Con el avance vacunatorio y una vuelta a la normalidad en el horizonte, algunos consejos para asegurarse que la reapertura de las oficinas sea una buena experiencia
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Durante los últimos 15 meses, muchas oficinas estuvieron prácticamente vacías. Las salas de conferencias y los cubículos quedaron sin usar, los ascensores sin funcionar, los archivos sin tocar. Hasta las pizarras quedaron congeladas en el tiempo, y las suculentas tuvieron que cuidarse a sí mismas.
En las próximas semanas, sin embargo, muchos de estos lugares de trabajo volverán lentamente a la vida. Para septiembre, en Estados Unidos es probable que aproximadamente la mitad del millón de oficinistas de Manhattan regresen a sus escritorios, al menos a tiempo parcial, según una encuesta reciente de Partnership for New York City.
Aunque el riesgo de contraer Covid-19 ha disminuido significativamente en los Estados Unidos, especialmente para aquellos que están completamente vacunados, no ha desaparecido por completo y muchos trabajadores siguen nerviosos por regresar a sus escritorios. Muchos otros, por supuesto, ni siquiera tuvieron el beneficio de poder trabajar de forma remota.
“Si todavía te sentís incómodo o ansioso, es totalmente entendible”, dijo Joseph Allen, un experto en edificios saludables que enseña en la Escuela de Salud Pública de Harvard. “Esta pandemia nos afectó a todos de manera profunda, y cada uno tiene sus tiempos antes de estar listo para volver a entrar en la vida o volver a interactuar con personas regularmente”.
Pero los científicos han aprendido mucho sobre el virus durante el año pasado, y hay algunos pasos claros y basados en evidencia que los empleadores pueden tomar para proteger a sus trabajadores, y que los trabajadores pueden tomar para protegerse a sí mismos. Es probable, además, que algunas de estas estrategias tengan ventajas de largo plazo.
“Es importante para nosotros como comunidad, pero también para los empleadores individuales, pensar en estos temas en relación no solo con el corto plazo”, dijo Alex Huffman, científico de aerosoles de la Universidad de Denver. “¿Cómo tomamos decisiones ahora que benefician la seguridad y la salud de nuestros espacios de trabajo en el futuro?”
El desuso trajo problemas
Aunque el Covid-19 es la principal preocupación sanitaria, el hecho de que los edificios hayan estado cerrados mucho tiempo puede presentar sus propios riesgos. Los sistemas de plomería que no se utilizan, por ejemplo, pueden ser colonizados por Legionella pneumophila, una bacteria que puede causar un tipo de neumonía conocida como enfermedad del legionario.
“Los períodos prolongados con agua estancada y tibia en las tuberías crean las condiciones ideales para el crecimiento de Legionella”, dijo el Dr. Allen, “y esas son exactamente las condiciones en las que están muchos edificios subocupados en este momento”.
Algunas escuelas ya han informado que encontraron bacterias en el agua. En edificios con tuberías o accesorios de plomo, también se pueden acumular altos niveles del metal tóxico en el agua estancada. Los empleadores pueden reducir ambos riesgos enjuagando bien los grifos o abriendo el agua y dejándola correr antes de volver a abrir o de usarla.
“Sabemos que lavar el agua durante los períodos de inactividad generalmente reduce los niveles de plomo y también potencialmente las bacterias que se pueden formar”, dijo Jennifer Hoponick Redmon, científica senior de salud ambiental en RTI International, una organización de investigación sin fines de lucro con sede en Carolina del Norte. Y agregó: “Una regla general es que, si hubo mucho tiempo de inactividad, hacen falta entre quince minutos y una hora de enjuague”.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades también recomiendan que las empresas verifiquen si hubo crecimiento de moho o infestaciones de plagas antes de reabrir.
Mejorar la ventilación y la filtración
Debido a que se cree que el coronavirus se propaga principalmente a través de pequeñas gotas en el aire, los empleadores deben actualizar sus sistemas de ventilación y filtración antes de pedir a los trabajadores que vuelvan, advierten los expertos.
“Una cosa que podés hacer antes de volver a la oficina es simplemente preguntar a la empresa qué han hecho”, dijo el Dr. Allen. “Y si escuchás cosas como, ‘Sí, estamos cumpliendo con el código’, entonces eso puede ser una señal de advertencia. Deberían estar haciendo todos los esfuerzos, más allá de cumplir con los requerimientos mínimos de ventilación y filtración“.
Aunque la tasa de ventilación ideal varía, en general, los empleadores deben maximizar la cantidad de aire fresco que entra desde el exterior, expresó. En un espacio relativamente pequeño, digamos, del tamaño de un aula de escuela típica, los empleadores deben apuntar a hacer entre cuatro y seis cambios de aire por hora, lo que significa que la ventilación dentro del espacio se refresque completamente cada 10 o 15 minutos. Abrir las ventanas también puede mejorar el flujo de aire.
Los filtros de aire de alta calidad pueden atrapar la mayoría de las partículas virales en el aire. Algunos edificios comerciales no están equipados con estos filtros de servicio pesado; en esas oficinas, los purificadores de aire portátiles pueden ser efectivos, previenen los expertos.
“Este tipo de unidades portátiles pueden hacer un gran trabajo al sacar partículas de la habitación”, dijo el Dr. Huffman. “Y el siguiente nivel es incluso un filtro HEPA de escritorio, donde tenés una unidad realmente pequeña que proporciona aire limpio en tu zona de respiración directa”.
Estas unidades personales pueden ser particularmente útiles en oficinas con poca ventilación, aunque los expertos enfatizan que los empleadores, no los empleados, deben asumir la carga de mejorar la calidad del aire interior.
Ojo con la desinfección química
Si bien la ventilación y la filtración son cruciales, los empleadores y administradores de edificios deben evitar los nebulizadores, fumigadores, ionizadores, generadores de ozono u otros dispositivos de “limpieza de aire” que prometen neutralizar el coronavirus agregando desinfectantes químicos al aire. “Todas muy malas ideas que pueden contaminar el aire interior”, dijo Delphine Farmer, química atmosférica de la Universidad de Colorado.
Los compuestos que emiten estos productos, que pueden incluir peróxido de hidrógeno, soluciones similares a la lejía u ozono, pueden ser tóxicos, inflamar los pulmones, causar ataques de asma y provocar otros tipos de problemas respiratorios o cardiovasculares. Y no hay evidencia rigurosa de que estos dispositivos realmente reduzcan la transmisión de enfermedades, dijo el Dr. Farmer.
“Muchos empleadores, administradores de edificios y distritos escolares piensan que han resuelto el problema mediante el uso de esos dispositivos”, dijo el Dr. Farmer. “Entonces no se preocupan por la ventilación ni agregan otros filtros. Eso significa que las personas piensan que están más seguras de lo que realmente están“.
Las superficies, por su parte, presentan un riesgo mínimo de transmisión del coronavirus, y los desinfectantes que se les aplican innecesariamente también pueden terminar en el aire y ser tóxicos cuando se inhalan. Por lo tanto, en la mayoría de los lugares de trabajo comunes, es probable que limpiar tu escritorio con lavandina provoque más daño que un bienestar, dijo el Dr. Farmer. No es el caso de otros lugares de trabajo más específicos, como hospitales, laboratorios o cocinas industriales.
Tampoco hay ninguna necesidad particular de usar toallitas o limpiadores antimicrobianos especiales, que pueden impulsar la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos y acabar con las comunidades de microbios benignos o beneficiosos. “Por muy tentador que sea tratar de esterilizar todo, nunca va a suceder y puede haber algunas consecuencias realmente graves”, dijo Erica Hartmann, microbióloga ambiental de la Universidad Northwestern.
No dependas de los “separadores” de escritorio
Durante los primeros meses de pandemia aparecieron barreras de plástico en escuelas, tiendas, restaurantes, oficinas y otros espacios compartidos. “Pueden ser excelentes para detener las gotas más grandes; en realidad, son grandes protectores contra los estornudos”, dijo el Dr. Huffman.
Pero las partículas más pequeñas y ligeras simplemente pueden flotar sobre y alrededor de ellas. Es posible que estas barreras “no proporcionen suficientes beneficios para justificar sus costos”, dijo Martin Bazant, ingeniero químico del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Incluso pueden aumentar el riesgo de transmisión de enfermedades, fomentando comportamientos más riesgosos o impidiendo el flujo de aire.
Hay algunos entornos en los que este tipo de barreras aún pueden tener sentido. “Puede ser una muy buena idea para las personas que de otro modo tendrían un contacto cara a cara muy cercano, como los trabajadores de comercio que atienden las cajas registradoras”, dijo el Dr. Farmer. “Pero más allá de eso, en las oficinas donde estás sentado durante un largo período de tiempo, no hay ningún beneficio en encerrarte en una jaula de plexiglás”.
¿Quién va a la oficina? Hay que pensarlo bien
El distanciamiento social sigue siendo importante. Si un empleado exhala un virus infeccioso, es muy probable que las personas que se sientan directamente en la zona de respiración de esa persona estén expuestas a las dosis más altas. “Si estás sentado en una mesa compartida, a un metro de distancia de alguien, entonces tiene sentido alejarse un poco más”, dijo el Dr. Huffman.
Pero los aerosoles pueden permanecer en el aire durante horas y viajar mucho más allá de los dos metros, por lo que es probable que separar los escritorios cada vez más no sea muy rendidor. “Las órdenes de distanciamiento estrictas, como la regla de los dos metros, hacen poco para proteger contra la transmisión aérea de largo alcance”, dijo el Dr. Bazant, “y pueden proporcionar una falsa sensación de seguridad en espacios mal ventilados”.
En las oficinas en las que la mayoría de las personas están vacunadas y los niveles de contagio locales son bajos, los beneficios del distanciamiento probablemente sean mínimos, dicen los científicos. Pero sí es posible que en los lugares de trabajo con mayor riesgo deseen considerar la reducción del número de personas que están presentes al mismo tiempo. “Ese, para mí, es el mayor beneficio del distanciamiento social en interiores”, dijo el Dr. Farmer. “Es simplemente tener menos potenciales fuentes de Covid-19 en una habitación”.
Las empresas pueden permitir que algunos empleados trabajen en casa de forma indefinida o en días o semanas alternados. También podrían considerar las burbujas, o la creación de equipos separados de trabajadores que no tengan interacciones en persona con aquellos que no están en su equipo.
La creación de burbujas también podría facilitar la respuesta si alguien contrae el virus, permitiendo que el equipo afectado se ponga en cuarentena sin tener que cerrar todo el lugar de trabajo. “Cuando pensamos en reabrir, tenemos que pensar en qué hacemos cuando, inevitablemente, vemos un caso”. dijo Justin Lessler, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad Johns Hopkins. “Hay formas creativas de reducir el impacto”.
Volver a las bases
Lavarse las manos con regularidad puede reducir la propagación de todo tipo de patógenos y siempre es una buena idea. “La recomendación de inicios de pandemia de lavarse las manos durante al menos 20 segundos sigue siendo totalmente válida y es realmente importante”, dijo el Dr. Hartmann.
Y cuando su propia oficina necesite limpieza, un detergente suave generalmente funcionará, agregó: “El jabón y el agua siempre vienen bien”.
Las máscaras y tapabocas también siguen siendo eficaces. “Si ya estás vacunado y todavía te sentís ansioso por volver al trabajo, lo mejor que podés hacer es continuar usando una máscara durante las primeras dos semanas en todo momento, hasta que te sientas más cómodo para quitartela, tal vez, en el escritorio”, dijo el Dr. Allen.
Los científicos recomiendan que los trabajadores no vacunados continúen usando máscaras en la oficina. Pero la estrategia de reducción de riesgos más efectiva es obvia, dijo el Dr. Allen: “Lo principal es vacunarse”.
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