En 2018, una serie de terremotos azotó la isla indonesia de Lombok, matando a 560 personas. El área fue reducida a escombros y cientos de miles fueron desplazados. Cerca del epicentro, la mayoría de los edificios fueron destruidos, en parte debido a la mala construcción de hormigón. Un nuevo proyecto en el área tiene como objetivo ayudar a las aldeas a reconstruirse con casas resistentes al terremoto hechas de bambú.
"Éste es un material liviano y muy resistente", dice Marcin Dawydzik, ingeniero estructural en la oficina de Londres de Ramboll, la empresa de ingeniería, diseño y consultoría que creó una plantilla para la casa. El bambú al ser ligero evita, al momento de producirse un terremoto, tensiones y daños en la estructura de la vivienda. Otra de las ventajas que tiene este producto es su gran flexibilidad. "A medida que ocurre el terremoto, la casa se moverá un poco, se tambaleará y temblará", dice. "Pero eso, en realidad, significa que la energía se está disipando, y todo ese movimiento hace que sobreviva a los movimientos sísmicos más importantes". Cuando los terremotos azotaron Lombok, Dawydzik tenía un amigo que vivía en el área y que estaba colaborando con una organización local sin fines de lucro. Al comunicarse con él para conocer su situación supo que tanto él como su hogar, hecho en bambú, no habían sufrido ningún tipo de daños, mientras que el resto de las propiedades de la zona, que estaban realizadas en concreto, habían sufrido destrucciones totales o parciales, y ya no eran habitables. "Pensé: soy ingeniero y estoy trabajando para una empresa de ingeniería. Y le dije a mi amigo: Tengo las habilidades necesarias para ayudarlos", comentó.
Dawydzik, unos meses después, viajó a Indonesia para ver la destrucción y comenzar a trabajar en un diseño de una vivienda de bambú que podría ser validado como estructuralmente sólido. "Nos aseguramos de que nuestro diseño fuera algo que se ajustara a sus deseos y tradiciones. No queríamos venir a decirles cómo vivir", dice Dawydzik.
En su viaje aprendió, por ejemplo, que las viviendas tendrían que incluir un espacio para guardar motocicletas, ya que allí la mayoría de las personas utilizan ese tipo de vehículos como medio de transporte. Uno de los mayores obstáculos con los que se topó Dawydzik fue cultural, dado que para la sociedad de Indonesia el uso del bambú para la construcción está asociado con los pobres. "Esa sociedad mira a occidente y ven grandes edificios de concreto llenos de vidrio y acero y ellos quieren vivir de la misma manera", explica el profesional.
El equipo de ingeniería regresó a Londres para trabajar en el diseño y se asoció con investigadores del University College London que utilizaron el escaneo 3D en piezas de bambú para ayudar a modelar el render de la casa. "Lo que hacemos es tratar de crear esencialmente un plano digital de cada polo", dice Rodolfo Lorenzo, profesor de ingeniería en la universidad. A diferencia de una viga de acero, un poste de bambú no tiene un tamaño uniforme; pero, al escanear el material, comprendieron cómo funcionaría el diseño. A fines del año pasado, se asociaron con una organización sin fines de lucro local, Grenzeloos Milieu, para construir tres casas modelo, trabajando con miembros de la comunidad calificados y no calificados en la construcción, educándolos sobre cómo se diseña una estructura que resista los terremotos.
Esta organización ahora está trabajando con las comunidades locales para plantar bosques de bambú que se puedan utilizar para construir futuras casas. A medida que esta planta crece, los brotes se pueden usar como alimento. Después de dos o tres años, el material se puede utilizar para hacer muebles o artesanías. A los cinco años, es lo suficientemente grande como para ser empleado en la construcción. "Actualmente, el equipo está modificando el diseño y creando un manual de construcción online: una herramienta que permitirá que alguien ingrese las dimensiones de su propia parcela y luego genere un diseño personalizado de una casa", finaliza Dawydzik.