Su diseño y arquitectura fueron pensados para ser 100% fotografiables por sus huéspedes y compartido en redes para su propia promoción
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Dicen algunos analistas que estamos en tiempos de ver y de mostrar. Y las marcas lo saben, es por eso que en los últimos años se multiplicaron las propuestas comerciales que buscan ofrecer escenarios increíbles dignos de ser fotografiados por los mejores instragramers.
Respondiendo a esta tendencia, el hotel The Madrid Edition (a pasos de la Puerta del Sol y la Plaza Mayor) fue concibiendo tanto sus espacios interiores como al aire libre. Hoy, ese complejo se convirtió en uno de los sitios más buscados por miles y miles de turistas que parecen estar a la caza de mágicas y cautivantes postales.
Entre los lugares más conocidos de este hotel se destaca la icónica escalera elíptica blanca, protagonista de miles de fotos que circulan por la red social Instagram.
El responsable tanto de la estética como de la estrategia comercial que se alza tras el sofisticado diseño del hotel llegó de la mano de su dueño Ian Schrager. El lugar -que cuenta con el diseño de John Pawson-, sin dudas, se presenta como un gran escenario capaz de dar rienda libre a las mejores historias tanto gráficas como presenciales.
Uno de los espacios más elegidos por aquellos que buscan cazar un instante que les permitan cosechar likes en el mundo virtual es el salón de juegos. Allí conviven -sin conflictos- una mesa de pool de diseño creada a partir de un solo bloque de mármol junto con un imponente tapiz del siglo XVI.
Quizá este rincón sea la mejor síntesis de este hotel, donde conviven lo clásico con lo moderno. Pero esto ya se comprende desde su pórtico de acceso.
En el edificio donde hoy se encuentra The Madrid Edition antiguamente funcionaba un viejo convento. De esa vieja construcción solo se conserva el imponente portal de acceso de estilo barroco. Según el personal del hotel, éste es otro de los espacios del complejo que más se replica en las redes.
En el complejo reina el ambiente sereno. Allí se destacan los colores claros y neutros. Las habitaciones cuentan con cabezales de camas que son pequeños-grandes gestos esculturales, la mayoría de los cuales están realizados en yeso y son inspiraciones que nacieron como diálogo arquitectónico con el pórtico de acceso.
El lugar ofrece dos restaurantes, uno de ellos con inspiración latinoamericana, denominado Jerónimo. Para llegar a él es preciso atravesar por un sugerente pasillo fucsia que, desde su inauguración, se convirtió en uno de los espacios gastronómicos más instagrameables de todo Madrid. Una vez adentro, los esperan las delicatessen del chef mexicano Enrique Olivera.
En el octavo piso, donde manda el color verde de la naturaleza y con el cielo como techo, la gastronomía invita a recorrer la comida de fusión peruana, de la mano de la restante propuesta culinaria con influencias japonesas, africanas y españolas. Pero aquí no se terminan las opciones.
Para los amantes de los secretos, el lobby cuenta con un bar que no está a la vista y que lleva como nombre Punch Room. El espacio cuenta con una estética que recuerda a los clubes clandestinos de antaño. Allí se pueden disfrutar tanto excéntricos licores como sofisticados tragos. La piscina merece un párrafo aparte. Según algunos visitantes, nadar en ella es como estar flotando en las nubes de Madrid.
El complejo, que cuenta con 200 habitaciones, 23 de ellas son suites y dos de ellas son áticos dúplex que tienen reservado para sus ocupantes impactantes vistas a la ciudad, dignas de más de una sesión de fotos. Como si fuera poco, los áticos cuentan, cada uno de ellos, con un pequeño jardín y piscina privada, que levantan los suspiros de todos aquellos que los conocen.