Los potrillos recién nacidos tienen un aparato inmunológico inmaduro, por este motivo son vulnerables y receptivos a padecer enfermedades infecciosas ligadas a un alto contagio y mortalidad. El recién nacido se caracteriza por poseer una incipiente capacidad de respuesta inmunológica y este es el motivo que marca la importancia que tiene recibir calostro para lograr su supervivencia. El calostro consiste en un líquido lechoso, secretado por la glándula mamaria materna y con una importante cantidad de anticuerpos preparados por la madre para su cría, para protegerlo contra infecciones. Esta transferencia pasiva de anticuerpos de la yegua al potrillo, es necesaria dado que la placenta no permite el pasaje de los anticuerpos maternos hacia el feto.
Debida a esa incapacidad de respuesta de su aparato inmunológico, requiere la ingestión y posterior absorción de los anticuerpos (inmunoglobulinas) que la madre elaboró y aporta por medio del calostro. La absorción intestinal de los mismos, en las primeras seis horas de nacido es máxima, luego decae sensiblemente a medida que transcurren las primeras horas de vida y finaliza a las 24 horas de vida extrauterina. La madre gestante es la encargada de producirlos por su aparato inmunitario, aunque a partir de las primeras 24 horas de nacida la cría, se instaura un cambio necesario en la glándula mamaria y es reemplazado por la secreción de leche, a partir de este momento la yegua se ocupará de producir el elemento para su nutrición.
Esta ingestión por parte del potrillo, es crucial para su protección inmunitaria en los primeros meses y requiere que se cumplan tres aspectos fundamentales: 1) debe tomar un volumen suficiente de calostro para asegurar su inmunidad, 2) su intestino debe absorberlo correctamente y 3) el calostro debe contener la cantidad adecuada de inmunoglobulinas.
La viabilidad de esos anticuerpos maternos para protegerlo contra las enfermedades, tiene una duración promedio que se extiende hasta el tercer mes de vida del potrillo, aunque ese lapso es fluctuante y con variaciones. Cuando el potrillo tiene más edad, es aconsejable comenzar a vacunarlo, de esa manera se estimula su aparato inmunológico, se lo prepara y capacita para responder un agente infeccioso.