En algunas ocasiones cuando tenemos que elegir a un caballo, se nos presenta la disyuntiva sobre la conveniencia de optar por un animal de una raza determinada o un caballo que no responde a ningún estándar racial o también llamado mestizo.
Debe reconocerse que el origen de una raza y su mantenimiento en el tiempo, está relacionado con la inquietud que demuestra el criador para seleccionarlo por sus virtudes que lo hacen sobresalir en la actividad que desarrollan y de esa forma pueden obtener animales que cumplen exitosamente con ciertos fines específicos. Las razas, fueron concebidas con un objetivo claro y perduran al responder a determinados talentos que las distinguen para cumplir con el trabajo, deporte, paseo, y algunas presentan ciertos atributos que le permiten intervenir para mejorar la calidad de otras progenies. Ciertas actividades o deportes son específicas para una raza determinada, como por ejemplo las carreras de caballos de los hipódromos.
Las razas tienen ventajas y nos permiten conocer de antemano su habilidad, idoneidad, la familia de donde proviene, el éxito de sus parientes en la actividad que desarrollan y la característica promedio de su estructura física o psíquica que distinguen a sus integrantes, aunque no debe pasarse por alto que muchos atributos en algunos animales utilizados para el trabajo o deporte, son puestos también de manifiesto por ejemplares que no responden a una casta determinada y esos son los mestizos.
Si tenemos la disyuntiva de la elección de un equino para una tarea específica, basado en que la pueden desempeñar sin inconvenientes un equino de raza como así también los caballos mestizos, la selección debe apoyarse en ciertos requisitos como: conformación general, tipo, aptitud, costo, edad, y además la posibilidad que existan antecedentes que los han distinguido funcionalmente.
Si debemos optar por un caballo de raza o uno mestizo, la respuesta final a este interrogante surgirá de realizar un exhaustivo balance comparativo sobre las ventajas que nos ofrecen unos y otros. Para una decisión final, independiente de la casta o no, el animal deberá demostrar dos cualidades: destreza para desarrollar su actividad y estar acompañado por una gran salud.