Contar con el respaldo de expertos y una estrategia clara permite gestionar los desafíos que surgen durante el proceso de construcción, maximizando recursos y minimizando costos imprevistos
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Construir una casa o un departamento es un sueño para muchos, pero también puede convertirse en un desafío si no se planifica correctamente. La clave para ahorrar tiempo y dinero radica en evitar errores comunes y optimizar los recursos desde el principio. “En nuestra experiencia, una buena planificación permite ahorrar entre un 15% y un 20% de los costos totales”, aseguró a LA NACION la arquitecta Camila Beccar Varela, gerente general de Micelio Desarrollos.
De acuerdo al último dato disponible del mes de octubre, construir una casa de 315 m² en un barrio cerrado implicó un costo de US$874.098, con un valor de US$2774/m², según el informe más reciente de Reporte Inmobiliario.
Recomendaciones a tener en cuenta
- Precisión para ahorrar. Al tener una planificación sólida, se puede llegar a ahorrar entre el 15% y el 20%. Esto tiene que ver con que con una planificación a conciencia, se pueden llevar adelante acopio y licitaciones de construcción para obtener precios competitivos de mercado.
- Confiar en los profesionales. Es habitual que los clientes quieran resolver algunas cosas directamente, y no ven el riesgo que conlleva tomar decisiones de temas sobre los cuales no tienen experiencia. Es fundamental que haya un profesional idóneo liderando todo el proyecto, desde el diseño hasta el final de obra.
- El valor de tu tiempo. Algunas compras o resoluciones parecieran que van a ser más económicas si las hacemos nosotros mismos, pero es fundamental factorizar que el tiempo de uno también vale. Y si consideramos que alguien que no tiene experiencia en el tema va a insumir más tiempo que alguien con un recorrido profesional en el rubro, es altamente probable que se termine gastando más tiempo del necesario, sin mencionar las frustraciones que conlleva no poder destrabar los temas.
- Pensar a largo plazo. Por más que la construcción de una casa está más relacionada con un proyecto personal o familiar, es importante considerarlo también como una inversión. En este sentido, si se considera que quizás dentro de 10, 20 o 30 años se va a querer vender la propiedad, es prudente que el diseño de la misma contemple esto, y eventualmente también se pueda adecuar a otra familia con un bajo nivel de inversión para remodelaciones.
Definir objetivos
Uno de los errores más frecuentes es no tener una visión clara de los objetivos del proyecto. Camila Beccar Varela subrayó la importancia de definir aspectos como las dimensiones, el estilo y el presupuesto antes de comenzar. “Muchos propietarios simplifican las etapas de diseño y no asumen que irán cambiando decisiones durante la obra. Esto genera demoras y sobrecostos. Un arquitecto de confianza puede guiarlos para tomar las decisiones en el momento adecuado”, explicó.
Es fundamental que el propietario identifique sus prioridades desde el inicio. La arquitecta aconseja incluir un cronograma detallado y un plan de contingencia en caso de imprevistos. Además, recomienda realizar un análisis de costos proyectados para cada etapa, de modo que el presupuesto sea realista y permita afrontar los gastos sin sobresaltos.
En el caso de las construcciones en barrios cerrados, es vital considerar los reglamentos específicos de cada lugar. Estos incluyen restricciones de diseño y retiros reglamentarios que, de no cumplirse, podrían derivar en multas y retrasos. En este sentido, Beccar Varela aconsejó trabajar con un estudio de arquitectura que tome estos parámetros como punto de partida.
La importancia del arquitecto
Elegir el estudio adecuado es esencial, ya que la relación con los arquitectos podría extenderse por más de dos años. “El estudio o el profesional debe estar recomendado por alguien de confianza y haber demostrado casos de éxito. Una buena comunicación entre el cliente y el arquitecto es clave para canalizar los deseos y expectativas”, destacó la arquitecta.
Matías Beszkin, socio de Alton Desarrollos, señaló que construir un departamento implica un nivel similar de compromiso al de una casa. Es fundamental evaluar no solo el diseño, sino también la capacidad del arquitecto para adaptarse a los cambios que puedan surgir durante el proceso”.
Para maximizar esta relación, los expertos sugieren definir un contrato que detalle responsabilidades, entregables y tiempos estimados. Reuniones periódicas con el arquitecto ayudarán a mantener el control sobre el avance del proyecto y a resolver problemas de manera temprana.
Licitaciones y contratos
Para reducir costos, Beccar Varela recomienda licitar todos los rubros de la construcción. Esto puede hacerse bajo la modalidad “llave en mano” o “por administración”, pero siempre con al menos tener dos presupuestos para comparar. “El proceso de licitación debe ser liderado por el estudio de arquitectura. Este es el gasto más grande del proyecto, y si no se hace con detalle y experiencia, los sobrecostos pueden ser sorprendentes”, advierte.
Además, es importante incluir penalizaciones por incumplimientos en los contratos, tanto para los proveedores como para los constructores. Esto asegurará que se respeten los tiempos y la calidad pactada. Las cláusulas deben prever posibles cambios en los precios de materiales, especialmente en contextos inflacionarios.
En cuanto a los contratos, estos deben detallar cada aspecto del proyecto. “Las reglas de juego deben quedar claras desde el inicio, ya que el proceso de construcción puede durar alrededor de un año”, afirmó Beccar Varela.
Optimizar recursos y tiempo
El tiempo también es un recurso valioso. Beccar Varela enfatiza que delegar en profesionales es clave. “A veces, los clientes intentan resolver ciertos temas por su cuenta, pero esto suele ser contraproducente. El tiempo de uno también tiene un costo, y la falta de experiencia puede llevar a gastar más”, asegura.
La tecnología puede ser una gran aliada. Herramientas como programas de modelado 3D (BIM) y aplicaciones para el seguimiento de obras permiten visualizar el proyecto antes de construir y detectar posibles errores. Además, los presupuestos detallados y negociaciones anticipadas pueden marcar una gran diferencia en costos. Por ejemplo, congelar precios con pagos anticipados o elegir planes de cuotas favorables puede generar importantes ahorros.
Una inversión a largo plazo
Pensar en la casa o el departamento como una inversión a futuro también es crucial. “El diseño debe ser flexible para adaptarse a los cambios en la vida de los habitantes y en las necesidades del mercado. Una propiedad que puede ajustarse a nuevas demandas siempre tendrá mejor respuesta”, explicó Beszkin.
Además, elegir materiales de alta durabilidad y tecnologías sustentables no solo contribuye al cuidado del medio ambiente, sino que también reduce costos de mantenimiento a largo plazo. Evaluar el costo-beneficio de incorporar energía solar, sistemas de aislamiento térmico y otras innovaciones puede resultar en ahorros significativos.
También es importante considerar la ubicación, los servicios del entorno y la posibilidad de realizar modificaciones con poca inversión. Beccar Varela concluyó que la casa no solo es un espacio para vivir, sino también un refugio de valor que podría convertirse en una buena inversión a futuro.
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