En noviembre de 2018, cuando Amazon anunció que instalaría HQ2, su segunda sede en la que trabajarían unos 25.000 empleados, en Arlington, Virginia, el mercado inmobiliario local experimentó el impacto. Éste se tradujo en una marcada alza de precios y una fuerte demanda de proyectos de mayor altura. Un año después, los valores promedio de las viviendas habían aumentado más del 50%. En la actualidad, y tras haber vivido una pandemia, el mercado se ha enfriado un poco, pero los precios siguen siendo altos y el inventario es reducido.
Los especialistas estiman que, a medida que el complejo HQ2 complete su construcción y Amazon se convierta en una presencia dominante en la zona, las viviendas (que están tasadas a precios a los de mercado y hasta superiores a ellos) comenzarán a escasear.
Hoy, ante este escenario, las personas de bajos ingresos parecen estar amenazados o, al menos, condenados al exilio. Para contrarrestar la presión sobre el mercado inmobiliario, Amazon financiará la compra de un complejo de departamentos -a precio de mercado- próximo a HQ2 que se conservará durante 99 años como vivienda asequible.
El edificio es un complejo residencial de lujo que cuenta con 825 unidades y que estará ubicado a dos cuadras de las torres de oficinas HQ2 (que aún están en obra). El inmueble fue comprado a US$381 millones por Washington Housing Conservancy (una organización sin fines de lucro que está dedicada a preservar viviendas económicas en la zona) y gracias a la subvención de la firma Amazon.
Durante los próximos cinco años, a medida que los inquilinos y los contratos de arrendamiento se renueven, 619 de sus unidades de lujo estarán disponibles para alquilar a aquellas personas que ganen menos del 80% del ingreso medio del área, o alrededor de US$80.000 al año para una familia tipo. Las otras 206 unidades mantendrán el valor de sus alquileres al precio del mercado.
El monto de la compra incluye un lote baldío, ubicado próximo al complejo residencial, y que se convertirá en un proyecto que incluiría unas 700 unidades de vivienda social. El acuerdo aportaría -en total- unas 1300 unidades económicas al área. La participación de Amazon se produjo por medio del Fondo de Equidad de Vivienda recientemente creado por la firma, que recaudó cerca de US$2 millones. Estos aportes serán utilizados para preservar o crear 20.000 viviendas sociales cerca de las ubicaciones de sus oficinas principales: en Seattle, Arlington y Nashville.
El fondo de Amazon es un reconocimiento tácito de que la compañía ha tenido un impacto significativo en el mercado inmobiliario de la zona y es similar -en algunos aspectos- a un fondo de US$4,5 mil millones creado por Apple, Google y Facebook para compensar el efecto de los gigantes tecnológicos en el mercado de la vivienda en el área de la Bahía de San Francisco y Silicon Valley
En Seattle, donde se encuentra la sede de la compañía, hubo un aumento vertiginoso de los costos de la vivienda y se lo atribuyó al “efecto Amazon”. Esto contribuyó a que los precios de las viviendas nuevas aumentaran al doble de la tasa de las propiedades a estrenar en los Estados Unidos. El financiamiento para el acuerdo de Arlington y otro que se realizó en el condado de King, Washington, son los primeros esfuerzos de Amazon Housing Equity Fund para utilizar la influencia financiera de la compañía destinada a compensar algunos de esos impactos negativos y ser un mejor vecino.
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