De cantera abandonada a lujo subterráneo: cómo es el hotel que fue construido bajo tierra
El InterContinental Shanghai Wonderland fue inaugurado en 2018, tiene 337 habitaciones repartidos en 18 pisos y su construcción costó aproximadamente US$555 millones
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En el mundo de la arquitectura, hay edificios que sorprenden por su altura, pero pocos logran hacerlo por su profundidad. En una cantera abandonada a 30 kilómetros de Shanghái, China, comenzó su construcción en 2006 y fue inaugurado en 2018 una de las obras de ingeniería más asombrosas del siglo XXI: el InterContinental Shanghai Wonderland. Este hotel subterráneo, apodado el “rascasuelo” en contraposición a los rascacielos tradicionales, no solo desafía los límites del diseño, sino que también redefine la experiencia del lujo en un entorno único.
Un rascacielos construido hacia abajo
El InterContinental Shanghai Wonderland está construido en el interior de una cantera de 90 metros de profundidad. Su diseño vertical invertido lo convierte en una rareza arquitectónica: de sus 18 pisos, 16 están por debajo del nivel del suelo y dos se encuentran sumergidos bajo el agua. Esta obra maestra, documentada por Discovery Channel en su serie Megaestructuras, no solo representa un hito en términos de ingeniería, sino que también es un ejemplo de construcción sostenible.
Cada una de las 337 habitaciones y suites del hotel ofrece vistas de la cantera. Mientras que las habitaciones superiores cuentan con balcones con vista a cascadas artificiales que recorren las paredes de piedra, las suites más exclusivas, ubicadas bajo el agua, permiten a los huéspedes observar la vida marina desde su propio cuarto. Estas habitaciones acuáticas, además, disponen de servicio de mayordomo personal las 24 horas del día.
Un desafío de ingeniería
El proyecto del InterContinental Shanghai Wonderland requirió más de 12 años de desarrollo y la colaboración de más de 5000 personas. Su construcción comenzó en 2006 y finalizó en 2018, con una inversión total estimada en US$555 millones.
El diseño estuvo a cargo del estudio de arquitectura JADE + QA, en asociación con la prestigiosa firma británica Atkins, reconocida por proyectos icónicos como el Burj Al Arab en Dubái. Construir en el interior de una cantera abandonada representó desafíos únicos, desde la necesidad de estabilizar la estructura en una pared de roca hasta garantizar la seguridad en caso de inundaciones. Para ello, el hotel fue diseñado con avanzados sistemas de drenaje y protección contra filtraciones, asegurando su viabilidad a largo plazo.
Un hotel de lujo en armonía con la naturaleza
Desde el inicio, el hotel fue concebido con un enfoque ecológico. Aprovecha la energía geotérmica y solar para reducir su impacto ambiental y reutiliza el espacio de una cantera en desuso en lugar de alterar un ecosistema nuevo.
Las instalaciones del hotel reflejan su exclusividad: cuenta con un restaurante submarino, un spa de lujo, un centro de convenciones con capacidad para 1000 personas y diversas opciones gastronómicas. Además, una pasarela de suelo de cristal permite a los visitantes recorrer la cantera desde una perspectiva única.
Actividades para los más aventureros
No solo es un refugio para el descanso y la relajación, sino también un destino para los amantes de la adrenalina. Entre sus experiencias más exclusivas, el hotel ofrece escalada en roca, puenting y kayak en el lago de la cantera. Estas actividades permiten a los huéspedes explorar el entorno natural de manera inmersiva, haciendo de su estancia una experiencia inolvidable.
Este “rascasuelos” no solo ha sido aclamado por su diseño y su innovación tecnológica, sino que también se ha consolidado como un modelo de desarrollo sostenible y regeneración urbana. Su éxito ha despertado el interés de arquitectos y urbanistas de todo el mundo, que ven en este tipo de construcciones una alternativa viable para reutilizar espacios degradados sin afectar el medio ambiente.
Con su combinación de arquitectura audaz, lujo incomparable y respeto por la naturaleza, el InterContinental Shanghai Wonderland no es solo un hotel, sino una proeza de la ingeniería que redefine lo que significa la hospitalidad en el siglo XXI.
LA NACION
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