La inspiradora historia de Shabby Chic, el negocio de la diseñadora de interiores Rachel Ashwell y cómo instaló un estilo que es tendencia en el mundo
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En 1989 Rachel Ashwell estaba recién divorciada y quería empezar un negocio que le permitiera equilibrar su vida personal y profesional: tenía un hijo de dos años y un bebé de un mes y medio.
Habiendo crecido en un hogar artístico, conocía el oficio de buscar tesoros en mercados de antigüedades pero no tenía ninguna formación ni experiencia en el área comercial. Aún así decidió abrir un local de accesorios vintage para el hogar en Santa Mónica, California bajo el nombre Shabby Chic, que sería la piedra angular de un nuevo concepto de diseño y un negocio millonario.
El adjetivo shabby, que en inglés suele ser peyorativo (significa usado, viejo, gastado), encontró de la mano de Ashwell una reivindicación en el mundo del diseño de interiores.
La diseñadora dio con la fórmula del éxito en la fusión de lo antiguo y lo moderno, creando ambientes elegantes, románticos y atemporales. El negocio despegó enseguida, atrayendo a miles de clientes, entre los que estaban Bruce Springsteen, Gwyneth Paltrow, Demi Moore, Brad Pitt, Madonna, Michelle Pfeiffer, Julia Roberts y Oprah Winfrey. El éxito fue tal que E! Entertainment le ofreció tener un programa que se emitió de 1998 a 2003.
En 2008 sus hijos habían crecido y Ashwell buscaba un nuevo desafío. Decidió incorporar inversores que tuvieran el capital y las habilidades estratégicas de las que ella carecía, contrató a un CEO y se lanzó a expandir el negocio de seis a 57 locales en cinco años. Pero al mismo tiempo se desató la crisis financiera que llevó a Shabby Chic a la quiebra en 2009.
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Volver a empezar
Ashwell perdió todo, pero todavía creía en el proyecto y estaba determinada a salir adelante. Logró recuperar la marca y volvió a empezar de a poquito con un nuevo lema: más grande no siempre es mejor. Actualmente, tiene un local en Los Ángeles y socios en Tokio, además de la tienda online shabbychic.com que ofrece muebles de alta calidad, ropa de cama y decoración. Por otro lado, desarrolló una faceta como comunicadora publicando libros y a través de su blog.
Hoy la estética que busca la “belleza de la imperfección” vuelve a ser tendencia: el hashtag #shabbychic en Instagram muestra millones de publicaciones que reflejan diferentes y eclécticas interpretaciones, desde estilos bohemios, hasta muebles Luis XV.
Las principales características son:
- Muebles desgastados: piezas de estilo antiguo, como tocadores, cómodas y mesas con patas talladas. Pueden ser muebles de segunda mano restaurados y pintados con colores suaves. La sensación de desgaste se puede generar descascarando la pintura intencionalmente.
- Colores suaves: la paleta de colores Shabby Chic se compone principalmente de tonos suaves y apagados, como blancos, cremas, pasteles y tonos suaves de verde y azul. Estos colores crean una atmósfera tranquila y relajante.
- Superposición de estilos, tramas y texturas: muebles y objetos eclécticos con detalles de confección artesanal, con predominio del aspecto envejecido.
- Telas y texturas: se utilizan géneros que agregan un toque nostálgico y rústico, como telas arrugadas, encaje, algodón y lino.
- Elementos románticos y accesorios vintage: arreglos florales, almohadones decorativos, lámparas antiguas, espejos ornamentados, marcos de fotos envejecidos y objetos decorativos que se podrían encontrar en algún Mercado de Pulgas.
Una cocina estilo shabby chic
En caso de elegir este estilo para la cocina, es fundamental complementarlo con electrodomésticos de tipo vintage. Por ejemplo, heladeras o tostadoras color pastel que combinan la última tecnología con formas y colores inspirados en el pasado.
En cuanto a la vajilla, se puede recurrir a materiales como loza antigua, preferiblemente con detalles decorativos, o platos, tazas y utensilios de porcelana fina o cerámica pintada a mano.