El Ayuntamiento de San Sebastián propone una modificación del plan urbanístico para frenar el desaforado incremento del negocio turístico que está afectando a sus vecinos
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“La oferta de alojamientos turísticos es suficiente y es el momento de limitar la apertura de nuevos negocios”, proclamó en marzo pasado el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia (PNV). Entonces, anunció públicamente la decisión del Ayuntamiento donostiarra de no conceder nuevas licencias para abrir hoteles y pisos turísticos. Ahora se plantea ir más allá. El consistorio busca modificar el plan urbanístico de la ciudad para declarar “saturada” la zona centro de la ciudad y prohibir la implantación de nuevos usos de hospedaje en estos barrios. El objetivo de la propuesta es poner freno al “progresivo y relevante incremento” que en los últimos años ha experimentado el negocio turístico, un fenómeno que “no ha tocado techo”, según consta en el borrador con el que trabaja el equipo de gobierno municipal.
El turismo ha aumentado un 85,26% entre los años 2005 y 2019 en San Sebastián. La cifra de hoteles y pensiones se ha incrementado un 48,18% desde 2012, sobre todo los establecimientos de tres, cuatro y cinco estrellas (estos han crecido un 116,67%). La capital guipuzcoana (187.000 habitantes) ofrece 18.706 plazas turísticas en un total de 1769 alojamientos. La mayoría son viviendas de uso turístico (1424), hoteles y pensiones (163) y habitaciones turísticas (142), además de albergues (14), casas rurales (14), departamentos turísticos (9), dos campings y un área de autocaravanas, según datos del Eustat referidos a 2022.
La expansión turística ha tenido “afecciones” directas en el “uso y disfrute normalizado y distendido por la ciudadanía residente”, advierte el informe preliminar que sustenta la propuesta de modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que maneja el consistorio. Las pernoctaciones subieron un 95,8% hasta 2019 y este incremento se ha mantenido en menor medida (un 14,6%) en los tres años siguientes, lo que ha provocado que la población turista flotante haya llegado a ser de 9,91 personas por cada 100 vecinos donostiarras. La concentración es más acentuada en los cuatro barrios que conforman la capital. El Centro y Parte Vieja, el Antiguo, Igeldo y Gros son las zonas que más visitantes reciben, en gran medida porque la oferta turística está muy localizada en esos puntos.
Este crecimiento está “condicionando la calidad de vida” de la ciudad y afecta directamente a actividades como la gastronomía, la agenda cultural y la economía, advierte el citado documento municipal. En los últimos meses, en varios lugares de la ciudad se han realizado pintadas contrarias al turismo con mensajes escritos en algunos monumentos emblemáticos que decían “tourist, go home” que en todos los casos han sido borradas por las brigadas municipales de limpieza.
A la vista de esta situación, el Ayuntamiento donostiarra (gobernado por el PNV en coalición con el PSE) propone “impulsar un modelo de turismo sostenible, compatible con un modelo de ciudad igualmente sostenible”. Pretende “garantizar el destino preferente del parque residencial” para dar respuesta “al derecho a la vivienda de la ciudadanía”, “potenciando su utilización como domicilio habitual”. Se trata de resolver la “compleja convivencia” entre la vida cotidiana de los donostiarras y los turistas que se hospedan en edificaciones residenciales para evitar “problemas que afectan al descanso y a la intimidad de los residentes”. La prohibición de abrir nuevos alojamientos turísticos hasta 2026 persigue, asimismo, “garantizar la diversificación de los tipos de actividades económicas” y evitar el riesgo de que el negocio del hospedaje se convierta en un “monocultivo”.
El equipo que trabaja en la modificación del planeamiento urbanístico ha valorado cuatro soluciones, desde mantener el actual régimen urbanístico hasta la prohibición de todas las modalidades de alojamientos turísticas en el conjunto de la ciudad. La propuesta que se someterá a la aprobación del pleno municipal (previsiblemente en esta primavera de 2024) busca ser una medida “intermedia”. Esta consiste en no autorizar la implantación de nuevos usos de hospedaje hasta 2026 (en todas sus modalidades) en el Centro-Parte Vieja, Gros, Antiguo-Ondarreta, Ibaeta y el área del Paseo de Francia por considerar que está “saturada”. El 44,8% de los alojamientos están ubicados en el Centro y otro 22,6% en Gros. La prohibición incluye “todos los ámbitos urbanísticos” de estos barrios. Solo se permitirá abrir negocios en parcelas no residenciales de la periferia. Se propone una salvedad para edificios catalogados y villas, siempre que se preserven “los valores culturales” de la edificación afectada y se evite su degradación arquitectónica.
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