La emprendedora argentina que creó el mejor perfume de autor del mundo instaló un laboratorio con refill en Chacarita
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Tras la pandemia, los barrios porteños se reconfiguran y buscan su nueva identidad comercial. En este contexto, la zona de Chacarita, poblada de vermuterías, cafecitos en las esquinas, galerías de arte y locales de autor de diferentes rubros, promete convertirse en Le Marais porteño. El barrio parisino que funciona como el centro neurálgico de las tendencias, el diseño y las movidas artísticas de esa ciudad.
Ese fenómeno impulsó el desembarco de la primera perfumería de autor con refill en el barrio, muy en sintonía con las tendencias globales. El modelo, surgido originalmente en Francia e Italia -países con gran tradición en el mundo de la perfumería-, busca recuperar los valores del trabajo artesanal, lo que se conoce como savoir faire y que se perdió con el proceso de expansión de la perfumería de lujo tradicional.
Se trata de una nueva forma de conectar con las fragancias, en la que el foco está puesto en el perfume en su estado más puro.
En esta línea, el concepto de refill apunta a despojar al perfume de todos los artilugios de marketing y publicidad que se concentran en el packaging. El proceso es sencillo: el comprador lleva el recipiente y puede cargarlo cada vez que se le termina con su fragancia favorita. El dato es clave, sobre todo si se tiene en cuenta que, por ejemplo, según datos de Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética de España, la industria utilizó en 2021 más de 200 millones de envases de vidrio.
Y aunque el vidrio presenta ciertas ventajas en cuanto a poder emplearse reciclado y ser reciclable, su fabricación requiere un consumo energético importante y provoca una huella de carbono cuyo impacto se busca reducir. Hay que tener en cuenta que el refill reduce además una serie de desperdicios más allá del propio frasco de vidrio, como el material del dosificador, el tapón, la caja de cartón y otros adornos de la botella.
Adriana Lopardo es la emprendedora y ganadora del premio a la mejor fragancia de nicho a nivel global que entrega The Pure Beauty Global Awards en Londres. Se jugó con esta apuesta en el local que tiene su marca de fragancias de autor en Fraga y Santos Dumont, Blind, el espacio en donde instaló el laboratorio. “La idea de refill está asociada con el consumo consciente. Se trata de disminuir la huella de carbono que implica la producción de un nuevo envase. Es superadora del reciclaje, porque reciclar envases consume también mucha energía. En el caso del refill, la gente llega con la botella de su perfume de la marca y la rellenamos”, explica la creadora de la marca, quien destaca que cada vez son más los que se interesan en el cuidado del medio ambiente, y la pandemia generó también mucha reflexión en este sentido.
Lopardo plantea, además, que el concepto de refill es muy consecuente con las bases de la perfumería de nicho o de autor, ya que despoja a la fragancia de todo lo que la envuelve y le otorga su rol protagónico únicamente al líquido y sus aromas.
De esta forma, la argentina busca sumarse a una tendencia que es mundial: las ventas de recargas y productos recargables en Europa aumentaron un 50% entre enero y finales de octubre de 2022, en comparación con el mismo período del año anterior, encontró The NPD Group, el pasado diciembre durante el Fragance Innovation, la cumbre organizada por Premium Beauty News en París. El mismo informe detalla que tres perfumes, de los cinco lanzamientos más exitosos del año pasado, se venden en formato recargable.
En recargas, Francia lidera el camino: las recargas y los productos recargables representan el 8% de las ventas en la categoría de perfumes en Francia, en comparación con el 6% en Europa y el 3% en América del Norte.
Si bien es una idea que toma fuerza a nivel mundial, el concepto de refill implica algunos desafíos. “Hay una cultura muy fuerte en Argentina, de que el packaging hace a la calidad del producto. Entonces, cuando planteás estos cambios, hay gente que reclama ese packaging. El envase que ofrecemos es de altísima calidad, traído de Francia y es muy simple”, comenta Lopardo. Agrega que, a nivel global, el crecimiento de esta tendencia suele darse de la mano de las marcas de nicho, ya que, a nivel logístico, es más sencillo de implementar con producciones limitadas.
Las marcas globales encuentran más dificultades para llevarlo a cabo a nivel masivo, y surgen soluciones intermedias, como vender el perfume junto a un envase adicional para el refill, una idea que no escapa al marketing, y que sigue implicando una producción adicional de envases.
Inquieta y con la creatividad a flor de piel, el espacio físico de Lopardo busca que quienes lo visiten caten las fragancias. “Definirte por una fragancia, es ponértela, dar una vuelta y ver cómo evolucionó luego de unos 40 minutos. Lo primero que uno siente son las notas de salida, pero después vienen las notas de cuerpo, las que definen la identidad de la fragancia”, agrega. Luego, adelanta que los planes para el local siguen creciendo y en una próxima etapa la idea es armar un espacio para que la gente pueda crear su propia fragancia combinando esencias y aromas.