En esta inestable primavera, fieles a su compromiso florecen los lapachos. Era el recordado Félix Luna quien, todos los años, escribía una carta de lectores a la nacion, advirtiendo que estaba en flor el lapacho plantado en Figueroa Alcorta y Mariscal Castilla por el arquitecto Martín Ezcurra, con adecuada orientación y espacio para su desarrollo. Este año es la pintora Cristina Coreleu quien repite esa advertencia y, posteriormente, otro lector. Consideramos, con optimismo, que habría que estar muy distraído o con muy graves preocupaciones para no quedar extasiado ante tanta belleza. Quiero agregar que si ya escribí sobre este árbol, el hecho de haber obtenido varios ejemplares a partir de semillas recogidas en parque Saavedra suma datos útiles para quienes quieran realizar esa experiencia. Advierto que la semilla está dentro de una vaina –chaucha dehiscente–, es decir, que se abre y deja escapar las semillas, de manera que conviene juntarlas cuando aún están en el árbol con la vaina cerrada y dejarlas unos días sobre un papel hasta que abran.
Como es una especie heliófila, que ama o necesita luz, se la debe plantar en lugares abiertos y luminosos con espacio para desarrollarse, y que –según nota del ingeniero Peter Laharrague en la Publicación de la Sociedad Argentina de Horticultura– es muy visitada por las aves, en especial, los picaflores. El nombre botánico de esta planta es Tabebuia ipe. Es originaria de nuestro país, de la selva misionera o del monte chaqueño, habiendo otros lapachos, incluso una especie de flores amarillas que aún no han florecido, y el Instituto de Jardinería del INTA ha logrado mediante podas y métodos de cultivo, ejemplares de tamaño reducido que se cultivan en maceta. En todos los casos, aun con diferencias de tonos u origen, su floración es espectacular. Pero ese enorme valor estético no puede hacer olvidar que es un importante y muy apreciado árbol maderero que por todos sus atributos, incluso los estéticos, es considerado en Misiones monumento natural y flor oficial de la provincia, y que incluso se lo aprecia en medicina popular como reconstituyente con el nombre de lapachol. ¿Será que hemos encontrado por fin a un árbol perfecto?