En una esquina de la ciudad de Córdoba, una pareja de emprendedores junto con arquitectos lograron un negocio exitoso en un espacio muy particular
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Entre dos imponentes edificios de más de 10 pisos, como si estuviera desafiando la presión que lo rodea, se esconde el café más diminuto del mundo.
Con apenas más de cuatro metros cuadrados, este particular espacio no solo atrae miradas por su tamaño, sino que, para el ojo entrenado, deslumbra por su diseño arquitectónico excepcional, merecedor de reconocimiento a nivel mundial.
Lo que hace más de dos años era simplemente un local abandonado o un “nido de palomas”, experimentó una transformación asombrosa. Gracias a la perspicacia que permitió vislumbrar el potencial latente de este rincón olvidado en la ciudad, paso de ser un espacio desaprovechado a convertirse en un lugar singular que atrae la curiosidad de quienes exploran el barrio de Nueva Córdoba, de la capital cordobesa.
Bautizado como Caffè del Popolo (café del pueblo en italiano), esta cafetería fue ideada teniendo en cuenta qué podría funcionar en un espacio no mucho más grande que una mesa de ping-pong.
“Descubrimos esta esquina donde ya había un local, no lo armamos desde cero, pero estaba abandonado hace años”, cuenta Ramiro Traversa, uno de los dueños del café junto con su pareja Lorena Albaretto. “Cuando estábamos averiguando para conseguir la habilitación, descubrimos que lo agregaron después de terminar el edificio que está a la derecha, el cual ahora alberga el local, pero ni siquiera estaba en los planos originales. Un espacio que surgió un poco al azar”, explica el dueño.
Ubicado en Avenida Hipólito Yrigoyen 398, funciona únicamente como un local take away, una tendencia que explotó en la pospandemia. Además de su arquitectura y diseño minimalistas, aquellos que se acercan por curiosidad también pueden escuchar la constante sintonización de una señal de radio italiana que ambienta el espacio para simular un barcito típico europeo.
“Ya trabajábamos con otras marcas gastronómicas, incluyendo restaurantes de sushi, cocina peruana, pizzerías, entre otros. Cuando nos topamos con el cartel de alquiler, nos pareció buena idea abrir un café por la ubicación estratégica cerca de universidades, hospitales y oficinas, ya que te garantiza flujo constante de clientes desde temprano. Por supuesto, el desafío se presentó en el aspecto arquitectónico del reducido espacio físico”, comparte Traversa.
Con la intención de que el local sobresaliera en todos los aspectos, la realización práctica resultó ser el desafío principal. “Diseñar un dibujo o maqueta es una cosa, pero llevarlo a la realidad es un proceso completamente distinto”, asegura el dueño. El proyecto se realizó en colaboración con los arquitectos de Rare Studio Experimental, con quienes ya habían trabajado previamente, aunque nunca tan involucrados.
Los arquitectos enfrentaron principalmente dos desafíos. El primero era lograr que el lugar se viera en esa esquina escondida. El segundo, responder a las condiciones del lote: un triángulo de cuatro metros cuadrados. El resultado final fue una fachada que destaca como uno de los rasgos más distintivos del lugar, simulando una hoja de papel aplastada con un diseño de fibra de vidrio que crea la ilusión de liquidez.
Luego, se abordó la funcionalidad en un espacio de cuatro metros cuadrados para garantizar la viabilidad operativa de un local gastronómico abierto 18 horas al día, todos los días de la semana. “En lugar de verlo como una debilidad, lo consideramos un distintivo. Decidimos que sería uno de los cafés más pequeños del mundo. Le buscamos la vuelta y realmente nos sorprendimos”, menciona el dueño.
Aunque la intención siempre fue destacarse en este rincón oculto, lo inesperado fue el notable impacto que la creación de este proyecto tuvo en el mundo del diseño. “En ocasiones me ha pasado llegar un lunes y encontrarme con unos 30 estudiantes de arquitectura que están sacando fotos y conversando con el profesor acerca del local. Nos mencionaron en varias revistas latinoamericanas haciendo referencia al proyecto como novedoso. También incluso llegamos a aparecer en una revista de arquitectura de Corea del Sur, y nos nominaron a un premio de proyectos novedosos del año.”, comparte Traversa entre risas.
En el interior del café, solo dos personas pueden trabajar simultáneamente. Aunque pueda parecer un espacio reducido, al estar diseñado como un servicio de take away, resulta suficiente para que se desplacen con comodidad entre los molinillos y la máquina de café, equiparable al espacio utilizado en una cafetería convencional. “Creo que el reconocimiento que ha surgido alrededor de esta obra trasciende la estética; resolvimos eficientemente en tan poco espacio la disposición de la cafetera, las heladeras, la entrada y la salida. Proyectar todo un local en apenas cuatro metros cuadrados no fue fácil”, asegura el dueño.
El pequeño “edificio” se distribuye en tres niveles: en la planta baja, que se abre a la calle, se encuentran los elementos refrigerados, así como el área bajo mesada y algunos elementos adicionales. En el primer piso, se encuentra el cuarto de baño, mientras que en el segundo piso se dispone de un espacio destinado al almacenamiento.
Aunque desde la perspectiva estrictamente empresarial, llevar a cabo este proyecto se aparta un tanto de lo convencional, dado el empleo de moldes preconcebidos de fibra de vidrio que demandaron un trabajo artesanal importante, la inversión no resultó significativa en comparación con la que se requeriría para un restaurante, especialmente debido a la limitada extensión en metros cuadrados.
“La inversión fue modesta y los costos operativos son bajos, ya que, aunque se paga por la ubicación y no por los metros cuadrados en el alquiler, los costos en este caso son reducidos, incluyendo la cantidad de personal. Los plazos de recuperación de la inversión difieren notablemente de lo que estamos acostumbrados”, destaca Traversa.
“Fue sorprendente cómo nuestro proyecto no solo tuvo un impacto local en Córdoba, sino que también despertó interés en otros países como Chile, México, Perú, Uruguay y Brasil. Incluso nos contactaron para explorar la posibilidad de abrir una sucursal. En la actualidad, estamos en proceso de establecer un tostadero y elaborando un plan de negocios para facilitar la expansión a través de franquicias”, cuenta.
La apertura oficial tuvo lugar en diciembre de 2021, pero la construcción comenzó en agosto de ese mismo año. Aunque se trataban de pocos metros, el proceso de transformación implicó la modificación completa de la fachada, la incorporación de dos plantas adicionales, y la instalación de todas las infraestructuras necesarias.
“Básicamente, adaptamos el espacio para que funcione como un local comercial, considerando que en algún momento solo se utilizó para una modesta verdulería y que la mayor parte de su existencia estuvo desocupado”, explica el dueño. Este caso ejemplifica cómo, sin una planificación y desarrollo adecuados, resulta desafiante lograr que espacios tan limitados alberguen un emprendimiento exitoso.
“En un corto período de tiempo este proyecto nos dio una gran satisfacción y sentimos un cariño especial por él. Además, estamos convencidos de que tiene un potencial considerable para seguir creciendo”, asegura Traversa.
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