual para destacar las mejores propuestas del segmento. Uno de los ganadores en la categoría Best Creative Residency es Cerdeira Village, en el interior de Portugal, en un entorno de cuento, entre arroyos y robles. Parece un pueblito medieval escondido en un valle, con su residencia artística, talleres de cerámica y oficios, más nueve casas de huésped construidas con una roca típica. Se restauraron las viviendas tradicionales con sustentabilidad y confort; el resultado es un ambiente tan acogedor como increíble.
El turista creativo puede viajar solo, en grupo, en pareja o familia, y hasta con los colegas del trabajo, en retiros artísticos de team building. En cualquier caso, es un huésped que se mueve por el deseo de estimular su potencial creativo a través de la participación activa en cursos y formaciones que son parte de la identidad del destino. El hotel responde como un hub artístico en plena naturaleza con ateliers.
Y con la multiplicación, viene la diversificación. Aunque la gastronomía fue punta de lanza, hoy se van consolidando cada vez más nichos, relacionados con todo tipo de hobbies: tejido, danza, música, artesanías. Otro de los hoteles premiados por Creative Tourism Awards: Zuleta, para aprender bordado tradicional en una hacienda de Quito. El hotel se encuentra en un maravilloso edificio del siglo XVII, emparentado con la historia de Ecuador y da clases con mujeres de la comunidad. La decoración es colonial y la cocina andina, de la cual también se pueden tomar clases durante la estadía, especialmente aprender elaboración de quesos. Todos aquellos apasionados por la alfarería y el tejido encontrarán su estadía soñada en estos hoteles creativos.
Significado y territorio se unen en este paradigma de la industria de la hotelería y economía de experiencias. Estamos transitando del turismo masivo a la personalización. Los números señalan que en estos tiempos para el 56% de los españoles, el asesoramiento experto es fundamental a la hora de decidir reservar. Prima la atención 24/7 antes, durante y después de la estadía (aunque sea sin contacto y por un chat). Es el momento de las marcas turísticas humanas.
Se puede pensar al turismo creativo como la llave para un nuevo tipo de turismo post pandemia. “Podemos observar que en muchos casos, se ha podido practicar en casi todos los destinos que lo impulsan, mientras que otros segmentos, como los cruceros o el mainstream, fueron puestos entre paréntesis estos últimos meses, por incompatibilidad con las medidas sanitarias y problemas de rentabilidad. El turismo creativo es más personalizado, brinda nuevas oportunidades a este sector de la hostelería, propone nuevas estadías. Este modelo se basa en cocrear experiencias únicas a partir de recursos existentes, mediante el uso de la creatividad, algo que responde a las contingencias actuales. Es una herramienta de dinamización territorial, que va más allá del sector hotelero. Un modelo que promueve la cohesión social entre autóctonos y turistas”, subraya Couret. El turismo creativo estimula el turismo desestacionalizado, un aspecto particularmente valorizado en la pandemia. El contexto actual exige un retorno al público local a través de experiencias disfrutables que ofrecen un cambio de aire a pocos kilómetros. Si queremos hacer un retrato del nuevo turista, lo que sabemos es que quiere ser único.
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