Hoteles exclusivos, grandes marcas y gastronomía de primer nivel forman parte de este paseo inolvidable; la ampliación de las playas suma otro atractivo para el turismo, que no para de crecer
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BAL HARBOUR.- “Revenge travel”. El término, tan contradictorio como intrigante, se ha viralizado en las redes sociales en los últimos tiempos, a medida que las restricciones por la pandemia se van derrumbando como fichas de dominó en todo el mundo. Viajes familiares, vacaciones extravagantes, redescubrir lugares favoritos. Y mucho “mimo”, muchos pequeños placeres. Se trata de la gran venganza, una manera de desquitarse y recuperar esos dos años perdidos.
¿Qué mejor lugar para eso que un destino más que conocido para los argentinos, pero que está experimentando un renovado auge a poco de celebrar su 75° aniversario, con nuevos desarrollos urbanísticos, inversiones y más apuestas al lujo: Bal Harbour? Un oasis donde se combinan playas paradisíacas, marcas de primer nivel, la mejor gastronomía y, cada vez más, el arte y la cultura.
Con apenas 2,5 kilómetros cuadrados y unos 2000 residentes estables, la villa de Bal Harbour, custodiada por arenas blancas y agua turquesa, está a apenas 15 minutos del ruido de South Beach y a otros 15 de la Miami artística y cultural. Una ubicación privilegiada que hace que esté lo suficientemente cerca como para poder disfrutar de toda la oferta de Miami y lo suficientemente lejos como para escapar del bullicio y disfrutar de la privacidad y sus playas, que acaban de ser ampliadas con nada menos que 184.000 metros cúbicos de arena, la renovación más significativa en su historia.
Una escena distinta recibe en estos días a los visitantes del célebre Bal Harbour Shops, el más rentable por metro cuadrado de Estados Unidos y hogar de más de 100 de las grandes marcas de lujo. En el apacible patio con palmeras y estanques con peces koi aparecen mesas entre la vegetación, una extensión hacia los pasillos de los clásicos restaurantes y una muestra de que los cambios que provocó la pandemia llegaron para quedarse.
Prestigio y sofisticación
Pero no es todo. Clara señal de que el lujo está de regreso -y con más fuerza- en el camino a la pospandemia, Bal Harbour Shops está iniciando un ambicioso proceso de ampliación, el segundo desde su apertura, en 1965, en lo que sin duda redefinirá el perfil de la villa. Con una inversión de 550 millones de dólares, duplicará el espacio actual y sumará 31.622 metros cuadrados para nuevos locales y espacios de paseo a cielo abierto.
“La renovación de este ícono de compras y paseo de lujo lo conducirá a mantener su liderazgo y lo guiará a una nueva era de prestigio y sofisticación”, afirma Gotmar Giron, directora de Marketing y Eventos de Bal Harbour Shops. “Con el legado de ser el negocio minorista de mayor éxito en Estados Unidos, está listo para transitar la transformación tan esperada”, agrega.
Entre los locales de renombre, como Saks Fifth Avenue, Chanel, Oscar de la Renta, Balenciaga y Ferragamo, hay varios que apuestan a crecer hacia arriba, en dos pisos, algo que potenciará la fama de Bal Harbour Shops de ser el shopping con mayor concentración de tiendas de diseño de Estados Unidos.
La experiencia de recorrer el paseo invariablemente incluye cruzarse cara a cara con algunas estrellas de Hollywood... y oír el acento argentino. Junto con los de Brasil, México y Rusia, los argentinos están entre los primeros visitantes.
Hoteles deslumbrantes
A apenas unos pasos, cruzando la Avenida Collins, se levanta otro preferido de los argentinos desde hace décadas, el tradicional hotel Sea View, considerado uno de los mejores en la relación precio-calidad, que también está en pleno proceso de renovación de sus 220 habitaciones, algunas de las cuales sumaron cocinas completas, living y comedor. Se trata de uno de los más antiguos de Miami (fue inaugurado en 1948, incluso antes que Bal Harbour Shops).
“El mercado argentino es el segundo en importancia después del interno”, afirma Sunny Lee, la gerente comercial de Sea View, que durante la pandemia recibió un aluvión de huéspedes argentinos que llegaban para vacunarse.
A apenas unos metros, y justo frente al Bal Harbour Shops, un deslumbrante lobby con mármol, espejos y arañas de cristal no deja lugar a dudas cuando uno llega: se trata del impactante St. Regis Bal Harbour, uno de los dos resorts 5 diamantes de Miami.
Desde la comodidad de poder hacer el check-in sentado frente a un mostrador y atendido por un mozo con guantes blancos, hasta la atención personalizada incluso en la reposera, este exclusivo enclave de lujo que abrió en enero de 2012 acaba de ser nuevamente categorizado por Forbes como un 5 estrellas. Cada una de sus 216 habitaciones tiene un amplio balcón y vista a la playa, con acceso privado.
El esplendor también está presente en el cercano Ritz Carlton, un poco más al norte, el preferido por los que buscan más privacidad. Es uno de los favoritos de los turistas latinoamericanos. Con apenas dos habitaciones por piso, ascensores semi privados y vistas a la costa que quitan el aliento, potenciadas por ventanales gigantescos, tiene una amplitud que puede ser engañosa, ya que formalmente es considerado un hotel boutique, con 99 habitaciones. Además, goza de una valiosa colección de arte de más de 400 piezas, valuada en más de 3,5 millones de dólares.
Otra no menos impactante opción de hospedaje en Bal Harbour es el preferido de los turistas que buscan estadías un poco más largas, o familiares: el Beach Haus Bal Habour. Mezcla de departamentos y hotel con servicios, está también en pleno proceso de ampliación y remodelación, un proyecto que triplicará su tamaño.
Cocina de primer nivel
La gastronomía está en absoluta sintonía, con el sello de lujo y exclusividad, y es un imán en sí misma para toda la zona. Solo en Bal Harbour Shops, la altísima concentración de restaurantes gourmet incluye en sus opciones desde la clásica comida americana del amplio local de Hillstone, en el segundo piso, hasta el bistró Le Zoo, frente al histórico Carpaccio, de comida italiana y otro preferido de los argentinos.
Deslumbra también el nuevo y sofisticado Makoto, en el primer piso, uno de los mejores de cocina japonesa de Estados Unidos, que acaba de duplicar su tamaño, en el que es habitual ver largas filas y que, al igual que Le Zoo, forma parte de la cadena de Stephen Starr.
Más de 35 millones de personas visitaron Florida entre enero y marzo. Las cifras, difundidas por la agencia de turismo Visit Florida, muestran que, más que nunca, este estado sureño es un imán para el turismo, ya que incluso supera los números anteriores a la pandemia, a lo que se suma otro dato: el fuerte aumento en los precios de los alquileres, que en apenas un año se duplicaron, según The Wall Street Journal.
¿Qué buscan los argentinos en Bal Harbour? “El argentino es un viajero exigente, aprecia el detalle, el buen servicio, y una vez que se enamora de un lugar es muy difícil que se mueva. Siempre vuelve”, afirma Paola Busch, directora de marketing de Bal Harbour Village. “Saben que aquí encontrarán tranquilidad, con experiencias únicas, pero con todo a mano”, señala.
¿Qué más se puede pedir para un viaje “de revancha”?
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