1) Correr a menudo daña las articulaciones. Todo lo contrario, correr eficientemente previene su desgaste. El movimiento o entrenamiento favorecen la liberación de líquido de las articulaciones y aumentan el flujo de nutrientes hacia el cartílago. Los principiantes empezarán con 15 a 20 minutos de carrera, aumentando el tiempo a medida que la rutina manifieste avances. Las personas con sobrepeso deberán optar por caminar hasta regularizar el peso. Por otra parte, hoy se encuentran en el mercado distintos tipos de calzado que se ajustan perfectamente a la pisada de cada uno.
2) Hacer trabajo aeróbico es lo mejor para perder peso. No solo, ya que la rutina con sobrecarga (gimnasio) es también provechosa. Hoy, con trabajos planeados con pausas que estén entre 30 y 60 segundos y cargas adecuadas, obtenemos logros en lo cardiorrespiratorio. En cualquier caso, la mejor manera de perder peso es combinar ambos tipos de entrenamiento.
3) Transpirar mucho demuestra un bajo estado físico. Todo lo contrario: un atleta o deportista bien entrenado suda más porque cuenta con una mejor regulación térmica. Por otra parte, en algunos casos la sudoración obedece a una cuestión genética.
4) Cuanto más corra, más voy a mejorar. Falso. Toda mejora o avance en una performance se debe a un trabajo planificado con períodos de trabajo y de descanso. La ecuación sólo cierra con un definido equilibrio que se manifestará con baja posibilidad de lesiones, con performances fascinantes y satisfactorias.
5) Estirar después de entrenarse no sirve de mucho. ¡Al contrario! Un ligero estiramiento ayuda a aliviar tensiones musculares y mejora la movilidad a largo plazo. Para eso, es fundamental estirar los grupos musculares grandes lentamente, manteniendo la postura entre 10 y 20 segundos.
6) Demasiado músculo atrofia el cuerpo. Sólo es cierto en contadas ocasiones (por ejemplo, los fisicoculturistas). En general un entrenamiento de fuerza equilibrado ayuda a mejorar la movilidad. En esto es importante no descuidar ningún grupo muscular y aprovechar todo el radio de movimiento en cada ejercicio.
7) Si sudás perdés peso. Gran error, sudar no tiene nada que ver con quemar grasa; con el sudor uno pierde agua y nutrientes, es muy importante compensar la pérdida de líquidos lo antes posible, para que el funcionamiento de nuestro metabolismo no se desequilibre.
8) Una sola vez a la semana no sirve de nada. Los principiantes pueden mejorar con una hora por semana; los que se encuentran en etapas más avanzadas deberán incrementar la regularidad de dos a tres veces por semana. Sea como fuere, una vez por semana es mejor que nada.
9) Donde crece el músculo desaparece la grasa. ¡Cómo nos gustaría!, pero sólo disponemos de un único metabolismo, así que no podemos quemar grasa sólo en un sitio determinado. De las partes del cuerpo, se nota más en las piernas y en la cara.
10) Se empieza a quemar grasa recién a los 30 minutos de empezar a entrenarse. Falso. El único tipo de ejercicio en el cual el cuerpo prácticamente no quema grasa es el anaeróbico intenso, por ejemplo el sprint. En el ejercicio aeróbico el organismo utiliza como combustible tanto los hidratos como la grasas. El metabolismo alcanza una estimulación importante entre el 65% y 75% de tu capacidad cardíaca máxima. A medida que las reservas de glucógeno se terminan, el porcentaje de grasas por quemar irá creciendo. Cuanto mejor es el estado físico, mejor oxigenación se tendrá y, por lo tanto, mayor será el porcentaje de grasas invertidas. En resumen, el entrenamiento destinado a quemar grasas estará compuesto por 80% de trabajo aeróbico y 20% de ejercicios anaeróbicos.
El autor es profesor de Educación Física y personal trainer. Contacto: xrace2000@yahoo.com