El sector inmobiliario ha sido la gran víctima del cepo cambiario y de la brecha entre el dólar oficial y el blue. Desde que se agudizaron las restricciones para adquirir dólares, el mercado se desplomó. Por un lado, se tornó dificilísimo que comprador y vendedor acordaran un precio y, por otro lado, la relación salario/m2 se agravó en perjuicio de los trabajadores. Es así como las compraventas de inmuebles en la Capital Federal se desplomaron un 33% en 2013. El gran golpe fue la ampliación del cepo, a mediados del 2012 cuando el Gobierno prohibió la venta de dólares para transacciones inmobiliarias con hipoteca bancaria. Hasta ese entonces, la gente obtenía crédito bancario en pesos y se le autorizaba su conversión a moneda extranjera en el acto de escritura. El cambio de reglas implicó en el Banco Ciudad que tan sólo en el último año 3600 familias menos accedieran a su vivienda, ya que pasamos de 6427 hipotecas en 2011 a sólo 2813 en 2013. Tan fuerte fue el cimbronazo, que el Banco Ciudad ganó market share en este período. Recordemos que los créditos hipotecarios como % del PBI constituyen un irrisorio 1,7%. Un gobierno bien orientado debería preocuparse por expandir el crédito con destino a vivienda en vez de ahogar las escasas fuentes existentes. Otra novedad negativa para el sector fue el fuerte aumento de tasa de interés. La buena noticia de estos días es que comenzaron a escriturarse propiedades del programa Mi Casa BA que nuestro banco lanzó junto con el Instituto de la Vivienda (IVC) de la ciudad de Buenos Aires. Especialmente diseñado para esta coyuntura, ya que la cuota de inicio es 60% más baja que en las líneas bancarias tradicionales, el adquirente paga un monto en moneda constante (revisado mes a mes según una canasta del GCBA), que se asemeja al monto de un alquiler. De no haberse lanzado estas líneas, la caída del crédito bancario hubiera sido aún mayor. Para reactivar el golpeado mercado inmobiliario es vital derogar el cepo sobre el sector, en especial que vuelva a permitirse a los argentinos el acceso a las divisas con destino a la compra de vivienda. De existir preocupación, sobre el potencial impacto en las reservas del BCRA, la liberalización podría limitarse en una primera etapa a las líneas sociales de los bancos públicos o segmentarse por perfil de adquirente o tipología de vivienda o barrio.
El autor es vicepresidente del Banco Ciudad