Dennis O’Keefe es un ingeniero agrónomo de 41 años que se convirtió en uno de los referentes inmobiliarios del sector rural e industrial de zona Sur. Proviene de una familia vinculada con el real estate y especializada en campo. Y junto a sus dos hermanos son la tercera generación de la familia que lleva adelante negocios vinculados con los ladrillos. Su padre, Carlos, es un martillero que arrancó vendiendo campos hace 45 años.
-¿Cómo sigue esa historia?
-La historia de mi viejo es medio extraña. Mi abuelo falleció cuando mi papá tenía 18 y para subsistir comenzó vendiendo aceites usados en una estación de servicio. Al tiempo conoció a mi mamá que venía de una familia con campos. Como era muy inquieto y con espíritu comercial comenzó a vender hacienda en el campo de su suegro. Al tiempo le dieron una fracción para vender y al mes ya lo había colocado. Cuando sucedió eso se dijo: "Esto es lo a lo que me quiero dedicar, acá está lo mío". Con el tiempo fue creciendo y se le sumó su hermano, que también es martillero, haciendo venta urbana en Quilmes. A mí me encanta ponerme las botas y trabajar en el campo. Mi padre vio que encaraba para ese lado y me dijo: "si te vas a dedicar a la producción, lamentablemente en este país se te va a hacer muy cuesta arriba, el futuro es la intermediación. Así que tomé su consejo, estudié para martillero, aunque no llegué a recibirme porque estaba haciendo en paralelo la carrera de agronomía. Lo cierto es que más allá del título soy un inmobiliario de cuna. Durante años me dediqué a vender clubes de campos, chacras y campos, pero con el tiempo fui viendo que en la zona Sur también había un gran potencial en el rubro industrial.
-¿Qué señales mostraron ese potencial?
-En la época del gobierno kirchnerista se incentivó mucho el desarrollo de los parques industriales y en especial el de la zona Sur. Esto generó que ese rincón de Buenos Aires creciera fuertemente, lo que se tradujo en nuevas relocalizaciones de grandes y medianas empresas en localidades como Avellaneda, Lanús y Wilde, por nombrar algunas.
-¿Encuentra vínculo entre el sector rural y el industrial?
- Hace un tiempo descubrí que estos dos sectores tienen una fuerte vinculación. El primer punto de contacto es el cliente, dado que en muchos casos los que buscan invertir sus excedentes en tierras rurales son los industriales. El segundo factor es que ambos rubros son inversiones seguras y de bajo riesgo y que demandan poco tiempo. Es decir, vos invertís un capital de 5, 7 o 10 millones de dólares en un campo y lo manejan uno o dos encargados. Algo similar sucede con una nave industrial. El único inconveniente es que estas dos opciones demandan un importante desembolso de dinero. Es por eso que estamos trabajando en conformaciones de pools de inversores para acceder a este tipo de negocios.
-¿Por qué dice que son de bajo riesgo?
-Siempre la compra de tierra fue algo seguro. Es más, históricamente compitió con las tasas de interés y con los bonos. Lo que hay que medir es el riesgo. El campo siempre fue capitalización más renta. Por ejemplo, mi abuelo en 1975 compró 200 hectáreas, con casco, con vacas y a tranquera cerrada y pagó US$12.000; hoy el mismo campo vale US$1 millón. Esta capitalización en dólares y a muy bajo riesgo no la ofrece casi ningún negocio. En el sector residencial el metro cuadrado, en ese mismo lapso, tan sólo creció un 1000 por ciento de capitalización. En el caso del campo, la ecuación es mucho más beneficiosa. Además, las tierras rurales ofrecen una renta histórica que va entre el 2 y 3 por ciento. En la actualidad esta ronda el 1,5 por ciento, mientras que en la parte residencial, hay informes que dan cuenta, que la renta va entre el 1,8 y el 2 por ciento, cuando el histórico de ese sector hablaba del 5 por ciento. Lo cierto es que hoy la renta de todo está más baja. En tanto que los inmuebles industriales hoy presentan una oportunidad única motivada por un escenario de crisis. Es momento de comprar ya que se comercializan terrenos dentro de los parques a valores más bajos que los habituales: el metro cuadrado promedia los US$75, algo similar sucede con la construcción industrial dado que también bajaron los costos: US$250 por metro cuadrado cuando el año pasado oscilaban entre US$300 y US$320. Además, pese al escenario actual la rentabilidad anual en proyectos industriales de primer nivel sigue siendo atractiva ya que oscila entre el 5 y 8%.
-¿Quién invierte en el sector industrial?
-Hay desarrolladores que fueron o son prestadores del Estado del rubro de la construcción que trabajaron en obras de infraestructura, dueños de corralones, empresarios vinculados con maquinarias viales, por ejemplo, son personas que hoy salen a posicionarse en tierras porque entienden cómo funcionan los procesos económicos. Los que pueden aprovechar este oportunidad de negocio son los que hoy están con liquidez.
-¿Qué inversión recomienda?
-La tierra en la Argentina siempre tendió a subir. No conozco a nadie que haya hecho malos negocios invirtiendo en tierra y ladrillos.
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