En Alabama, Estados Unidos, una escuela permite a jóvenes de 20 años renovar propiedades abandonadas, mudarse a esas casas recién remodeladas y tener la oportunidad de comprarlas
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Cuando los estudiantes de 20 o 21 años se reciben de un nuevo tipo de escuela en la ciudad de Birmingham, en Alabama, Estados Unidos, podrían terminar siendo dueños de una casa. El programa Build UP Birmingham es un mix entre educación y solución de vivienda porque plantea que aquellos chicos de noveno año que provienen de familias de bajos ingresos y están en riesgo de deserción escolar, puedan obtener un título de escuela secundaria mientras que se capacitan como trabajadores de la construcción a través de prácticas remuneradas generadas por la propia escuela.
Así, aprenden remodelando casas en Ensley, un barrio con casas precarias en donde viven. Más tarde, pueden mudarse a las casas recién remodeladas y, finalmente, tienen la oportunidad de comprarlas.
Quien fundó el programa fue el educador Mark Martin, que en 2018, después de ver cuán mal equipadas estaban las escuelas, decidió abordar desafíos sociales más complejos: “Los niños con los que he trabajado durante toda mi carrera provienen de entornos bastante difíciles en áreas de ingresos realmente bajos con opciones muy limitadas”, dice.
La escuela se enfoca en la vivienda, uno de los desafíos básicos que enfrentan los estudiantes y sus familias en esa zona. Ensley fue construido como un vecindario para trabajadores de una fábrica de acero, pero cuando cerró, la población se redujo. Algunas casas vacías se volvieron tan ruinosas que luego fueron demolidas; otras se han quedado vacías durante décadas. Las casas de alquiler que se encuentran disponibles están en mal estado. “En Birmingham, todos nuestros niños son afroamericanos, provienen de entornos de bajos recursos”, dice Martin. “La mayoría está en realidad por debajo del umbral de la pobreza. Pero todos alquilan en alguna parte, y muchos alquilan a propietarios de barrios marginales, casas con humedad y varios problemas”, relata.
El programa se dirige a los estudiantes que están en riesgo de abandonar el colegio y les paga una remuneración a medida que aprenden a remodelar sus propios hogares; los constructores novatos reciben US$125 cada dos semanas y, a medida que ascienden a diferentes niveles, esa cantidad crece hasta un máximo de US$200. Muchas de las clases regulares de la escuela también están vinculadas a la construcción; por ejemplo, una clase de geometría se lleva a cabo junto con la clase de taller mientras los estudiantes aprenden por qué los techos tienen ciertos ángulos o por qué los triángulos tienen integridad estructural.
Cuando un estudiante tiene dos años en el programa, él y su familia pueden ser elegidos para mudarse a una de las casas remodeladas, donde pagarán la misma renta que pagaban anteriormente en su vivienda. Al final del programa, después de que los estudiantes terminen su trabajo académico y den un paso adicional, ya sea obteniendo un trabajo bien pagado en la construcción, preparándose para obtener una licenciatura o comenzando su propio negocio, pueden obtener un préstamo sin intereses para comprar la casa ellos mismos. Algunas de las casas son dúplex, por lo que los graduados pueden convertirse instantáneamente en propietarios para obtener ingresos adicionales.
Brindar herramientas para el futuro
El programa también les da a los jóvenes las habilidades que necesitan para convertirse en propietarios de viviendas, ya que aprenden cómo hacer reparaciones ellos mismos y cómo hacer un presupuesto e invertir. “Es realmente difícil enseñar a los estudiantes de secundaria sobre la elaboración de presupuestos y la educación financiera si están completamente arruinados”, dice Martin. “Entonces, al darles cheques de quincenales por sus tareas como si fueran cheques de pago, nos da la base para hablar realmente con ellos sobre cómo presupuestar, ser reflexivos, planificar con anticipación y hacer inversiones, porque nuestros estudiantes necesitan tener éxito en este mundo “. El programa también trabaja con múltiples socios en la comunidad, incluidos profesionales de la salud mental para cuando los jóvenes necesitan ayuda adicional y un banco que ayuda a financiar el inusual modelo de cambio de hogar.
La economía de remodelar casas en el área es desafiante. Una casa de tres habitaciones puede venderse por US$30.000 pero requiere otros US$60.000 o más en refacciones. La escuela comenzó a trabajar con propietarios de viviendas en un suburbio adinerado cercano que frecuentemente derriban casas viejas para reconstruir mansiones más grandes. Durante el último año y medio, 25 propietarios han donado estas casas antiguas, que de otro modo habrían sido demolidas; son transportadas en camiones a lotes baldíos en Birmingham, donde los estudiantes comienzan a trabajar en ellas. Desde que se inauguró la escuela, las familias de los estudiantes se han mudado a siete casas renovadas. Pronto se completarán otros cuatro.
Quien acompaña la iniciativa es la compañía de préstamos hipotecarios Fannie Mae, que está ayudando a que el programa se extienda. El equipo planea abrir pronto una segunda escuela en otro barrio de Birmingham y luego una en Cleveland. También planea ofrecer capacitación para aquellos que quieran comenzar escuelas similares.